Si el fútbol es la recuperación semanal de la infancia, como dijo el escritor español Javier Marías, el mercado de pases sería su reestablecimiento diario.
Se trata del momento de la temporada –habitualmente en medio del receso pero que en este 2022, por la aticipicidad del Mundial en noviembre, seguirá hasta el 7 de julio con el torneo ya en desarrollo-, en el que los hinchas dejan su juicio crítico, convierten la rumorología en una obsesión y se entregan, encantados, a desplegar su mayor ingenuidad o credulidad para seguir cualquier pista de un posible refuerzo para su club. La ansiedad podría haber generado un cuento de Roberto Fontanarrosa: “¿Y, ya compramos a Gómez?”.
La devoción es proporcional al cartel de las posibles incorporaciones: cuanto más rutilantes sean los apellidos en danza, mayor interés genera en los hinchas, no importa que en algunos casos la concreción del pase tenga una probabilidad mínima, incluso en la frontera entre realidad y fantasía (o farsa). “Quiero comprar todo el humo”, escriben los hinchas en redes sociales estos días, una metáfora vinculada a las cosas sin sustancias, pero también al juego, al goce temporario y, sobre todo, a la esperanza. El director de As, diario deportivo de España, contó en 2006 que vendían más diarios en el receso que durante el torneo. La ilusión vende.
El último ejemplo es el interés de River por el delantero uruguayo Luis Suárez: bastó que se informara de un sondeo para que se dispararan decenas de trascendidos, versiones, “qué dijo”, últimos posteos, desmentidas y, en el medio, miles de hinchas a la expectativa, minuto a minuto. Aunque la negocación real está a la espera de la respuesta de Luis Suárez, entre tanta parafernalia mediática son inevitables los despistes: en radio llegó a presentarse al Athletic de Bilbao, club que sólo incorpora jugadores vascos, como posible rival de River en su lucha por Suárez.
Antes de Suárez la atención estuvo puesta en Valentín Castellanos y luego en el colombiano Miguel Borja (y también «sonó» Diego Valoyes). Si finalmente no llega ninguno, el runrun seguirá con otros nombres: el mercado de pases nunca descansa, siempre se retroalimenta.
Ocurre también en Central después de que Ángel Di María, hincha del club pero con planes de seguir en Europa, se calzó la camiseta en sus vacaciones («llenó de ilusión a Rosario», titularon los portales), y ocurrió con Boca en los últimos meses, cuando se sucedieron nombres rutilantes, algunos con posiblidad real, muchos no: Edinson Cavani, Lucas Torreira, Mario Balotelli y Zlatan Ibrahimovic –así como Guti, Guardiola y Edgard Davis fueron vinculados a River, Lothar Matthäus a Racing y Gennaro Gatusso y Andrea Pirlo a Boca-.
En ese amplio espectro en el que los técnicos necesitan, los empresarios ofrecen, los periodistas replican, los hinchas consumen ilusión y los dirigentes preguntan mucho, ofertan poco y al final compran lo que pueden, cada tanto hay final feliz: pasó con el italiano Daniele De Rossi a Boca en 2019. En el medio quedan infinidad de “novelas”, como acaba de pasarle al Real Madrid con su fallido intento por Kylian Mbappé, que renovó por PSG. Un estudio de 2001 en el fútbol italiano detalló que sólo se había concretado el 3% de los rumores de pases del mercado.
Aunque el fenómeno viene desde hace décadas, en los últimos años se creó un género informativo. En Europa, el oráculo del mercado de pasos es el periodista italiano Fabrizio Romano, un napolitano de 29 años con más de ocho millones de seguidores en Twitter (Juventus, el club más ganador de Italia, tiene nueve) y siete millones en Instagram. Pocos saben que su primer anuncio fue el pase del rosarino Mauro Icardi –entonces de 18 años- de la Reserva del Barcelona a la Sampdoria, que estaba en Segunda. “El profeta de los fichajes del fútbol”, lo presentó New York Times en enero, para luego preguntarse: “Romano ha convertido los rumores en su sello. Pero ¿es un observador del multimillonario mercado de pases o forma parte de esa industria?”.
Esa especialidad fue replicada en distintas partes del mundo, también en Argentina y el resto de Sudamerica. Uno de los periodistas más reconocidos del género es César Merlo, apodado justamente “Mercado”. Por su red de contactos con empresarios, dirigentes, representantes, entrenadores y jugadores, trabaja para medios de Argentina, Chile, Ecuador y México. “Hace ocho años me enteré de que Juan Pizzi dejaba de ser DT de San Lorenzo y pasaba al León de México, club del que honestamente, en ese momento, sabía poco. Era un dato menor pero me contactaron desde México y ahí me di cuenta que había una especialización”, dice Merlo, ahora con 160.000 seguidores en Twitter que le piden actualizaciones.
Merlo agrega el contexto tecnológico para entender por qué los hinchas siguen los pases como si se tratarab de un partido de su equipo: “Las redes sociales potenciaron la ansiedad. Si no pongo noticias del mercado durante unas horas, porque no hay o porque no tengo, algunos hinchas me piden que actualice igual, como si importara más la ilusión que la verdad”. Entre tanta ansiedad y rumor, pero también operaciones e intereses millonarios, hay errores. “Lo más importante es la credibilidad. Cuando parece humo, o no tengo confirmada la venta, no pongo nada. El silencio es lo mejor, aunque algunos hinchas se enojen”, dice Merlo en estos extraños días de 2022 en los que, ya en medio de la segunda fecha del torneo, el mercado de pases está caliente -y seguirá otro mes-.
La liga y las copas continentales proclamarán sus campeones en octubre, antes del Mundial. Pero los torneos se empiezan a ganar en el mercado de pases. Y eso, también, el hincha lo sabe.