Carlos Mac Allister jugó al fútbol en Argentinos Juniors, Boca, Racing y Ferro. El presidente Mauricio Macri confió en él para comandar la Secretaría de Deporte de la Nación, ahora perteneciente al Ministerio de Educación, cartera de Esteban Bullrich, después de las gestiones de los secretarios de Deporte Claudio Morresi y Carlos Espínola bajo la órbita de Desarrollo Social. Y, desde su llegada, el deporte nacional no para de acumular problemas: la ejecución de solo el 15% del presupuesto en casi cinco meses, la baja del 15% de la cantidad de becas después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el miedo de los atletas a perder el apoyo y la reciente caída de la candidatura de Buenos Aires como sede de los Juegos Panamericanos 2023, que se harán en Santiago de Chile.
Los números son elocuentes: con respecto al presupuesto de 2016, este año sufrió una disminución del 8% -de 1315 millones de pesos a 1211- y en lo que va se lleva ejecutado apenas el 15%, cuando ya debería estar cerca del 40. «Generalmente hay un desfasaje, una diferencia entre lo que figura y lo ejecutado. Estamos con ese problema, nada grave -responden desde la Secretaría a Tiempo-. La persona que tiene el dato exacto está de viaje». Según un informe publicado esta semana en el sitio web https://olimpicosargentinos.com.ar/
Ocurre que hay algo más detrás, y Daniel Bambicha, ex entrenador del equipo nacional de yachting, lo sabe muy bien. «La gente que está ahora no tiene los intereses del deporte. Algunos lo ven como un trampolín político, otros para beneficios personales. Se han olvidado del deporte, de sus comienzos, de la pasión», cuenta Bambicha, quien fue pieza fundamental en la obtención de cinco medallas olímpicas, relegado hace justo un año del equipo. Tanto Mac Allister como Bullrich van hacia esos intereses: el primero quiere postularse para ser gobernador de La Pampa, su provincia, y el segundo a senador por la Buenos Aires. Espínola, último encargado del área en el kirchnerismo y máximo ganador en la historia del olimpismo nacional con cuatro medallas, es hoy senador por la provincia de Corrientes.
Es, para poner en contexto, la primera vez que bajan los fondos destinados a los deportes desde 2001. Aquel año, Córdoba desistió de ser la sede de los Juegos ODESUR 2002 por la crisis social y económica que atravesaba el país. Las delegaciones sudamericanas viajaron a Brasil. Morresi, secretario de Deporte de la Nación entre 2004 y 2014, dice: «En 2013, el comité de evaluación, dejando de lado ese antecedente vergonzoso, apoyó a Buenos Aires para ser sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, basándose en la realización de los ODESUR 2006, los Parapanamericanos Juveniles de 2013, y las leyes promulgadas en beneficio del deporte, como el ENARD y los Juegos Evita, obras de infraestructura y la situación económica en que se encontraba el país. Pero los tiempos neoliberales han regresado».
Lucas Calabrese, medalla de bronce en Clase 470 junto a Juan de la Fuente en Londres 2012, abandonó el equipo argentino de yachting por el recorte -le quitaron la beca después de un mal resultado en Río 2016- y compite ahora como representante de los Estados Unidos. «Se nos dejó de lado -dijo en marzo a Clarín-. Está mal que se le quite el apoyo a alguien que ganó una medalla hace poco, pero también estaría mal que se le siga dando la beca a alguien que tuvo unos buenos Juegos Olímpicos pero que después no hizo nada. Es un tema delicado». No fue el único afectado. La atleta María de los Ángeles Peralta, una de los seis maratonistas argentinos que participaron en Río -un hecho inédito en la historia-, criticó la discrecionalidad luego de que Mac Allister dijera que «uno salió creo que 89 y otro abandonó» en los Juegos. «Quitando becas tal vez puedan seguir pagándole al jefe nacional de entrenadores, que tiene 80 años, y al director técnico nacional, los más de 50 mil pesos por mes que ganan cada uno por pasar nuestros informes al ENARD», escribió Peralta, cuya beca era de 6000 pesos, en su Facebook. El boxeo masculino, con 24 medallas olímpicas para la Argentina, el deporte más ganador, directamente no tiene ningún becado.
«El problema de las becas es la irregularidad que se sostiene y encubre: toda la gente vinculada al deporte está en negro, no tiene posibilidades de sacar un crédito, de tener obra social. Los que están vinculados al ENARD tienen una obra social que se les paga pero con un sistema extorsivo, porque ninguno puede hablar demasiado porque te sacan la beca. Se está construyendo el deporte desde la miseria humana. La mayoría se queja en voz baja. Tiene mucho miedo de que le saquen lo poco que tienen», marca Bambicha, y apunta: «Las becas deberían ser un premio para aquellos que trabajan. Hoy nadie sabe hacia dónde va el deporte argentino, si queremos atletas, si queremos nadadores, si queremos podios, si queremos gente sana en la calle… No hay proyecto».
La vida en el CENARD, sede de la Secretaría, también pasa por momentos de confusión. Un ejemplo es lo que sucedió esta semana, cuando una atleta ganadora de una medalla dorada olímpica en Río 2016 tuvo que hacer fila para recibir el almuerzo y, cuando llegó su turno, le fue negado por no estar en «la lista». Para completar el panorama, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), asesora del gobierno nacional, le sugirió, entre otras cosas, que elimine el 1% del impuesto a la telefonía celular, fuente de financiación del ENARD, que ya lleva siete años de funcionamiento. Aunque lo desmintieron en público y evitaron enfrentarse con Gerardo Werthein, magnate de Telecom, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), ideólogo de ese sistema y con sueños de alto impacto en el plano internacional, la idea aún ronda por la cabeza de los funcionarios.