Daniel Marcelo Schapira es el único tenista desaparecido en la última dictadura cívico-militar. Su historia fue recuperada por primera vez por el periodista Oscar Pinco en el diario Los Andes en 2001 y luego el mayor especialista en el tema, Gustavo Veiga, la sumó a ese libro esencial que es Deporte, desaparecidos y dictadura. Por Schapira se conmemora cada 18 de octubre (la fecha en la que nació, en 1950) el Día del Profesor de tenis. Tenía 26 años cuando fue secuestrado el 7 de abril de 1977, en San Juan y Boedo. Su historia también seguirá viva gracias a un nuevo trabajo periodístico que llega desde Italia. Dónde está Daniel Schapira. Desaparecido es un libro escrito por los periodistas Roberto Brambilla y Alessandro Mastroluca, disponible por ahora en su país y en Amazon, y a la espera de que pueda ser traducido al castellano y llegue a las librerías argentinas.
–¿Cómo llegan dos italianos a la historia de Daniel Schapira? ¿Dónde está el puntapié inicial?
–R.B.: Ocurrió hace dos años, otoño de 2019. Escribí una nota para un diario de aquí, en Italia, sobre las iniciativas de la memoria de los clubes argentinos y, entre otras historias, descubrí las de algunos deportistas y la de Daniel Schapira, pero dado que tenía poco tiempo leí algunas cosas y lo dejé a un costado. Luego hablé con Alessandro y le gustó la idea.
–A.M.: Ambos estamos interesados, nos gusta el deporte, la historia y cómo estos dos mundos se entrelazan. Y después de leer e investigar algunas cosas, nos quedaron las ganas de profundizar la historia.
–¿Cuál es el impulso que tuvieron, luego de haber conocido esa historia, para decidirse a escribir un libro?
–A.M.: Lo primero que tuvimos fue una grandísima curiosidad, que además es también la esencia de lo que es el periodismo. Nuestra curiosidad era juntar las piezas, las pocas piezas de la historia de Daniel Schapira que teníamos a nuestra disposición. Y con el tiempo entendimos cómo contar esa historia era también reconstruir un contexto, un momento y una época de la historia argentina. Hicimos eso, reconstruir una época a través de una vida, y sobre todo a través de las palabras de las personas que han conocido a Daniel.
–R.B: Nosotros ya habíamos dicho que, cuando tuviéramos tiempo, íbamos a escribir un libro juntos porque somos amigos desde hace mucho tiempo. Cuando aquí estalló la pandemia –yo además de periodista soy profesor de colegio–, tuvimos la educación a distancia y empezamos a movernos. La primera cosa que hicimos fue contactar a Oscar Pinco, que es un periodista argentino que está en Mendoza pero es oriundo de Buenos Aires, y él fue el primero en escribir algo sobre su historia. Lo contactamos en abril de 2020 y, a partir de esto, sobre todo a partir de la amabilidad de Oscar, de su disponibilidad a ayudarnos, porque nos dio el número de Edgardo, el hermano de Daniel, empezamos esa búsqueda.
–¿Cuál es el mensaje del libro? ¿Qué quisieron transmitir con la escritura y divulgación de esta historia?
-R.B.: Nuestro lema sería de verdad Nunca Más. Contar esta historia, contar una historia de una persona desaparecida es volver a darle vida, a darle dignidad a su trayecto humano, nosotros queremos contar esta historia, una historia que en Italia era desconocida pero, como decíamos antes, la historia de una persona que soñaba con un mundo mejor y que hasta el final ha decidido llevar a cabo su batalla pagando con su vida. La historia de Daniel es un paradigma.
–La conexión Italia-Argentina es estrecha desde aquellos inmigrantes que vinieron a nuestro país y tuvo muchos capítulos en diferentes terrenos. ¿Sienten desde allá esa conexión que les llevó a conocer y escribir la historia de Daniel?
–R.B.: La conexión que existe entre Italia y Argentina siempre la he estudiado en la universidad, conozco bien la historia argentina, pero hablar de esto no se ha dado por esa conexión. Que Daniel fuera argentino no ha sido, por lo menos para mí, una cosa que me ha impulsado más.
-A.M.: Yo creo que lo que más nos conectó fue el deporte, más allá de si era argentino o no. Nosotros hemos admirado muchísimo a Daniel, sobre todo por lo que nos han contado las personas que lo han conocido. En una edad tan breve ha dejado una huella sensible, fuerte en la vida de cada una de esas personas y nosotros admiramos también a Daniel por su sacrificio en una época tan difícil.
–¿Qué les sorprendió durante la investigación?
–R.B.: Toda esa historia ha sido un descubrimiento continuo, a lo largo del tiempo hemos descubierto muchísimas cosas. Cuando terminamos el libro mucha gente, sobre todo Edgardo, el hermano de Daniel, nos pidió si podíamos enviarle parte del material porque él, de la vida de su hermano, no conocía algunas partes porque nunca se lo habían dicho, porque estaban en clandestinidad. Y por ejemplo una cosa que nos ha golpeado, que nos ha contado Edgardo, es que cuando le entregaron la ficha policial de Daniel, ellos descubrieron cosas que solo una persona que había tenido contacto muy estrecho con Daniel podría saber.
–¿El deporte sigue siendo una gran herramienta para contar historias?
–R.B.: El deporte es una herramienta para contar muchísimas cosas. En Italia es muy conocida la historia de Miguel Sánchez, el atleta (también desaparecido en la dictadura) que tiene una carrera titulada a su nombre, pero además el deporte es una herramienta para contar historias de cualquier tipo. Los deportistas y las personas que trabajan en el deporte son, antes que todo, hombres, que a veces están dentro de una historia que no es del deporte sino del mundo, y a veces han contribuido a cambiarlo. «