Tomás “Trinche” Carlovich falleció en la madrugada del viernes, en Rosario, mientras era operado para intentar tratar las lesiones que sufrió hace dos días cuando le dieron un palazo en la cabeza para robarle su bicicleta. No es la muerte esperada para una estrella del fútbol,pero sí para una leyenda como lo era el rosarino. Y esa característica tiene una nueva imagen: en medio de la pandemia, de los velatorios prohibidos, el Trinche tuvo un funeral popular en el Gabino Sosa, el estadio de Central Córdoba. El cortejo partió desde la sala del hasta el estadio donde lo esperaban los hinchas, todos con barbijo, en la tribuna sur.
En el estadio de Central Córdoba de Rosario, así despidieron al Trinche Carlovich. pic.twitter.com/0oLKsd3bju
— Tiempo Argentino (@tiempoarg) May 9, 2020
A los 74 años, en su última entrevista que dio a finales de abril en el programa Super Deportivo Radio, Carlovich relató buena parte de su vida, contó detalles del encuentro con Maradona el año pasado: “Trinche -dice la firma que le dedicó Diego- fuiste mejor que yo”. “Con eso ya me puedo ir tranquilo”, remató el mediocampista que fue mucho más que su currículum (Rosario Central, Flandria, Central Córdoba, Independiente Rivadavia de Mendoza, Colón, Deportivo Maipú de Mendoza, Andres Talleres de Mendoza y Newell´s de Cañada de Gómez.
El “Trinche” era un mito en el que muchos futboleros elegían creer, porque muy pocos lo vieron jugar. Tímido, introvertido, enigmático se tejieron alrededor de él mil historias de su bohemia, aunque estuviera lejos de ser un atorrante. La fundación del mito se dio en un amistoso entre la Selección argentina y un combinado de jugadores rosarinos, que se organizó como preparación del mundial 74 en la cancha de Newell´s. Para el equipo de Rosario jugaban nada menos que Kempes y Zanabria, pero la figura del triunfo por 3 a 1 fue Carlovich según consignaron todas las crónicas. Un jugador de Central Córdoba bailó a la Argentina, al punto que en el entretiempo el DT de Vladislao Cap pidió que el segundo tiempo no saliera a jugar.
Carlovich fue asaltado el miércoles cuando iba en su bicicleta por Paraná y Eva Perón del barrio Azcuénaga, en la zona de vías férreas de la Estación Rosario Oeste. La imagen del Trinche con su bici también ya formaba parte de su mitología. Los golpes le provocaron un grave traumatismo de cráneo, alteraciones neurológicas y enseguida entró en coma. La policía rosarina identificó a dos de los supuestos agresores.
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Los faltazos a los entrenamientos, un caño doble, su infalibilidad en los penales, una zurda elegante y el manejo de los tiempos en la mitad de la cancha son algunos de los hilos que fueron zurciendo su propia historia. Se han escrito libros, canciones y obras de teatro en honor a un futbolista que jugaba de local en el Estadio Gabino Sosa, de Central Córdoba, ante apenas un puñado de miles de personas. Rosario, una ciudad que transpira fútbol,fue la cuna de la leyenda. Nombres como Marcelo Bielsa, César Luis Menotti y Jorge Valdano, entre otros, ayudaron a que una fábula de pueblo se amplificara a todo el mundo. Por eso la noticia de la muerte de Tomás Felipe Carlovich, justo cuando la pelota no rueda en casi ningún rincón del planeta, sacudió al ambiente del fútbol.