Boca en el pecho de la camiseta y Racing en la parte superior de la espalda, arriba del número (Betsson). River en el frente y Lanús en la parte inferior de la espalda (Codere). Newell’s, Rosario Central (City Center), Vélez y Estudiantes de La Plata (bplay) también en el pecho. Ocho de los 28 clubes de la Liga Profesional –también patrocinada por bplay– ya tienen publicidad de las casas de apuestas en las camisetas (el 28%). Y el número puede seguir en alza, ya que la selección argentina, la Copa Argentina y la Primera Nacional cuentan con una casa de apuestas como «sponsor oficial» (BetWarrior). Con el juego online legalizado a fines de 2021 en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, la AFA –el fútbol argentino– no hizo más que recibir con los brazos abiertos a los dineros ávidos de la publicidad de las casas de apuestas, prohibida en las principales ligas de Europa –la última, la Premier League– por su correspondencia: el arreglo de partidos y la ludopatía, en especial entre los jóvenes. Las publicidades de Boca y River exponen hasta las necesidades de los grandes de la Argentina. Y más: una época de la industria del fútbol.
El jueves, Betsson «debutó» en un partido oficial de Boca, en el 4-0 a Monagas por la Copa Libertadores en la Bombonera –Conmebol firmó con Sportingbet y bwin–, aunque se había presentado en sociedad en el homenaje a Juan Román Riquelme. La publicidad de una casa de apuestas amplió las diferencias entre el vice de Boca y el presidente Jorge Ameal. «No estoy de acuerdo con el juego, con las empresas que podés jugar por el teléfono, las apuestas», había dicho Ameal en 2021. Después de un año con la camiseta «limpia», se impuso la propuesta de Riquelme y la voluntad de la mayoría de la comisión. La empresa sueca Betsson le pagará a Boca 7,5 millones de dólares por un año y medio de contrato (hasta diciembre de 2024). River había cerrado en agosto con la española Codere: 3,5 millones de dólares por año hasta 2025. La diferencia a favor de Boca sembró algún reparo de los socios de River para la dirigencia que encabeza Jorge Brito. En 2022, Codere registró pérdidas por 49 millones de dólares. A mediados de 2023, más allá de un ciberataque a principios de año, recortó el 21,5% de sus pérdidas en el primer trimestre (hasta 22,9 millones), a partir del desembarco en Argentina y México. En River aseguran que Codere cumplió con los pagos en tiempo y forma. Boca y River comparten la publicidad de DirecTV, debajo del número.
Por fuera de Boca y River, en el sótano del fútbol de ascenso, menos iluminado, se suceden las denuncias de arreglos de partidos. El año pasado, El Porvenir lo hizo ante la AFA y la Justicia: apuntó contra jugadores propios, sospechados por haber cobrado dinero del mercado clandestino para «ir para atrás». El Porvenir descendió a la Primera D, última categoría del fútbol argentino. Los futbolistas son apenas el último eslabón en la larga cadena de las apuestas. Si la historia de Rodrigo Aliendro, figura de River, es puesta como «ejemplo de superación», ya que bajó a jugar a la C con Ituzaingó en 2013 y a la par trabajaba de delivery, repartiendo pizzas y empanadas en moto por el Oeste del conurbano, otros jugadores aceptan el dinero fácil de las apuestas para hacer ese extra necesario que les da un trabajo paralelo al del fútbol.
En marzo, Javier Balbuena, arquero de Puerto Nuevo (Primera C), acusó a un entrenador por las apuestas: «Me ofreció dólares para que me tire para atrás». Esta semana, Claudio Paul Leguizamón, mediocampista de JJ Urquiza (C), relató en Instagram: «Recibimos un llamado de unos apostadores para perder. El grupo dijo un no rotundo. Mientras este plantel esté al frente, le decimos que no a la corrupción. Son ladrones de sueños, proyectos y anhelos. Nosotros somos laburantes del ascenso». Los que «tocan» a los protagonistas –también a árbitros–, los que ofrecen los arreglos de partidos, son otros protagonistas, desde jugadores hasta técnicos y representantes. Y suelen responder a peces gordos, conectados con mafias y poderes del exterior. Declan Hill, el mayor investigador sobre arreglos de partidos vinculados a las apuestas, calificó de «mierda total» a lo que ocurre en el ascenso. «En Argentina vemos tantas señales de peligro, banderas rojas en tantos partidos…», le advirtió en marzo a Tiempo. «Es un cáncer que destruirá la credibilidad si no es eliminado».
Las últimas noticias de las apuestas y los arreglos en el ascenso llegaron a los oídos de Claudio «Chiqui» Tapia, presidente de la AFA curtido en el ascenso, como jugador en Barracas Central y Dock Sud. En Brasil, el escándalo trepó hasta el Brasileirão, en el que 17 de los 20 clubes tuvieron publicidades de las casas de apuestas en las camisetas. El Ministério Público do Goiás sospechó de 13 partidos (seis del Brasileirão 2022, el resto del ascenso). «Operación Pena Máxima II». Sobornos de R$ 100.000 (US$ 20.000) por forzar una falta, una amarilla, una roja, un penal (en contra). Hubo 16 detenidos. Siete, futbolistas. Marcus Vinícius Alves, Romário, fue expulsado de por vida. Tiene 21 años. Jugaba en Vila Nova, en el Brasileirão Série B. La condena se amparó en que Romário ofrecía arreglos a compañeros y otros jugadores, no sólo los aceptaba, como el caso del defensor argentino Kevin Lomónaco, 21 años, surgido de Lanús, exPlatense. Lomónaco fue separado del plantel de Red Bull Bragantino, que juega la Copa Sudamericana. Documentos filtrados por la prensa indican que hay más de 50 jugadores que fueron nombrados en las investigaciones.
Desde la cuenta oficial de Twitter, Racing incentivó incluso a apostar a través de Betsson. Hay una generación de adolescentes atrapados por las apps de apuestas en el celular. Ludopatía. Alta presencia publicitaria de influencers y youtubers, que desplazan a la TV. Y, además de las camisetas y las transmisiones de los partidos, mucho PNT de periodistas «estrellas» en las redes sociales. El primer patrocinador en la indumentaria del fútbol argentino fue el refresco Crush en Boca, en los 60, en los buzos de los jugadores. En la camiseta, el primero fue un banco, Cooperativa Saénz Peña, en Estudiantes de Caseros en 1978, cuando estaba en Primera. Eran tiempos del Prode, que daba apenas tres opciones: local, empate, visitante.
En abril, la Premier League anunció que, a partir de la temporada 2026/27, no habrá casas de apuestas como patrocinador principal en las camisetas (hoy en ocho de los 20 clubes, el 40%). La eliminación fue un acuerdo entre los clubes. En la temporada de la Premier que arrancará en agosto jugará, después de 31 años, el ascendido Luton Town Football Club, a cuyo estadio para 10.356 hinchas, el Kenilworth Road, se accede entre las casas de los vecinos, en un complejo de viviendas sociales. Luton Town es manejado por dirigentes locales, nacidos en Luton, sur de Inglaterra. Y fue el primer club inglés que, a pesar de las necesidades, rechazó el patrocinio de las casas de apuestas. El que marcó el camino.