Christian Bragarnik, Daniel Angelici y Roberto Sagra salen de la inauguración del predio de Boca en Ezeiza bajo un cielo cargado de nubes. Es la tarde del 3 de abril. Se disponen a pasar unos días de descanso en un spa de Uruguay. El representante más poderoso del fútbol argentino y el presidente de Boca le prometen a Sagra, entonces aspirante a la presidencia de San Martín de Tucumán, que en caso de que gane colaborarán con el club. Bragarnik y Angelici aceitan aún más la relación. Durante el verano compartieron días en el Balneario 12 de Mar del Plata, después de que cerraran, a mitad de 2016, las contrataciones de Fernando Zuqui, Walter Bou y Darío Benedetto y, en enero, la de Agustín Rossi. Sagra, zar del juego con más de mil máquinas e investigado por delitos económicos en Tucumán, fue electo el 11 de junio como presidente de San Martín.
«Christian es uno de los representantes que más sabe del fútbol argentino y que más contactos tiene. Tuvimos un par de reuniones. Es uno de los que se ha comprometido a colaborar. Nos presentó un amigo en común. Hablaremos con él porque tiene buenos jugadores, pero acá no habrá gerenciamiento», dice Sagra, empresario del azar como Angelici, el amigo en común con Bragarnik.
El romance con Angelici lo acercó a Bragarnik hasta la Selección. El vicepresidente primero de la AFA, con el aval de Claudio Tapia, lo invitó a sentarse a la mesa durante las conversaciones por la ruptura del contrato de Jorge Sampaoli con el Sevilla en España. Bragarnik -46 años, hincha de Vélez, abogado egresado de la Universidad de Flores, mediocampista de Yupanqui en la D a finales de los 90- es hoy el influencer del fútbol argentino.
El radio de influencia no sólo se limita al acercamiento de entrenadores y jugadores a los clubes, como la reciente llegada sin cargo, gratis, de Andrés Cubas y Franco Cristaldo a Defensa y Justicia -club en el que Bragarnik hizo pie para saltar a otros-, a diferencia de cualquier jugador de Boca que se va cedido. La penetración de Bragarnik en el club que preside Angelici despertó el enojo de otros representantes, con años y afinidades, como Eduardo Gamarnik y Adrián Ruocco, vinculados a los juveniles de Boca. Bragarnik, mientras, llevó a Defensa de la B Nacional a la Copa Sudamericana. Antes de vencer 1-0 a Chapecoense de Brasil en Florencio Varela por la ida de los dieciseisavos de final, Defensa realizó tres cambios en la lista de buena fe para enviar a la Conmebol: Cubas, Cristaldo y Marcelo Torres, tres juveniles de Boca. Torres, goleador de la Sub 20, decidió no mudarse a Defensa. Cristaldo y Cubas fueron cedidos a préstamo sin cargo. Por Cubas había otros clubes dispuestos a pagar por su cesión.
En Arsenal, por ejemplo, Bragarnik compró un grupo electrógeno y semillas para el resembrado del césped. «Ni Tapia ni Angelici necesitan un consejo mío. Me junté con ellos para romper el contrato de Sebastián Beccacece. En Sevilla comí una noche con ellos, porque estaba ahí por otros asuntos. Es lógico que se especule de mí por cualquier cosa», aclaró. Beccacece es el ayudante de campo de Sampaoli en la Selección. Antes de llegar a Defensa y Justicia, Beccacece trabajó en Universidad de Chile. En ese país, Bragarnik integra el directorio de Unión La Calera Sociedad Anónima Deportiva, apuntada por las triangulaciones de futbolistas. El año pasado, Bragarnik convocó a Mario Pobersnik para que dirigiera La Calera. Era el entrenador de la Séptima y la Octava de Racing. En el club de Avellaneda, Bragarnik se había abierto las puertas de par en par con Diego Cocca, técnico campeón del torneo de Primera División 2014. Pobersnik se despidió sin dirigir ningún partido desde el banco de suplentes: no fue habilitado por el Colegio de Técnicos de Chile. En la actualidad trabaja en la Reserva de Boca.
