Como si le hubieran cambiado las fechas del calendario, al básquet argentino la Semana Santa llegó en los últimos días de abril. Las buenas noticias aparecieron en cascada, una detrás de otra. Primero fue el récord de puntos de Facundo Campazzo con Denver Nuggets, en su primer doble-doble en la NBA. Luego el debut de Gabriel Deck en los Oklahoma City Thunders, con una asistencia de faja que estuvo entre las 10 mejores jugadas de la jornada de la NBA y sus primeros puntos en la cara de Zion Williamson. Y más tarde los rumores de un acuerdo total para que Lucas Vildoza cambie al Baskonia de España por los New York Knicks, algo que se terminó de cerrar este miércoles. Es la confirmación de que se dio vuelta una página en el libro de historia del básquet nacional, que sirvió para borrar ese temor que había quedado instalado dos años atrás con el retiro de Manu Ginóbili. Habrá -ya las hay- más noches argentinas en la NBA.
Todo, apenas dos semanas después de que Florencia Chagas se haya transformado en la primera jugadora de básquet argentina en llegar a Estados Unidos, tras fichar con Indiana Fever, de la WNBA. A esos nombres se puede sumar el de Leandro Bolmaro, 20 años, elegido en el último draft por Minnesota Timberwolves, pero que hasta la próxima temporada continuará en Barcelona, donde cada vez suma más puntos y minutos.
Esta camada de la NBA parece haberse empezado a cocinar casi dos años atrás, en el subcampeonato del mundo de 2019. “Lo que pasó en China reafirma el buen momento que estaban teniendo Campazzo, Vildoza y Deck en España. Son tres jugadores que fueron figuras en Europa. Es una construcción que comenzó en la Liga Nacional, explotó en Europa y tuvo la consecuencia en China. Ahora vemos los frutos”, dice Juan Gatti, miembro del staff técnico en aquel Mundial 2019. Y reconoce que es un círculo que se retroalimenta: “Creo que al básquet argentino tener de nuevo jugadores en la NBA lo hace más visible para el chico que está empezando a hacer deporte, para los clubes de barrio de todo el país que formaron a estos mismos jugadores. Ellos son un producto de eso y harán que más chicos jueguen al básquet como les pasó a ellos”.
Sólo se trata de hacer números. Campazzo (30), Deck (26) y Vildoza (25) eran niños detrás del televisor cuando la Generación Dorada brillaba y Ginóbili ganaba sus primeros tres anillos de campeón con NBA. Alcanza con ir al archivo. La foto icónica del santiagueño Deck, en Colonia Dora, un pueblo de 2500 habitantes, jugando al básquet a los 12 años con la 20 de los Spurs, en una cancha que en verdad era el patio de todas las casas del pueblo y tenía un aro improvisado con un tractor de un volante. En 2015, cuando en una entrevista de DeporTV le preguntaban su primer recuerdo de la NBA, el marplatense Vildoza decía: “El primer doble y la bandeja de Manu Ginóbili en un partido contra los Lakers”. Cambiaron los años y los protagonistas. Pero no la bandera.
“El básquet argentino -dice Julio Lamas, entrenador histórico de la Selección y de la Liga Nacional- sigue aumentando su prestigio y abre oportunidades a nuevos jugadores en la NBA. La final del mundo que jugó Argentina en 2019 le trajo oportunidades a sus integrantes. Facundo, Gaby y Luca ya estaban en la Euroliga, que es el escalón anterior a la NBA. Son jugadores talentosos con una mentalidad muy competitiva, que es el sello distintivo nuestro”. Silvio Santander, actual entrenador de San Lorenzo en la LNB, asistente técnico de la selección argentina y primer entrenador de Deck en Quimsa de Santiago del Estero, refuerza la idea: “Hay que valorar lo que es el básquet argentino en su totalidad. Si Gabriel Deck pasó desde Colonia Dora a Quimsa y ahí empezó su camino, significa que nosotros podemos tener talentos escondidos en cualquier punto del país”.
Para que Deck llegara de Colonia Dora a Quimsa, en la capital provincial que estaba a unos 166 kilómetros de su casa, hubo dos mujeres clave. Una fue Paola Aguilar, la profesora de Educación Física de la escuela pública N° 731, que generó el puente para que Gabriel y su hermano Joaquín tuvieran una prueba. Joaquín fue invitado a unirse al club. Gabriel, todavía con 13 años, no. Nora, la madre, viajó hasta al club para dejar en claro que la condición era que se llevaran a los dos, porque sino no se quedaba ninguno. Más de una década después, una base argentina es protagonista en el mejor básquet del mundo. El 15 de abril Florencia Chagas, 19 años, hizo historia: Indiana Fever la eligió en el draft y pasó a ser la primera argentina en el mejor básquet del mundo. Al igual que Minnesotta con Bolmaro, Indiana decidió que Chagas continúe su fogueo durante este año en el Empoli, de Italia. A ambos parece ayudarlos el tiempo. Y los espejos que tendrán para mirarse.
Después de convertirse en el 14° argentino en pisar una cancha de la NBA, Deck bromeó sobre el cercano encuentro con Campazzo: “Ya nos comeremos algún asado, nos tomaremos un mate”. Lo del cordobés y lo del santiagueño son dos casos claros de que los casilleros del juego de la vida no siempre vienen marcados. El base partió de Córdoba a Mar del Plata con 15 años, para probar suerte en Peñarol. Por su baja estatura y su estilo desfachatado muy pocos confiaban en él, hasta que le llegó el empujón inicial de Sergio “Oveja” Hernández. Hoy es furor en las redes, hay una Campazzomanía y en su primera temporada en la NBA lleva muchos más minutos de lo que se esperaba como base de Denver. Lo del santiagueño ya fue dicho, pero se puede repetir: de un pueblo de 2500 habitantes al mejor básquet del mundo. “El jugador argentino tiene un talento y una competitividad natural que equipara las falencias físicas que podemos llegar a tener si nos comparamos con otras potencias. Hace 20 años estamos entre el top 5 del mundo. Eso es por una construcción de talento y por el muy buen trabajo de los clubes que logran que, con muy pocos recursos, estos chicos terminen jugando en la NBA. Creo que los grandes de Europa o de la NBA buscan eso: el talento y la competitividad argentina”, completa Juan Gatti.
En el horizonte, a menos de tres meses, aparecen los Juegos Olímpicos. El plantel argentino que buscará repetir la gran actuación del Mundial de China 2019 será muy distinto. No por los nombres, sino por los pergaminos. No sólo habrá cuatro ex NBA (Luis Scola, Patricio Garino, Nicolás Laprovíttola y Nicolás Brusino): estará encabezada por sus cuatro NBA. «