Lionel Scaloni, el entrenador de la Selección, fue un futbolista libre el 1 de agosto de 1996. «Por falta gravísima de conducta», detallaba el fax de despido de Newell’s. Ángel, su padre -también clave en la entrada de su hijo al cuerpo técnico de Jorge Sampaoli-, se había peleado con Eduardo López, entonces presidente de Newell’s, y hasta con el entrenador Mario Zanabria. Libre, con solo 12 partidos en Primera, firmó con Estudiantes. Dos años después, La Coruña lo compró en dos millones y medio de dólares. A mediados de los 90, el pase libre de Scaloni escapaba de la norma de las transferencias, de club a club. En el cierre del último mercado de pases en Argentina, 27 de los 28 clubes de la Liga sumaron o restaron al menos un jugador en condición de libre. Diego Godín (Vélez), Rodrigo Aliendro (River) y Emiliano Vecchio (Racing) llegaron con contratos finalizados. Y se marcharon libres Cristian Pavón (Atlético Mineiro), Eduardo Salvio (Pumas) y Fabrizio Angileri (Getafe). No sólo es el dólar y las economías golpeadas de los clubes: avanza una nueva configuración de los movimientos en los futbolistas modernos.
En 2021, el 66,8% de las transferencias en el mundo involucraron a futbolistas sin contrato. Dos de cada tres. En 2020, según un reporte de la FIFA, habían sido el 62,7%. Lo vemos en Argentina: en el mercado de pases de mitad de 2021, los clubes argentinos vendieron por 55 millones de dólares, pero según valores de mercado perdieron más 60 millones en futbolistas que terminaron sus contratos y quedaron como «agentes libres». También lo vemos en Europa. Real Madrid, campeón de la Champions, incorporó a Antonio Rüdiger (Chelsea). Juventus repatrió a Paul Pogba y sumó a Ángel Di María en busca de volver a ganar la Serie A. Todos con la etiqueta de «libre», que no es igual a «gratis».
Los futbolistas comenzaron a recurrir cada vez más al artículo 18, inciso 3, del reglamento de la FIFA: «tendrá la libertad de firmar con otro club si su contrato con el club actual ha vencido o vencerá en seis meses». Fue el modus operandi de Lionel Messi en la mudanza de Barcelona a París. «Ahora cambió el mercado, no sólo por la inflación de precios -explica Ariel Reck, abogado especialista en derecho deportivo-. La herramienta ya existía, pero los jugadores no la usaban tanto. Ahora es más difícil renovarles. También influyó la modificación de 2018: la FIFA reconoció que los jugadores podían ser titulares de sus propios derechos, que el jugador no es un tercero. Hay una dinámica nueva. Esperando, se dan cuenta de que ganan más. Hasta ahora, cada dos años, renovaban con una mejora, pero hasta ahí. Ahora es el caso Mbappé. Esperó, negoció con el Real Madrid, pero le ‘vendió’ el pase al propio PSG, que tuvo que negociar en otra relación de fuerza y le pagó una locura». Mbappé ganará en un año más que 15 equipos de la Premier League y decidirá entrenadores y fichajes.
Desde que Marcelo Gallardo es el entrenador (2014), a River se le escaparon 39 futbolistas libres, de Lucas Pratto a Rafael Santos Borré. En el último mercado, no sólo salió Angileri sino también Benjamín Rollheiser (Estudiantes). Como Boca con Pavón, River decidió que dejaran de jugar durante el último semestre. Pero hubo un futbolista que decidió renovar cinco meses antes de que quedara libre para que, ante una venta inminente, le entrara dinero a River. Gonzalo Montiel llegó a River a los diez años. Se tomaba dos colectivos y una combi, de González Catán a los entrenamientos. Dos horas y media de ida y otras de vuelta. Hasta que a los 12 años no aguantó más: River lo cobijó en la pensión. El año pasado, Sevilla pagó 8,5 millones de dólares por su pase. La renovación de Montiel fue atípica.
