Desde que la prestigiosa directora Lucrecia Martel anunció su proyecto de filmar Zama, título fundamental de la obra del mendocino Antonio Di Benedetto, la novela y el nombre de su autor comenzaron a ocupar un espacio cada vez más destacado dentro de la limitada visibilidad que la literatura tiene en los medios de actualidad. Sobre todo teniendo en cuenta que no se trata de una novedad editorial, sino de un libro clásico de la literatura argentina del siglo XX.
A cinco décadas de la publicación de su primera edición, Zama sigue recorriendo el mundo. A las traducciones ya realizadas al portugués, alemán, hebreo, francés, italiano, checo y próximamente búlgaro, ahora se le agrega la edición en inglés. Se trata de una traducción a cargo de Esther Allen, ensayista, profesora de The City University of New York y la misma será lanzada en el transcurso del mes de agosto a través de un sello prestigioso y joven como The New York Review Books Classics, fundada en 1999. Un paso fundamental para instalar el nombre de Di Benedetto a escala global, como uno de los referentes más destacados de las letras argentinas. Un mérito demorado y merecido. El argentino compartirá el espacio del catálogo de dicha casa editora con autores de prestigio universal como el ruso Anton Chéjov, el escritor chino Ge Fei y Roberto Arlt, otro clásico de la literatura nacional.
Publicada por primera vez en 1956, Zama está considerada de manera unánime como una de las grandes novelas del siglo veinte en lengua española. Con una escritura bella y precisa, Antonio Di Benedetto narra la existencia solitaria y suspendida de Don Diego de Zama, un funcionario de la corona española en Asunción del Paraguay que, víctima de una interminable espera, aguarda ser trasladado a Buenos Aires a fines del siglo XVIII. La de Zama no es cualquier espera, se trata de una condición existencial, angustiosa y reflexiva, en un territorio caracterizado por la lejanía, la ajenidad y la disposición para el recuerdo. Zama es la novela de un exiliado castizo, con un lenguaje intemporal y arcaico, por momentos cercano al del Siglo de Oro. Se trata de un libro perfecto, donde la cualidad filosófica se desprende naturalmente de una prosa deslumbrante.
Pero no se trata de la primera vez que el cine le ha servido de impulso a la obra de Di Benedetto. Ya en 2010 el estreno de Aballay, el hombre sin miedo, un western dirigido por Fernando Spiner, basado en un relato breve del mendocino, había llamado la atención sobre su obra. En aquel momento la editorial Adriana Hidalgo, encargada de reproducir la obra de Di Benedetto, había publicado un libro que recogía aquel relato y volvía a llamar la atención sobre su autor.