Es martes. River le da vuelta el partido a Gremio en Porto Alegre. Épico. Es miércoles por la noche. Boca empata con Palmeiras en San Pablo y le gana la serie. Hay final de Copa Libertadores entre Boca y River. Superfinal. Megafinal. Megasuperfinal. Hiperfinal. Superfinalísima. El Superclásico de América. El Superclásico de todos los tiempos. Lo nunca visto. Y lo que nadie quería. Histórico. Cuando más grandilocuente, mejor. Es la final del mundo. Porque el mundo nos está mirando. Está todo en juego. Cuanto más exagerado, más desmesurado, mejor. Es el partido imposible.
Ahora es jueves de madrugada. A las 0:49, Conmebol tuitea: «Boca Juniors y River Plate se enfrentarán en histórica final de @Libertadores». En el afiche resaltan Darío Benedetto y Rafael Santos Borré. A las 2:36, Conmebol vuelve a tuitear: «(*) Sujeto a la decisión de la Unidad Disciplinaria respecto al reclamo de @Gremio». Todo se dice sin decir. Hay Superfinal pero también hay asterisco. Se espera un castigo para Marcelo Gallardo por estar en el vestuario cuando había sido suspendido. Gremio pide la serie. Conmebol estira la decisión.
El partido de ida se juega el sábado 10 de noviembre y el partido de vuelta, el sábado 24. «Somos muy respetuosos de la colectividad judía, que tiene muchos hinchas, y Boca no quiere jugar los sábados por respeto a la cantidad de socios que no podrán estar presentes», dice Daniel Angelici, el presidente de Boca. Es jueves por la mañana. A las 13.30 de ese día, Conmebol tuitea: «La primera final de la CONMEBOL Libertadores 2018 será disputada el sábado 10, a las 16 hora local, en el estadio del club Boca Juniors. La segunda final se jugará el sábado 24, también desde las 16». Se juega los sábados. Dice Boca, pero no dice River. Guiño guiño.
Viernes, 7:48. El presidente Mauricio Macri tuitea: «Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir». «No es factible», le dice el ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. La ministra de Seguridad de la Nación dice que sí se puede. «Hoy me levanté y dije ‘vamos a hacer que esta final tenga el condimento del fútbol argentino'», se emociona el presidente. Hay reuniones. Los clubes dicen que no se puede, que mejor no. El gobierno dice que sí. Hay quejas. Es viernes por la noche. El presidente habla con la cadena Fox Sports. Dice que todo depende de los clubes. Los clubes dicen: no. No hay visitantes. Se confirma el árbitro: es el chileno Roberto Tobar.
Es sábado a la noche. Conmebol tuitea a las 22:01: «Decisión del Tribunal de Disciplina de la CONMEBOL Ref.: Expediente O-207-18». Le prohíbe a Gallardo salir a la cancha en cuatro partidos, hablar con sus jugadores, con médicos, le impone una multa, pero confirma a River en la final. La Superliga cambia partidos, suspende las fechas de Boca y River. Se anuncia la venta de entradas. A Leandro Paredes lo expulsan en el partido del Zenit contra Krylia Sovetov, en Rusia. Los hinchas lo acusan de ver hacerse expulsar para ir a ver a Boca. Paredes confirma que viaja a Buenos Aires para ver el partido. Es domingo. El lunes, un funcionario de la Ciudad cuenta que van a evitar que haya festejos en el Obelisco. «No lo vamos a permitir», dice. Lo desmienten. El martes Boca vende entradas a los socios. Hay problemas. Algunos van a la cancha a protestar. La Policía también va. Hay testimonios de hinchas con insomnio. Toman clonazepan y rivotril. Se automedican. Organizaciones de la salud, médicos en general, dan consejos por televisión. El Superclásico cardíaco. Anuncian tormentas para el sábado.
Sábado a la mañana, diluvia en la Ciudad. «El partido está confirmado», dice la Conmebol. Se juega. La Boca está inundada, La Bombonera tiene el campo de juego con lagunas. Hay que esperar a las 13. Ahora hay que esperar a las 14. Son las 15:24, Conmebol tuitea: «Por motivos de fuerza mayor, el partido queda suspendido para mañana, domingo 25 a las 16». Error. A las 16:28, Conmebol tuitea: «Por motivos de fuerza mayor el partido queda suspendido para mañana, domingo 11 de noviembre a las 16:00h». Anuncian tormentas. «