El desenlace entre Vélez, Talleres y Huracán, más la inédita consagración de Central Córdoba en la Copa Argentina -e incluso la Copa de la Liga que Estudiantes le ganó a Vélez en mayo-, dejan dos evidencias: 1) un año en diferentes tonalidades de oscuro, de gris a negro, para los clubes grandes, a excepción de Racing, campeón de la Sudamericana; y 2) un 2024 reivindicatorio para los equipos «chicos y medianos», un adjetivo que, no hace falta aclararlo, no alude al sentimiento de sus hinchas, tan enorme como el de los equipos más populares, ganadores y poderosos.
Cada tanto, la Matrix del fútbol falla y los clubes con más historia, presupuesto e hinchas no llegan a la cumbre, como en este 2024 en Argentina. Hace 20 años, en 2004, se sublevaron los parias de cada continente: Once Caldas de Colombia ganó la Libertadores, Porto de Portugal fue campeón de la Champions League y Grecia se quedó con la Eurocopa. Otras dos décadas hacia atrás, en nuestro país, el Metropolitano 1984 tuvo un escenario similar al de este domingo: tres equipos de los no considerados grandes llegaron a la última fecha –la 38ª- con chances de salir campeón, y dos de ellos se enfrentaron entre sí, Estudiantes-Ferro en La Plata, que empataron. Argentinos lo aprovechó y, con un triunfo ante Temperley, festejó su primer título.
Pero acaso el gran torneo de los chicos fue el Nacional 1982, una de las dos competiciones que, junto al Metropolitano, conformaron las temporadas de Primera de 1967 a 1985. Hasta entonces regía un statu quo: Boca –con Diego Maradona, futuro héroe del Mundial 86- y River –con Mario Kempes, reciente figura del Mundial 78- venían de salir campeones en 1981, uno el Metropolitano y el otro el Nacional, en ambos casos con el Ferro de Carlos Griguol como subcampeón.
Hasta que en el primer semestre de 1982, todavía en dictadura, el viento cambió de lado. Es cierto que tuvo mucho que ver el Mundial de España y un reglamento hoy imposible de justificar: en febrero, River, Boca y el resto de los clubes debieron ceder sus futbolistas para la selección, que recién cuatro meses después jugaría la Copa del Mundo. Lógicamente, los dos más grandes salieron perjudicados: el 6 de febrero, tras un clásico en Mar del Plata, Boca se despidió de Diego Maradona y River de Mario Kempes, Daniel Passarella, Ubaldo Fillol, Américo Gallego y Ramón Díaz. Ninguno de ellos jugaría el Nacional 82, que empezó en febrero y terminó en junio, a pocas horas del Mundial. En el medio, claro, la Guerra de Malvinas.
Participaron 32 equipos, los 18 del Metropolitano y14 representantes del Interior, equipos que jugaban en las ligas regionales y una vez al año se sumaban al fútbol grande del país. Con cuatro zonas de 8 participantes, tras partidos a ida y vuelta, los dos primeros avanzaban a la siguiente ronda, los cuartos de final: no lo hizo ninguno de los cinco grandes. San Lorenzo estaba en la Primera B pero además River, Boca, Independiente y Racing quedaron eliminados en la primera ronda. Tampoco pasaron otros clubes tradicionales, como los dos grandes rosarinos (Central y Newell’s), Huracán, Vélez ni Argentinos.
Clasificaron a cuartos de final cinco equipos del Interior (tres de ellos indirectamente afiliados, Independiente Rivadavia de Mendoza, San Martín de Tucumán y Talleres de Córdoba; uno que ya jugaba en los torneos de AFA, Unión de Santa Fe; y otro que se sumaría en el Metro 1982, Racing de Córdoba), uno de La Plata (Estudiantes), uno del conurbano (Quilmes) y uno solo de Capital Federal (Ferro).
En esa fiesta por fuera de la General Paz, para San Martín -un histórico de los Nacionales- fue su debut en las instancias finales. También un mendocino, con Independiente Rivadavia, consiguió pasar la primera ronda por primera vez. Pero tras su gran 1981, el torneo quedó finalmente para Ferro, vencedor de Quilmes tras dos finales «chicas», 0-0 en el sur y 2-0 en Caballito. Poco después, en el Nacional 1984, llegaría la segunda estrella al oeste.
Independiente, al menos, hizo una buena campaña y quedó eliminado recién en la última fecha de la primera ronda. Racing, en cambio, terminó último en su grupo. Sin figuras y en crisis económica, River finalizó sexto (de ocho). Y Boca, también desarmado, culminó cuarto.
Lo curioso es que, por una idea de Newell’s, a la AFA llegó un plan alternativo: hacer un «Campeonato Paralelo» en simultáneo a las fases finales del Nacional. Incluso, según la revista Goles, Boca, River, Independiente, Vélez, Racing, Huracán, Central y Argentinos dieron su aprobación: los clubes, sin competencia, necesitaban ingresos. Pero finalmente no se aprobó: habría sido una afrenta digna de malos perdedores. Cada tanto, la Matrix del fútbol falla.