A 70 años de la obtención del primero de sus cinco títulos en la máxima categoría del automovilismo, Balcarce se vistió de fiesta para homenajear al piloto nacido en esa ciudad bonaerense el 24 de junio de 1911. Este miércoles, se realizó el traslado de sus restos desde el cementerio de al mausoleo ubicado en la planta baja del Museo Fangio, lugar de visita obligada para todos los amantes del deporte motor. Antes hubo una emotiva caravana que pasó por distintos sitios importantes en la vida del quíntuple campeón de Fórmula 1.
El nombre de Juan Manuel Fangio sonó fuerte en Europa incluso antes de arribar al Viejo Continente. Sus colegas y los equipos conocían sus fortalezas, pero todos sus rivales comenzaron a sentir en cuerpo propio la tenacidad del argentino al comenzar el campeonato Mundial de F1 en 1950. Allí consiguió su primera victoria con Alfa Romeo nada más ni nada menos que en el Principado de Montecarlo, y a partir de ese mojón, el balcarceño construyó una historia gloriosa en la categoría más importante del automovilismo mundial.
Pero su consistencia de resultados al año siguiente, en 1951, lo catapultaron a convertirse en campeón de F1 por primera vez, y en la recordada carrera en Pedralbes, España, el 28 de octubre de aquella temporada, lo puso en los nombres grandes del automovilismo internacional de la época, pero que quedaría eterno en los libros del deporte motor mundial.
Fangio, a bordo de un Alfa Romeo 159, llegaba a la última fecha del campeonato con dos puntos de ventaja sobre Alberto Ascari, su rival de Ferrari, y el argentino venció en las calles de Barcelona para coronarse por primera vez con el título mundial de Fórmula 1 y anticiparle al mundo todos los éxitos que vendrían luego. Esta conquista le valió al piloto de Balcarce pagar una fiesta grande post-campeonato en Italia, tras una apuesta ganada a su amigo y rival Alberto Ascari.
A 70 años de aquel logro histórico, ocurrido el 28 de octubre de 1951, el Tributo a Fangio fue declarado como evento de interés municipal en el Partido de General Pueyrredón y contó con invitados ilustres, como el tricampeón de la máxima categoría, el escocés Jackie Stewart. «Es un gran honor estar en Argentina por un hombre que fue el mejor piloto de carreras de toda la historia, y fue alguien a quien intenté parecerme siempre, porque hacía su exitoso negocio con estilo, con un patrón de conducta ejemplar tanto adentro como afuera de las pistas», dijo Stewart en un salón colmado del Hotel Provincial marplatense,
Stewart, considerado uno de los 10 mejores pilotos de la historia, con 99 Grandes Premios corridos, en los que logró 27 victorias, 17 pole positions y 43 podios, entre 1965 y 1973, destacó que los argentinos «tienen mucha suerte de haber tenido un hombre como Juan, que los haya representado como él lo hizo». Es la segunda vez de Stewart en el país: la primera fue para estar en el sepelio de Fangio, en 1995.
Al escocés de 82 años, cuyos verdaderos nombres de pila son John Young, lo une un senteido vínculo con el Chueco. Corría el año 1966 y Jackie Stewart había ganado el Gran Prix de Mónaco con su BRM, y cuando detiene su máquina en boxes, apaga el motor, se saca el casco y se queda en el cockpit de su auto y ve que un señor se agacha y le dice con voz finita: «usted será un gran campeón en el futuro», y apenas pudo saber que era nada menos que Juan Manuel Fangio.
El día que falleció Fangio, el 17 de julio de 1995, a los 85 años (nació el 24 de junio de 1911) el escocés Stewart estaba jugando golf en Londres y un hombre le preguntó si lo podía interrumpir, a lo que el ex piloto, intuitivo como pocos, presintió que algo grave había pasado, lo que confirmó cuando le susurró con voz temblorosa: «murió Fangio». Stewart salió catapultado del lugar en busca de su pasaporte y un bolso de mano y, tras una odisea de viajar casi 20 horas entre esperas y trasbordos desde Londres hasta Buenos Aires, para luego subirse a un pequeño avión que lo esperaba en la pista de Ezeiza, pudo llegar a Balcarce dos horas antes del último adiós, por la admiración, gratitud y respeto que sentía por Fangio.
Hace poco más de un mes, Stewart recibió la grata noticia de que los integrantes de la Fundación y los hijos de Fangio construirán una bóveda en el museo para que el féretro de Fangio pueda ser visitado por todo aquel que quiera acercarse al templo del automovilismo. Pese a su edad y los inconvenientes y riesgos que trae aparejado la pandemia por el Covid 19, el escocés no dudó en confirmar su presencia en Balcarce en lo que será el último viaje del máximo piloto argentino de la historia a su destino final.