La idea de Lionel Messi como falso nueve tampoco funcionó. Para el rosarino el final en Rusia fue el mismo que en Alemania, Sudáfrica y Brasil: no pudo llevar a la Argentina a la cima del mundo. En esa mirada perdida de Messi que se repitió en cada frustración argentina quizá aparezca aquello que se le escapó tras la Copa América en Estados Unidos: que la Selección no es para él. El Mundial en el que cumplió 31 años no lo vio brillar: erró un penal en el agrio debut ante Islandia, estuvo fantasmal en la derrota ante Croacia, dibujó un gol inolvidable contra Nigeria y tuvo pocas intervenciones decisivas en esta derrota ante Francia.
La intención con el ingreso de Cristian Pavón en lugar de Gonzalo Higuaín pareció ser la de jugar profundo con los extremos Pavón y Di María para que luego busquen a Messi lanzado en velocidad. Esa conexión no apareció nunca y sólo se insinuó un par de veces. Con el partido ya cuesta abajo la figura del crack del Barcelona se hizo presente: pudo descontar pero terminó una apilada dentro del área con un derechazo suave. Y ya en el tiempo de descuento construyó un puente aéreo de veinte metros que terminó justo en la cabeza de Sergio Agüero. Parecía que podía ser el gol de la esperanza, pero fue apenas el que maquilló el resultado.
El Mundial de Rusia será recordado por ser el campeonato en el que menos se habló de fútbol cuando se habló de Messi. Entre el golpazo de Götze en el Maracaná y este festival de Mbappe en Kazán el capitán tuvo tres entradores, una renuncia a la Selección, una sanción que se redujo y una aparición celestial en Quito para sacar el pasaje a Moscú. En el último mes fue amenazado por un amistoso que luego no se jugó en Jerusalén, en una suspensión en la que muchos lo señalaron a él como el gestor, se buscaron problemas en su relación matrimonial y se difundieron cuentas offshore en los Panamá Papers. Lo que nunca se encontró es la manera en que juegue cómodo, que reciba con ventaja y que le pueda sacar brillo a su zurda. Tal vez ahí se pueda encontrar una explicación a este doloroso y repetido final.