Mientras Argentina avanzaba en el Mundial de Básquet de China, en 2019, mientras daba el batacazo contra Serbia y se metía en la final tras una gran victoria ante Francia con Luis Scola y Facundo Campazzo como abanderados, el periodista Germán Beder vivía esa euforia desde adentro y tomaba registro. Anotaciones. Fotos. Charlas de WhatsApp. Escenas. Casi un año después, Beder publica El Legado (Editorial Básquet Plus), un libro que cuenta la historia del proceso que vivió esta camada de jugadores que debieron tomar la posta de la Generación Dorada. No es un relato periodístico: busca otro ángulo, con cercanía y voces de protagonistas, para recorrer el camino que vivieron Campazzo, Nicolás Laprovíttola, Gabriel Deck y compañía entre Toronto 2015 y China 2019.
“No es una crónica, o una autobiografía -cuenta Beder-, es un libro más personal. Es una apuesta. Uso la primera persona como vehículo para contar la historia, para reflejar la manera en que se vivió ese proceso y también para romper con la estructura de la literatura deportiva clásica”. Entre octubre de 2014 y diciembre de 2019, Beder fue el director de comunicación de la Confederación Argentina de Básquetbol. Vivó cada uno de los torneos desde adentro, con acceso a situaciones de privilegio en contextos ideales. Nervios. Adrenalina. Reflexión. Victorias. Derrotas. Eso se refleja en las 241 páginas del libro, que va y viene en el tiempo, sin una lógica lineal. “Intenté reconstruir la historia de la manera más fidedigna posible. Es una intimidad a la que no se accede con frecuencia, pero tampoco quise romper con la privacidad. Son pastillitas de cómo vive un grupo durante un torneo, situaciones interesantes de contar porque no es costumbre, porque no se ha dado la oportunidad. Lo cuento para que se conozca, porque está bueno saberlo. Siempre tuve esa inquietud de cómo se llevan los egos en un grupo, cómo se distribuyen los roles. Acá lo pude vivir. Ojalá lo haya reflejado en el libro. Mi máximo objetivo es ese”, cuenta Beder, que trabajó en los diarios Olé y Perfil y ya publicó tres libros Mundo Manu (2006, en coautoría con Andrés Pando), El oro y el aro (2011, en coautoría con Alejandro Pérez) y La vez que casi me muero, de ficciones (2016).
Con la aparición en los últimos años de las series deportivas el acceso a la intimidad de los planteles, esa cortina que volvía casi sagrada a los vestuarios, se empezó a correr. El Legado también va en esa dirección. “El hilo del relato es cómo estos jugadores se impusieron a toda la carga negativa, las presiones permanentes, el temor de no llegar a ser. Y cómo se fue edificando la química entre ellos. Marcos Delía cuenta en el libro que cuando apareció se lo comparaba con Oberto todo el tiempo. Eso al principio le gustaba. Pero después le hizo mucho daño, no podía ponerse a la altura porque son jugadores distintos. Oberto fue campeón de la NBA. Por más talento que tengas, cuando sos juvenil eso te puede afectar. Le dolió. Si al día de hoy pudiese declarar lo mismo a la distancia pediría que no lo comparen con nadie. Esas cosas las sufrieron los jugadores”, adelanta Beder la trama del libro.
-¿Por qué se merecía un libro este grupo de jugadores de la Selección?
-Esta camada hasta 2019, hasta el Mundial de China, no tenía un gran reconocimiento. Tenía el respeto del ambiente quizás, pero recién generó algo fuerte después del Mundial. Y ahora está teniendo vuelo mediático, con todo lo que provoca Campazzo. Para llegar a esa élite tenés que ser ultra competitivo. Tienen una personalidad muy competitiva, con mucha seriedad. Con Campazzo jugás al tetris y te quiere ganar. Deck, que es una persona que fuera de la cancha es muy tranquilo, es un tipo que en el partido va a morir. Para triunfar en el deporte es muy importante ser terco, ser cabeza dura. Son tipazos, sensibles, generosos. Pero en situaciones de competencia se transforman. Cuando salen a la cancha demuestran por qué están donde están.