Bragarnik Fútbol Club
La escudería Bragarnik, en verdad, se llama Score Fútbol SA. En su oficina entra el aire del dique que llega desde la esquina de Juana Manso y Encarnación Ezcurra, enclave de Puerto Madero, y en otras hay juegos electrónicos y camillas relajantes para sus jugadores. Se lanzó a la compra-venta con Mariano Monrroy, quien pasó de Talleres de Córdoba a Irapuato de México en 2002. Al año, Bragarnik era el presidente de Querétaro, cuyo dinero provenía del narcotráfico. Poco a poco, tejió una red en ese otro país. De América de México llegó Paolo Goltz a Boca, y antes Benedetto, la figura de «la estrella 66».
En octubre de 2014, un informe de un organismo de control en base a datos de Reporte de Operación Sospechosa (ROS) emitidos por entidades bancarias observó que «el monto de la operación» de Julio César Rodríguez, de Defensa a Dorados de Sinaloa a cambio de 70 mil dólares, resultó «llamativamente exiguo para el mercado internacional del fútbol profesional». El facsímil detalla: «(Bragarnik) se encuentra vinculado a clubes de fútbol profesional en Tijuana y Sinaloa de México por su relación con la familia de Jorge Hank Rhon (ex alcalde de Tijuana), propietario u operador de casas de apuestas, hipódromo, comunicaciones, casinos, discotecas, centros comerciales, hotelería y agencias de viaje, entre otros». Hank Rhon, sostiene el informe, «ha sido investigado por contrabando, homicidio, defraudación fiscal, lavado de dinero y posesión ilegal de armas». La investigación nunca avanzó. Entre los por qué, marcan, se encuentra Claudia María Angelici, hermana del presidente de Boca: nombrada en 2012 por el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, ocupa un cargo en la Jefatura de la División Base de Datos de Fiscalización de ese organismo de control.
Pacman de la pelota
En el fútbol argentino, Bragarnik tiene presencia en más de la mitad de los 30 clubes que jugaron el último torneo. Nicolás Russo, presidente de Lanús, con el que Jorge Almirón salió campeón del torneo en 2016, toma distancia: «El único vínculo es que es el representante del entrenador. En Lanús no entra nadie bajo ninguna forma de gerenciamiento». Bragarnik entró en Arsenal y Godoy Cruz. En Sarandí terminó mal: le reclama 20 millones de pesos por la asesoría y, sin éxito, intentó que el técnico Ricardo Caruso Lombardi no le iniciara un juicio al club por falta de pago. «El monopolio del fútbol lo tiene Bragarnik -dijo Caruso al diario Olé-. Hay muchos empresarios que están enojados con él, porque al monopolizar equipos no deja entrar a ningún jugador que no sea suyo o de alguno que esté metido con él en el negocio». A José Mansur, presidente de Godoy Cruz, lo recibe en un departamento pegado a su oficina cada vez que viene de Mendoza. A ocho cuadras de Score Fútbol, el plantel de Boca festejó el título, en el Hotel Hilton. El cuartetero Ulises Bueno, músico preferido de Benedetto, cerró la fiesta privada.
Lo que viene
A la inversa, el acercamiento de Bragarnik a Angelici también responde al interés por el juego de apuestas online, una plataforma aún inexplorada en la AFA que podría caberle a la naciente Superliga. Aunque en la AFA dicen que nada tuvo que ver su presencia en Sevilla con la rescisión del contrato de Sampaoli, a Bragarnik lo invitaron a buscarle rivales a la Selección para futuros amistosos. En octubre de 2015, en una entrevista con Tiempo, Bragarnik dijo que suponía que si no triunfó como futbolista fue porque no tuvo las condiciones suficientes e, irónico, «un buen representante».
«Las relaciones te hacen lograr otras cosas -agregó Bragarnik en su oficina-. Es normal que uno, por las relaciones, recomiende los jugadores que tiene más cerca. Si vos mañana te juntás con alguien, es normal que te diga: ‘Che, tengo una amiga ’. Pero en el fútbol todo se magnifica».