De los 40 deportistas que más dinero ganaron en los últimos diez años, sólo uno es mujer. Y ocupa el último lugar de la tabla: entre 2010 y 2019, Serena Williams recaudó 215 millones de dólares entre premios, bonus y contratos comerciales, según datos de la revista especializada Forbes. A pesar de que, con 23 títulos, es la tenista que más Grand Slams ganó durante la Era Abierta del tenis –tanto en la rama masculina como femenina– y que 12 de esas consagraciones se produjeron durante esta década, la estadounidense recaudó casi tres veces menos que los U$S 640 millones de Roger Federer, quien quedó quinto en el escalafón, tiene 20 coronas y sólo obtuvo cinco Majors en el mismo período de tiempo.
Williams, además, es la única mujer que apareció en el Top 100 de ingresos de 2019: con U$S 29,2 millones, ocupó el escalón número 63 del ranking. Cuatro tenistas varones la superaron en ganancias durante el año: Federer (5°, con 93,4 millones), Novak Djokovic (17°, con 50,6 millones), Kei Nishikori (35°, con 37,3 millones) y Rafael Nadal (37°, con 35 millones). Excepto el japonés, cuyos ingresos responden más a su condición de ícono del deporte asiático que a sus resultados deportivos, las figuras del suizo, el serbio y el español son tan preponderantes para el tenis masculino como lo es la de Serena para el femenino. Sin embargo, esa trascendencia no se refleja en lo monetario.
El tenis es una de las disciplinas pioneras en lo que a reparto de dinero igualitario refiere: desde 1973, gracias a la lucha encabezada por Billie Jean-King, el US Open entrega el mismo premio monetario a hombres y mujeres. El Abierto de Australia, en tanto, llegó a repartir más plata en su torneo femenino en 1987 y 1988, mientras que desde 2000 oficializó el reparto equitativo. Los dos Grand Slams restantes, en tanto, recién empataron los dividendos en 2006 (Roland Garros) y 2007 (Wimbledon). Pero los Majors sólo ocupan ocho semanas del año. Durante el resto del calendario, la brecha sigue existiendo: según un estudio del New York Times, las cien mejores del ránking de la WTA ganan 80 centavos por cada dólar que perciben los hombres. Y en otros deportes la brecha es aun mayor.
La semana pasada, la WNBA, la liga femenina de básquet de Estados Unidos, celebró un histórico acuerdo salarial para los próximos ocho años, tras una larga lucha de las deportistas. Bajo el nuevo régimen, que comenzará a regir a partir de este año, los ingresos de las jugadoras aumentarán un 53% y, entre bonus y premios, las estrellas mejor pagas del torneo podrán ganar más de U$S 500 mil anuales, el triple de lo que percibían hasta ahora. Los números, por supuesto, están muy lejos de los que se manejan en la NBA masculina, pero las basquetbolistas dejaron en claro que el objetivo realista no era lograr la igualdad, sino la equidad: ahora, en términos porcentuales, el reparto de ganancias entre equipos y jugadores de ambas ligas será muy parecido. El debate de los montos es el próximo paso.
Para mañana, en tanto, está prevista la firma del primer convenio colectivo de las futbolistas en España. Tras una histórica huelga celebrada en noviembre del año pasado, las jugadoras llegaron a un acuerdo con la Federación: a partir de la próxima temporada, el sueldo mínimo será de 18 mil euros al año para aquellas que tienen dedicación completa y de 12 mil para quienes tienen contratos de tiempo parcial y deben tener otros trabajos por fuera de la pelota. Según Forbes, en 2019 Lionel Messi ganó 127 millones de dólares.
«La desigualdad salarial está presente en todos los ámbitos y el deporte no es la excepción. Es consecuencia de menospreciar los deportes femeninos y el desempeño de las mujeres. Vemos muchas actividades deportivas que no generan los ingresos necesarios para cubrir sueldos de jugadores, pero sin embargo nos encontramos siempre con esa excusa y ese discurso cuando se habla de deporte femenino», analiza Macarena Sánchez, la jugadora que impulsó la profesionalización del fútbol argentina. Mientras, en Estados Unidos, las jugadoras de la selección bicampeona del mundo se encuentran en un litigio legal con la Federación, que se niega a pagarles lo mismo que a los hombres, que ni siquiera se clasificaron a Rusia 2018.