La derrota electoral del kirchnerismo. La asunción del macrismo. La instalación de la excusa: la pesada herencia. La designación de los CEO. Eliminación de retenciones al agro, la minería, productos industriales. Imposición por decreto de jueces para convertir en adicta a la Corte Suprema, como si no perteneciera al mismísimo poder fáctico y económico que se hizo cargo del gobierno. Decretazo para que Laura Alonso pueda asumir como abogada cuando no lo es y que luego haga la vista gorda ante la extraordinaria corrupción oficial. Escandalosa encarcelación de Milagros Sala, presa política. Catarata de procesamientos a funcionarios del gobierno anterior. La persecución deliberada sobre CFK, la intención de proscribirla.
Panamá Papers, las cuentas del presidente, sus millones en el exterior, luego convertirlos en bonos que elevarán su valor si al país le va mal… La grosera implicancia de sus ministros, funcionarios, gobernadores adictos
Pago urgente a los buitres y no pago a las urgencias sociales. Manipulación de la AUH (aumentada para usarla como carta excluyente y salvadora de una supuesta cobertura social). Liberación de dólares. Cotización a 16 cuando el propio Prat-Gay dijo en diciembre que si pasaba los 10 era fracaso. Regreso a Davos.
Centenares de miles de despidos estatales y privados, destrucción de proyectos sociales de toda índole que vinieran del kirchnerismo. Mil y un groseros tarifazos; algunos recules (pour la galerie) con porcentajes menores. Recomendaciones para gastar menos gas o electricidad. La desembozada matufia de Aranguren, su vinculación con Shell, la compra del gas a Chile. La cajoneada de valores de inflación y otros de la economía, demorando con excusas triviales la apertura del Indec.
Disolución del AFSCA y devastación de la Ley de Medios. Alianza con los medios de prensa (algunos son ellos mismos) y bombardeo artero a voces opositoras. La mentira como recurso diario (que a la larga algo queda).
El nuevo FpT (con aportes estatales superiores a los del kirchnerismo): hasta la Copa Argentina la da un canal de Clarín. Roscas para apoderarse de AFA con la subrepticia intención de privatizar el negocio y habilitar la conversión de clubes en SA (borrando de un plumazo la pátina democrática que queda).
El presidente de EE UU visitó Argentina para el aniversario del Golpe, así como el rey español lo hará en el bicentenario de la Independencia (siéntanse como en su casa). Adhesión a la Alianza del Pacífico. Mil operaciones para soslayar la inequívoca postura antiliberal del Papa Francisco.
Devolución de facultades a FF AA represoras y asesinas. Los papelones de la Bullrich, el protocolo de seguridad, el regreso de la represión. Efectivos de la bonaerense en el despacho de la Vidal: evidente desafío de impunidad. Un tipo tira millones sobre un muro, en una acción con imbancable tufillo a regreso de los servicios (que el kirchnerismo enfrentó, pero sensiblemente tarde).
Chicos que repiten una frase de campaña del PRO bajo la batuta autoritaria del presidente. La bravuconada de un tirifilo provocador que pone en entredicho la cantidad de desaparecidos (como si lo importante fuera la cantidad). Persecución y el demonización de artistas. Desguace del CCK, su uso como salón de fiestas privadas como hicieron ya con el San Martín y el Colón. El desmantelamiento de Radio Nacional que ya perdió el 80% de la audiencia.
Lo que justifican hoy y denostaban ayer. Blanqueo de capitales. Falsa reivindicaciones a jubilados. Reiteración de promesas de Pobreza Cero y de felicidad teñida de amarillo: o son burlas realizadas desde la soberbia y el desprecio de clase o reflejan una lejanía de la realidad, emparentada con las últimas imágenes delarruistas en el gobierno.
Este listado catárquico, incompleto, recuerda que ya pasaron 200 días de gobierno y que aún restan tres años y medio. Empezó el tan meneado segundo semestre, con la escalofriante Ley de Tierras.
Tal vez, algún día, estos temas dejarán de sorprender, enfurecer, lastimar. Decisiones, noticias que sacuden al ciudadano común, que pasan a ser cotidianas. Tal vez llegue la hora que acabe el luto y la ciudadanía se haga cargo de su voto, sus deberes y sus derechos.
Tal vez se internalice que nada es imprevisto, que el plan del poder hegemónico es derrumbar aquel país que apuntaba a la igualdad, en el que la patria era el otro, en el que se subvertía unos cuantos paradigmas sociales y económicos esenciales.
Tal vez se vuelvan a llenar calles con protestas de gente a la que le comen el bolsillo, las instituciones, la esperanza, la dignidad, el terruño y la vida. Tal vez enfrente al gobierno, lo haya votado o no, en una plaza, una unidad básica, un gremio, alguna institución, o simplemente boicoteando el pago de servicios cuando nos roban como nos están robando.
Unidos y organizados decía el General. Un célebre tema de Serrat finaliza clamando: «Padre, deje usted de llorar, que nos han declarado la guerra.»