Ezequiel Piovi juega en Liga Universitaria de Ecuador desde 2020, después de que la rompiera en Primera durante un año a préstamo en Arsenal. Entre 2016 y 2019 jugó en Almagro, en la segunda división. Piovi decidió renovar con Almagro, no irse con el pase en su poder a la Liga de Quito. «Le renové para que el club tenga la chance de recibir dinero. Almagro confió en mí cuando no me conocía nadie, llegué a ser capitán. Por mucho o poco que sea, es algo que le va a quedar al club. Somos pocos los que lo hacemos, la verdad. Podría haberme quedado seis meses en Almagro, quedar libre y ahí negociar. Pero fue la mejor manera. En el fútbol no todo es dinero. Nunca jugué por dinero. Cuando jugaba en Lamadrid en la C tenía un trabajo en un local de ropa, donde estaba más que en la cancha». A mitad de 2021, Liga le compró a Almagro el 50% de la ficha de Piovi. A los 29 años, firmó un contrato por más de un año -cuatro- por primera vez en su carrera. Como en Almagro, Piovi es hoy el capitán de la Liga de Quito.
En la actualidad, en especial en el fútbol pospandemia, la mayoría de los jugadores firman un contrato por un año con opción de renovar por otro, a excepción de los tops, como Darío Benedetto con Boca (tres años). En esos 12 meses, entre clubes y futbolistas reina la especulación. Es la «nueva normalidad». Y si firma por tres años, el club es el dueño de los derechos federativos pero cuando faltan dos años, un año o seis meses, si no renuevan de común acuerdo, el jugador queda libre cuando finaliza el contrato. De ahí que los futbolistas recurran a la «herramienta»: cuando faltan seis meses, pueden renovar o empezar a negociar con otro club. Los jugadores también se convierten en «libres» porque los clubes no pueden pagarles los que firmaron. Recurren al sindicato y quedan en «libertad de acción». Y directamente acuerdan el pago de la deuda en cuotas «a cambio» del pase, como Óscar Romero con San Lorenzo. Antes de firmar con Boca, el paraguayo estuvo seis meses sin equipo.
Leandro Gioda entrena a jugadores libres en GEA Fútbol. Exdefensor surgido en Lanús en 2003, fue comprado tres años más tarde por Independiente. Entre juveniles y profesionales, cuenta Gioda, dirige hoy a 130 futbolistas libres. Hace un año eran 70. En 2011, después de jugar en la Liga española con Xerez, quedó libre de Independiente por falta de pago. Se operó la rodilla, estuvo un año parado y firmó con Douglas Haig, en la B Nacional. «Me di cuenta que el jugador tiene otra vida -dice Gioda-. Cuando estás dentro del circuito, de un plantel, la realidad es muy diferente de cuando estás afuera. Hoy estoy del otro lado. Recibo a chicos golpeados porque los dejan libres. Los contenemos con nutricionistas, psicólogos, amistosos. Es un refugio».
Y es, a la vez, la otra cara de los futbolistas libres, la de los «cuentapropistas», la de los caídos del sistema. Gioda dice: «La economía argentina no ayuda y los clubes no se administran bien para poder retener a los jugadores de calidad. Y los jugadores quieren progresar. Antes el club venía y compraba. Hoy al futbolista hasta le conviene quedar libre. El club abona solo el sueldo, no una compra con comisiones. Pero los que no juegan, como Pavón y Angileri, pierden la competencia».
Hay hasta un nuevo término en las transferencias de libres: «resarcimiento económico». Es el que le pagó River a Colón para que no inscribiera a Aliendro en los octavos de la Libertadores así podía jugar. A principios del siglo XXI, el club tenía el derecho unilateral y constante a una prórroga del contrato con el futbolista. «En Argentina los clubes suelen ‘colgar’ a los jugadores por seis meses. Se van a seguir yendo libres, hagan lo que hagan», dice Eduardo Rossetto, representante, y grafica: «Hoy el jugador es un fondo de comercio, como un local que utilizás hasta que entregás las llaves. El dirigente vive día a día. Hoy además no existen más los jugadores de tres millones. Los compran los desprevenidos. En el mundo, en este momento, están quedando libres 15 jugadores que cumplen la misma función que el que vale tres millones. Si el Manchester City viene a buscar a Julián Álvarez, en cambio, viene a buscar a Julián Álvarez. La cotización chica tiende a desaparecer».
Aunque suene risueño, en febrero de 2021 los dirigentes de la Liga argentina habían acordado no incorporar futbolistas que estuvieran por quedar libres. Concreto y real es el Clermont de Francia, ascendido a la Ligue 1 en 2021. Refundado en 1990, Clermont solo incorpora jugadores cedidos. O libres. En el actual plantel, tiene gran mayoría de futbolistas de África, desde Senegal a Gabón. Llegaron «libres». El cambio de legislación favoreció a Europa en la depredación contra los grandes productores de futbolistas. Son las mismas «ventajas» que Europa les saca a Brasil y a Argentina.