Kalidou Koulibaly, con 32 años, se fue al Al Hilal. Al mismo club fue el arquero Edouard Mendy, que tiene 31. N’Golo Kanté, también con 32, se fue al Al Ittihad. El marroquí Hakim Ziyech, de 30 años, tenía un acuerdo con Al Nassr pero lo rebotó una prueba médica. Los cuatro eran jugadores del Chelsea. Tres de ellos se fueron al fútbol de Arabia Saudita, a clubes que pertenecen al Fondo de Inversión Pública. El empresario estadounidense Todd Boehly, patrón del Chelsea junto a Clearlake Capital, tuvo que negarle el año pasado a la Premier League que Arabia Saudita tuviera algún tipo de participación en el club. Sería un problema, una violación a las reglas, porque el fondo de inversión saudí ya tiene al Newcastle. Los rivales del Chelsea, mientras ven cómo rompe cada mercado de pases, siguen sin creerlo.
Que Clearlake maneja activos millonarios del Fondo Público de Inversión es una información que reveló el año pasado el diario inglés Daily Mail. También informó sobre una supuesta sociedad entre los saudíes y Boehly para quedarse con una cadena de hoteles. Esos vínculos pudieron haberle dado al Chelsea una ventaja para negociar los traspasos de futbolistas que permitieran abrir lugar en el plantel de Mauricio Pochettino. Al Hilal pagó más de 45 millones de dólares por Koulibaly y Mendy, jugadores que por edad difícilmente coticen en esos valores para otros clubes de Europa. Kanté se fue libre al Al Ittihad pero con un contrato de 100 millones de dólares por cuatro temporadas más otros aditivos.
Chelsea cobró 250 millones de dólares en transferencias durante este mes. A las salidas de Koulibaly y Mendy se sumaron las de Kai Havertz al Arsenal, Mateo Kovacic al Manchester City y Mason Mount al Manchester United. Pero esa cifra no termina de explicar el incendio que produjo en los últimos mercados de pases cuando salió de compras. Ya gastó más de mil millones de dólares en el último año. Hace seis meses impactó con la contratación de Enzo Fernández por 130 millones. Esta semana cerró al belga Romeo Lavia, 19 años, del Southampton, en 70 millones de dólares. Venía de pagarle 146 millones al Brighton por el ecuatoriano Moisés Caicedo. En ambos casos lo hizo ganándole la carrera al Liverpool. Chelsea, todavía sin patrocinador en la camiseta y sin Champions porque terminó duodécimo en la última Premier League, intenta esquivar el fair play financiero con contratos largos que prorratean el desembolso. Caicedo firmó por ocho años. A Enzo le extendieron el vínculo por una década.
Si los movimientos millonarios de Arabia Saudita pueden verse como una amenaza a la Premier League, también existen lecturas inversas, que esa intervención sea un alimento. Las contrataciones de los cuatro equipos que controla el Fondo Público de Inversión (Al Hilal, Al Ittihad, Al Nassr y Al Ahli) sirven no sólo para inyectar dinero sino como palanca para saltear las regulaciones financieras. Porque no fue el Chelsea el único equipo inglés que transfirió futbolistas a la Saudi Pro League.
“¿Podría el Liverpool haber vendido a Fabinho, que cumple 30 años en octubre, a alguien que no sea Al Ittihad por 40 millones de libras esterlinas? ¿Había una cola de pretendientes detrás de Al Hilal dispuestos a dar a los Wolves 47 millones de libras esterlinas por Rubén Neves?”, se preguntó en el sitio The Athletic el periodista Philip Buckingham. “Al igual que otros que se benefician en la Premier League -siguió- el dinero saudí ha resuelto problemas y animado a los clubes. Ha agregado flotabilidad al mercado cuando realmente no era necesario”.
El dinero saudí infla el mercado del fútbol para atraer figuras a su liga (Neymar, con 31 años, fue la última adquisición del Al Hilal) y es un envión para que la Premier League viva su era de excesos. Entre los veinte clubes ingleses ya superaron, según los cálculos de The Athletic, los más de 2200 millones de dólares cuando todavía faltan dos semanas para el cierre de la ventana de transferencias. Manchester City pagó cien millones al RB Leipzig por Josko Gvardiol, ahora el defensor más caro de la historia. Arsenal se llevó a Declan Rice del West Ham por más de 130 millones. Chelsea fue el que más olas hizo pero no fue el único que movió el mercado.
La pregunta es si esta carrera millonaria encontrará su tope o si el monstruo crecerá. Hasta 2025 la Premier League tiene cerrado derechos de televisión por los que facturó unos 12 mil millones de dólares entre los locales y los extranjeros. Hacia adentro, se los reparten entre Sky, BT Sports y Amazon. Ya hay gigantes preparados para ir por ese hueso. Habrá más dinero para repartir y más dinero también para coleccionar figuras. Para buscar por montos que parecen ínfimos -ante todo lo que mueven- a joyas argentinas como Valentín Barco.