Jessica Millaman dice que debe volver para jugar. A Rawson, capital de la provincia de Chubut. Que si no tuviera el hockey sobre césped se quedaría unos días más en Buenos Aires, y que quizás extendería su cumpleaños 32 que festejó el jueves con sus amigos en Palermo. Pero allá, en el barrio Tres de Abril, además de los padres, las hermanas y los sobrinos, está el deporte que ama. Millaman es defensora en el equipo femenino de la división intermedia del Club Atlético Germinal de Rawson: Millaman es la primera mujer transgénero que compite en el país. Y si ahora juega es porque se hizo valer.
«Estoy cansada. Lucho para que las generaciones futuras no vuelvan a vivir lo que viví en toda mi vida. Todos tienen derecho a hacer deporte con quiénes quieran. No quiero que vuelva a pasar nunca más. Los derechos no se negocian, y voy por los míos», dijo el 24 de agosto, a través de un video que se viralizó en las redes sociales, después de que la Asociación Amateur de Hockey sobre Césped del Valle del Chubut (AHV) le negara la renovación de su ficha.
«Hay una diferencia física», argumentó Mario Pascual, el presidente de la AHV. Millaman jugaba oficialmente en Germinal desde 2013, luego de que se sancionara la Ley de Identidad de Género y adquiriera su DNI. Acudió a la justicia. El 5 de septiembre, el juez Martín Alesi ordenó la inmediata autorización de Millaman y dictaminó que sufrió «un acto discriminatorio, constitutivo de violencia institucional», ya que «la orientación sexual y la identidad de género son categorías protegidas por los tratados de derechos humanos», bajo el apercibimiento de una multa de 30 mil pesos por cada día de retraso a cada miembro de la dirigencia de la AHV.
Jessica, entonces, volvió a jugar al hockey.
–¿Cómo jugás?
–No me siento buena jugadora. Me hubiese gustado jugar toda la vida, y tal vez sería mejor. Pero a los 12 dejé de hacer hockey porque no me sentía cómoda con los chicos. Mentía. Hasta que tuve fuerza para hacerme cargo del sentimiento. Ahora siento que aporto como todas mis compañeras, y que no molesto.
La prohibición de la AHV contradijo las últimas recomendaciones del Comité Olímpico Internacional, aplicadas para los Juegos de Río de Janeiro 2016. El COI les permitió competir a deportistas transexuales sin la necesidad de someterse a una cirugía de cambio de género. Antes se les exigía un tratamiento hormonal. Millaman ya lo había hecho. «Fue una clara cuestión de ignorancia y de discriminación del presidente de la Asociación y fui por la vía legal, sabiendo que tenía todas las de ganar -marca Jessica-. Supuestamente el señor se dio cuenta de que era una mujer trans por las cámaras ». Millaman expuso su caso en la Comisión de Deporte del Congreso, junto a Mía Gamietea, de San Luis, y Natasha del Valle Sánchez Ríos, de San Juan, jugadoras de hockey trans a las que todavía las federaciones locales les niegan competir en las ligas. Mientras tanto, Olé, el único diario deportivo de Argentina, tituló así la nota acerca de la situación de Millaman: «‘Se los voy a parar'». Hacía referencia, en la bajada, al torneo. Fue a la sección «Fuera de juego».
–¿Cómo te trata el hockey, el deporte de «las chicas bien»?
–Como todo lo que encaro en la vida, creo que con el hockey me ha ido muy bien. En general, el hockey es uno de los deportes donde más se discrimina, pero me sentí muy acompañada y cada vez que jugamos tenemos muy buena relación con las chicas del equipo contrario, porque soy una persona segura y cero vergüenza.
–¿Recibiste algún apoyo de Las Leonas?
–No, de Las Leonas no. Lo que sí tuve fue muchísimo apoyo de toda Chubut. Eso me asombró por sobre todas las cosas; y tuve el apoyo de todas mis compañeras y del técnico. Tengo una excelente relación. No pensé que iba a ser tan grande la movida que se hizo. Pensé que no iba a salir de la provincia, y pasó a nivel nacional e internacional. Mis amigos me hicieron caer en la realidad que fue muy grosso lo que pasó.
–¿La Asociación apeló el fallo?
–Sí, pero quedó todo en la nada. Ya se tendrían que haber presentado un par de veces y no lo hicieron, por lo cual se están perjudicando. Mi ambición es hacer deporte. Amo hacer hockey y para cualquier persona es bueno hacer deporte. Espero que estas cosas que me pasaron no me vuelvan a pasar, pero llegado al caso volvería a actuar de la misma manera.
Jessica dejó su casa sin fiesta a los 15 años. En la escuela la insultaban, le pegaban. Se refugió en la soledad. Salía a escondidas de sus padres con labios pintados y rímel. Se mudó a Trelew. Se prostituyó. La policía la detenía sin razón en la calle. La trataban de «él». Ella corría, lloraba del terror. Ahora trabaja de peluquera y juega al hockey. Y dice, antes de volar para visitar a la familia: «Tengo los mismos derechos que cualquier ser humano. Sé quién soy y a dónde voy. Mucha de la fuerza la saqué de lo malo que viví y lo transformé en positivo. Todos somos iguales. ¿Entonces por qué te tiene que preocupar lo que hace la gente? Es un problema de la gente que se siente normal. ¿Ser normal será meterse en la vida del otro? Creo que es preocuparse por tu vida, no por la del vecino, y no molestar a los demás».