El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, se defendió hoy a raíz de las escuchas que se hicieron públicas con un pedido para que el árbitro Germán Delfino «se equivoque lo menos posible» en la previa de un partido ante Vélez y negó arrepentimiento.
«No me arrepiento de defender los intereses del club y lo volvería a hacer si me siento perjudicado», afirmó Angelici en la conferencia que brindó en la sala de prensa de Boca.
Angelici señaló que en su rol de presidente de Boca está para defender «los intereses del club», que por eso los socios lo eligieron y que su acción está «en la habitualidad de nuestro fútbol».
La máxima autoridad de Boca indicó que el equipo fue «perjudicado» en los cotejos previos al choque ante Vélez, en enero de 2015, que determinó su clasificación a la Copa Libertadores, en un desempate polémico teniendo en cuenta la puja entre los dos clubes en la AFA para su realización.
Angelic, solicitó en el 2015 al titular del Tribunal de Disciplina de la AFA que sea leve y «no le den más de dos fechas» de suspensión a a los futbolistas Leandro Marín y Cristian Erbes, quienes en ese momento integraban la nómina xeneize y habían sido expulsados en un partido de verano ante Racing (1-4), según un audio divulgado por la señal televisiva TYC Sports.
El pedido, sin embargo, no fue atendido, ya los jugadores fueron suspendidos por tres partidos.
El dirigente xeneize mantiene una conversación con el escribano que está a cargo del comité disciplinario, Fernando Mitjans. El equipo que por esos días conducía Rodolfo Arruabarrena necesitaba a los dos jugadores para celebrar un partido con Vélez clasificatorio para la Copa Libertadores de ese año.
Mitjans, según el audio, contestó que una sanción menor a las dos fechas «no era posible» por la gravedad de las infracciones, aunque también indicó que no se iba a castigar «con cinco fechas».
Los dos jugadores auriazules fueron suspendidos por tres partidos (cumplieron en amistosos) y pudieron disputar ese cotejo repechaje ante la entidad de Liniers, que terminó ganando en enero del 2015, con tanto de Nicolás Colazo desde fuera del área.
Como consecuencia de ese triunfo, Boca cumplió su objetivo de acceder a la Copa Libertadores, pero resultó eliminado en octavos de final, a manos de River Plate, cuando el encuentro desquite en la Bombonera fue suspendido al término del primer tiempo por las agresiones que sufrieron distintos jugadores.