A la angustia que envolvió a la Argentina por la derrota en el partido contra Arabia Saudita, lo que convierte al choque con México en un cruce fronterizo hay que sumarle la preocupación por el cuerpo de Lionel Messi, que en el entrenamiento de hoy salió primero con un kinesiólogo para hacer trabajos individuales y luego se sumó a sus compañeros. “¿Saben algo de Messi?”, “¿Cómo está Messi?”, “¿Qué se dice ahí de Messi?”. Son preguntas que circulan en los WhatsApp de periodistas y que también les llegan a quienes tienen acceso a la Universidad de Qatar, donde se hospeda la selección argentina. Esto ocurre desde antes del comienzo del Mundial. Pero ese primer partido elevó los reparos hasta llegar a la incredulidad. ¿Messi está bien? En el cuerpo técnico responden con una decisión: va a jugar el sábado. Si bien admiten que tiene un dolor muscular, eso no lo saca de la cancha.
Apenas pasan las 18.30 en Doha, cuando se acerca la hora de la práctica, la atención se centra en qué será de Messi. Más que una rutina es una preocupación. Messi no llegó entero al Mundial, algo que comienza a ser evidente con el paso de las horas, mucho más con el partido frente a Arabia Saudita. Que no haya llegado entero no significa que haya llegado lesionado. Una sobrecarga en el soleo, que es un músculo que está debajo de los gemelos, en la parte de atrás de la pierna y que si no está bien provoca un dolor intenso. Messi lo sufre en su pierna derecha, la pierna de apoyo. Por eso cuando hoy volvió a salir a la práctica junto al kinesiólogo del equipo, algo que ya había hecho en los días previos al Mundial, se extendió la versión de una lesión más seria que el cuerpo médico se encargó de desmentir. Una vez que hoy terminó con el kinesiólogo, Messi siguió el entrenamiento al mismo ritmo que sus compañeros.
Messi se preparó para este Mundial como para ningún otro. Lo marcó como su objetivo por encima de lo que sucediera con su club, dijo incluso que podía ser el último. Se mostró feliz cada vez que viajó para sumarse a la selección, la versión del Messi que fue campeón de América en 2021. Pero el último mes pegó en su cuerpo. Llegó a Qatar con esa molestia en el soleo que intentó superar con kinesiología. Que no le impide jugar, pero lo acompaña y lo limita por estos días.
El plantel trabaja -habla- en estas horas sobre la parte anímica, la idea de tomar el compromiso del sábado con México como un partido de elmiinación directa. La AFA postea las imágenes con hashtag #TodosJuntos. Intenta construirse una épica que no es más que la de volver a ser una versión parecida al equipo que fue. Se trata de volver a ese camino. No es sencillo porque además Lionel Scaloni tiene que hacer varios cambios, sea por apuestas futbolísticas como por rendimientos físicos. Uno de ellos probablemente sea el de Lisandro Martínez por Cristian “Cuti” Romero. Hay un lateral que puede variar. ¿Marcos Acuña por Nicolás Tagliafico? También habrá modificaciones en el mediocampo, acaso una nueva búsqueda en el lugar que dejó Gio Lo Celso con su lesión y que en el último partido ocupó Alejandro “Papu” Gómez. Enzo Fernández y Alexis McAllister siempre son una posibilidad. Pero hace tiempo que a Scaloni le entusiasma probar en ese lugar a Julián Álvarez.
Es el equipo lo que hay que pensar y que Messi llegue sin dolores. El rosarino es el objeto de cantitos de las hinchadas rivales que están en Qatar. “Messi ciao”, cantan brasileños junto a mexicanos en una alianza táctica contra la Argentina. Messi pensó tanto en este Mundial, lo esperó tanto, que también lo esperaban a él. Si en algo piensa México para el sábado es no sólo en la posibilidad de dar un paso hacia la clasificación a octavos de final. Es también frenar a la Argentina de Messi. Ahí hay un combustible extra.