Si el fútbol argentino –en verdad el de Sudamérica– consigue en las casas de apuestas los dólares que le faltan al mercado, por debajo del brillo de las publicidades en las camisetas, los estadios y la televisión subyace un submundo mucho menos luminoso. Además de disparar la ludopatía –ya es frecuente ver a hinchas en las tribunas que apuestan en vivo durante los partidos–, los derivados de la nueva gran fuente económica de los clubes y las asociaciones también comenzaron a llegar de manera silenciosa y secreta a algunos planteles.
En concreto, las sospechas por resultados arreglados y futbolistas involucrados están encendidas en Argentina, muy en especial en el Ascenso. Ya no se trata sólo de las advertencias que los especialistas susurran acerca de extraños movimientos de dinero apostados en algunos partidos sino también –o sobre todo– de la confesión de los propios futbolistas.
El miércoles, uno de los capitanes de Justo José de Urquiza –club de la Primera C, la cuarta categoría–, Claudio Paul Leguizamón, utilizó sus redes para denunciar que un grupo de apostadores se puso en contacto con él y sus compañeros para ofrecerles una propuesta: perder para cobrar. La contraprestación era atractiva desde lo económico –recibirían un dinero que no obtienen de su equipo– pero en abierta colisión con lo deportivo: debían jugar a perder.
Uno de esos futbolistas-obreros del Ascenso que a sus 32 años y luego de 13 de carrera –jugó en Los Andes, Español, UAI Urquiza, Merlo, Midland, Deportivo Zoe y Huracán de Comodoro Rivadavia– se tornó referente de JJ Urquiza, Leguizamón, contó en Instagram: «Recibimos un llamado de unos apostadores para perder. El grupo le dijo un no rotundo. Mientras este plantel esté al frente, le decimos que NO a la corrupción, a estos muchachos a los que se les hace fácil arruinar a las personas, los hinchas y las instituciones. Ladrones de sueños, proyectos y anhelos. Nosotros, los laburantes del ascenso, vamos a seguir buscando nuestros sueños por más apostadores y corruptos que se crucen en nuestro camino. NO MATEN EL FUTBOL».
En medio de las felicitaciones, uno de los comentarios al posteo de un hincha de JJ Urquiza puso el dedo en la llaga: «El año pasado algunas personas traicionaron al club y descendimos. Orgullosos de este nuevo grupo». La alusión se refería a los trascendidos que rodearon a JJ Urquiza en 2022. «El club celeste vivió un acontecimiento similar a fines del año pasado, antes de consumar su descenso a la cuarta categoría. En esa oportunidad, hubo integrantes del equipo involucrados, los cuales ya no pertenecen a la institución», explicó la web especializada Solo Ascenso.
Ya desde 2022, el runrún de jugadores involucrados salpicó en los medios a Comunicaciones, de la Primera B, y a Crucero del Norte, del Federal A, el equipo misionero que apartó a dos jugadores de su plantel. Incluso hubo clubes que denunciaron a algunos de sus jugadores, como El Porvenir, que desvinculó a cinco de ellos. Pero los casos en el Ascenso son muchos más, al punto que los dirigentes ya saben –debieron aceptarlo, ante la evidencia– que el enemigo sabe infiltrarse en su casa.
Grupos conformados por representantes, exárbitros, exjugadores y extécnicos apuntan a convencer a los jugadores de las categorías menores, que cobran poco y mal: los tientan con ganar un dinero que multiplicaría sus ingresos. A cambio, deben dejarse perder, hacerse goles en contra o fabricar penales en contra de su club.
La denuncia de Leguizamón no es la primera pública. En marzo de este año, otro jugador del Ascenso acusó a un técnico en actividad, que «está metido en las apuestas», de haberle ofrecido «dólares para que me tire para atrás». El denunciante fue Javier Balbuena, arquero de Puerto Nuevo, también de la C. Con 31 años y una larga trayectoria en el Ascenso, Balbuena escribió en Instagram al día siguiente de un a victoria 1-0 ante Alem: «Este triunfo se lo dedico a esa persona que me llamó y está metido en las apuestas. Lo peor es que fue técnico de un equipo grande de zona sur, me ofreció dólares para que me tire para atrás, encima sigue dirigiendo… Increíble que un actual DT esté metido en las apuestas y ofrezca esto a los jugadores«.
El volante de JJ Urquiza y el arquero de Puerto Nuevo contaron en público lo que ya sabe en el ambiente: que los llamados a los jugadores son continuos. Pero los futbolistas del Ascenso, claro, son apenas el último eslabón de la larga cadena de apuestas, la punta del iceberg de un negocio mucho más hondo. Tal como publicó Tiempo en abril de 2022, «Hay quienes creen que se podrían contar jugadores de hasta 15 clubes del Ascenso, entre la D, la C, la B Metropolitana e incluso la Primera Nacional, involucrados en dejarse hacer goles, conceder córners en contra, fabricarlos a favor, provocar laterales o penales y hacerse amonestar y expulsar». Según dijo uno de los pocos expertos en el país, «Estamos atrasados diez años. Pero ahora viene lo peor, esto recién empieza».
Tenía razón.