A pesar de los constantes cambios de formato de los torneos, de una actual Copa de la Liga Profesional (ahora se llama “Copa Diego Maradona”) que cuesta enganchar a propios y extraños, a pesar de los despilfarros dirigenciales de la AFA, el fútbol argentino hace pata ancha en la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana. Ya son seis (con la posibilidad de que sean siete ya que Boca debe jugar la vuelta ante Inter de Brasil en La Bombonera) los equipos argentinos entre los 16 que llegaron a los cuartos de final de ambas competiciones continentales. En ese sentido, en octavos, hubo un solo eliminado: Unión de Santa Fe ante Bahía de Brasil por la Sudamericana. Pero el saldo a favor de los argentinos es holgado: Argentina es el país con más presencia de equipos en la Libertadores y la Sudamericana.
Repasemos: Racing eliminó nada más ni nada menos que al último campeón, Flamengo, y en el Maracaná. River hizo lo propio ante otro brasileño, Atlético Paranaense. Y Boca cerrará la serie ante Inter con la ventaja del 1-0 en Porto Alegre. De pasar, es cierto, se cruzará con Racing. Y el que pase podría encontrarse en una hipotética final con el River de Marcelo Gallardo, que en todas las ediciones alcanzó los cuartos de final. El segundo país con más representantes es Brasil, con cuatro (y con la chance de sumar su quinto con Inter). De los que jugaron la Libertadores, sólo Tigre no accedió a la Sudamericana, ya que finalizó en la última posición de su grupo. Lógico: descendido ganador de la Copa de la Superliga, milita en la segunda categoría.
En la Copa Sudamericana, Independiente eliminó a Fénix de Uruguay y Lanús a Bolívar de Bolivia y chocarán en los cuartos de final. Defensa y Justicia superó a Vasco de Gama y jugará en cuartos ante Bahía, el verdugo de Unión. Y Vélez superó a Peñarol y se enfrentará ante la Universidad Católica de Chile que dirige Ariel Holan. Con una particularidad: si Vélez se impone, deberá medirse ante el ganador de Independiente y Lanús, lo que asegurará un finalista argentino en la Sudamericana (23 de enero de 2021, en el Mario Kempes de Córdoba). La pandemia, los casi siete meses de parate (superior a la de la mayoría de los países de Sudamérica), la crisis económica y la exportación de las principales figuras, entre otros puntos, parece no menguar el potencial de los equipos argentinos en los torneos continentales.
“Brasil sigue siendo una potencia, nos supera desde la economía. Lo bueno es que nosotros pudimos competir con ellos y eso demuestra que hay un espíritu del futbolista argentino que es muy bueno”, dijo Gallardo antes de los cuartos ante Paranaense. “Desde lo económico no podemos compararlo porque estamos en una situación de desventaja con el fútbol brasileño -agregó el entrenador de River, ganador de la Copa Libertadores 2015 y 2018, y de la Sudamericana 2014-. Pero esto es la Copa Libertadores y entonces nos equiparamos desde otros lugares, desde lo mental, desde la fortaleza anímica”. Sí: es una explicación más que valiosa a la hora de encontrar las causas de por qué el fútbol argentino, puertas adentro, no atrae, y puertas afuera, se impone.