Un partido un lunes a las 15.30 no parece, en principio, el mejor plan futbolero. Pero el Barracas Central 0-Defensa y Justicia 2 de ayer, por la duodécima fecha de la Liga Profesional, tenía guardada una historia de memoria y pedido de Justicia: es el partido que mejor recuerda a Lucas González, el futbolista de 17 años asesinado por la Policía Metropolitana el 17 de noviembre de 2021 en Barracas.
En simultáneo al juicio por el crimen en el que se imputa a 14 efectivos -este martes a las 9 arrancaba la quinta jornada en el Tribunal Oral en lo Criminal 25-, ayer se enfrentaron los dos clubes de Lucas, nacido y criado en Florencio Varela: el de su corazón, Defensa y Justicia, visitó al equipo en el que jugaba cuando fue acribillado, Barracas Central -había ingresado a sus divisiones inferiores antes de la pandemia-.
La historia fue compartida en sus redes sociales por Joaquín Zuñiga, uno de los futbolistas -y amigo del barrio- que viajaban en el auto atacado por policías de la Ciudad de Buenos Aires. A una foto con una bandera con letras rojas sobre fondo blanco -los colores de Barracas- y la leyenda «Justicia por Lucas», el amigo del futbolista asesinado también escribió su agradecimiento a la hinchada barraqueña por «tenerlo presente».
«Otra vez mil gracias a la gente de Barracas por siempre tenerlo presente y siempre recibirnos de 10. Varela y Barracas siempre juntos«, agregó Joaquín, con una camiseta de Barracas, a pesar de que él también, como Lucas, es hincha de Defensa: entre los clubes hay histórica buena relación, acrecentada por la memoria hacia Lucas.
En febrero del año pasado, en una entrevista con Tiempo, Joaquín recordó aquel día en que, movilizado por sus ganas de ser futbolista, había ido a una prueba en Barracas por sugerencia de su amigo, que ya jugaba en las inferiores del club: «Cuando terminó la prueba, el profe nombró a siete jugadores, entre ellos a mí. «Zuñiga y tal vienen el viernes, ya se incorporan, pidan el pase que son parte del club». Lucas volvió al rato de entrenar con su categoría y me dijo «¿qué onda, amigo, qué te dijeron?». «Quedé, boludo, quedé. Al fin vamos a jugar juntos», le dije. Siempre decíamos que íbamos a jugar juntos y él me decía «es Barracas, amigo, acordate que es Barracas». Le dije «gracias, si me quedaba con lo del lunes, me quedaba sin club». Ahí dijimos «¿nos sacamos una foto?», y es la foto que salió en todos lados. La seguimos «el viernes venimos» y «escuchame, gato, ¿vamos a comprar un jugo?», y ahí pasó todo lo que pasó».
Lucas y Joaquín eran amigos de barrios vecinos en Florencio Varela: el primero de San Eduardo y el segundo de Presidente Sarmiento, en el Cruce Varela. También compartían su pasión por Defensa y Justicia pero, sobre todo, estaban unidos por sus sueños de fútbol: querían jugar juntos para un mismo equipo. Se conocieron en las infantiles de Racing y por poco no volvieron a coincidir en Defensa y Justicia, club en cuyas inferiores jugaron los dos: Joaquín se fue en 2016 y enseguida llegó Lucas, que luego pasaría a Barracas Central.
Tras el crimen de su amigo, Joaquín, ahora de 19 años, jugó en 2022 en la Quinta División de Barracas Central, el equipo en el que debía compartir plantel con Lucas. Finalmente quedó libre y en el primer semestre de 2023 se desempeña en la Cuarta de Argentino de Quilmes, siempre con su sueño de futbolista: «Estoy jugando por Lucas: deseo llegar al vestuario y que él se esté cambiando», dijo en aquella entrevista.
A fines de marzo, en la cuarta jornada del juicio, Joaquín y los otros dos chicos que acompañaban a Lucas en el auto que fue acribillado -Julián Salas (19) Niven Huanca (18)- dieron su versión de los hechos ante los jueces. Explicaron que se detuvieron en un kiosco cercano al predio de Barracas Central para comprar dos bebidas y luego continuaron su marcha hasta que un auto sin patente comenzó a “encerrarlos”.
“Veo que un vehículo nos empieza a encerrar, por lo que le toqué bocina porque pensé que estaba distraído. Me terminó de encerrar y uno se baja del lado del conductor con un arma, por lo que yo pienso que me iban a robar. En ese momento, empieza a disparar sin sentido”, contó Salas, quien en ese momento conducía el Volkswagen Suran atacado. Los tres jóvenes coincidieron que “dos personas se bajaron del auto para disparar”, que “nunca se identificaron como policías”, “no vestían uniformes” ni utilizaron sirenas o balizas para anunciarse.
Defensa sumó ayer en el estadio Claudio Tapia su tercer triunfo seguido en la Liga Profesional y alcanzó a Belgrano de Córdoba el tercer puesto en la tabla de posiciones, liderada por River. Florencio Varela festeja la gran campaña de su equipo, mientras -junto a Barracas- espera Justicia por Lucas.
Que Defensa siente a Lucas como uno de los suyos queda claro en la actitud que uno de los jugadores del club, Nicolás «Uvita» Fernández -su figura-, tuvo sobre el final de la tarde: le dio a Joaquín el pantalón que había usado en el partido a cambio de su remera de «Justicia por Lucas».