Yael Frankel es diseñadora gráfica y tiene una gran trayectoria en el campo de la ilustración del libro infantil. Pero, además, es también autora. Ha publicado en Argentina, donde nació en 1967, y en diversos países de América Latina, como así también en Europa, Corea del Sur y China. Ha sido seleccionada para exponer su trabajo en la Feria de Bologna en los años 2016 y 2017 y ha recibido numerosos e importantes reconocimientos internacionales.
Bajo el sello Limonero apareció recientemente Todo lo que pasó antes de que llegaras, un libro álbum del que es autora e ilustradora cuya dedicatoria dice: “Para todos aquellos que, cuando llegamos tarde al cine, nos cuentan cómo empezó la película.”
En este libro, el hermano mayor le cuenta y le dibuja a su hermano por nacer todo lo que ha sucedido en la gran película del mundo familiar para que sepa quiénes lo componen, desde la tía Nancy que “se casó con un señor que tiene dos hijos”, hasta el perro, Ernesto.
Pero, como sucede en toda obra literaria, lo más importante no es el qué, sino el cómo. Y, en este caso, el cómo tiene que ver con la visión de un chico que mira el mundo con ojos nuevos, un mundo recién estrenado. En su mirada, por supuesto, está el asombro que jamás da nada por sentado. Por eso, en los dibujos aclara: “esto es un poco de barro”, “estos palitos son arroz”, o “algunos pelos”. A la mirada automatizada que tenemos los adultos, el protagonista de Todo lo que pasó antes de que llegaras opone una mirada flamante que aún no ha sufrido el desgaste de la rutina. ¿No es lo poético precisamente eso, descubrir lo nuevo y lo distinto en lo que, a fuerza de constituir nuestro paisaje diario terminamos casi por no ver?
–Todo lo que pasó antes de que llegaras es un libro para chicos pero que ayuda a los adultos a darse cuenta de cómo es mirar y descubrir el mundo cuando sos chico. ¿A qué lector tenés en cuenta a la hora de sentarte a escribir?
-No sé si tengo en cuenta a algún lector… debería pensar bien eso. Creo que al ser autora integral de este libro, lo que me propongo es contar una historia desde la voz y la mirada de un nene que está a punto de convertirse en hermano mayor. Y creo que no estuve pensando en un lector en particular, me enfoqué en encontrar la voz que buscaba y el trazo que acompañe a ese narrador.
-Los dibujos del libro tienen algo de los garabatos que hacen los chicos. ¿Tratás de ponerte en su lugar para narrar, ya sea a través de las imágenes como de las palabras?
-Como te decía, buscaba el trazo de un nene, para que los dibujos fueran compañeros fieles de la voz del hermano mayor. Es él quien está contando y dibujando a la vez, para contarle todo a su hermanito.
-Cómo surgió en vos la idea de este libro y cuáles son, en general, los disparadores de ideas para un libro.
-Disparadores existen en cada esquina, jajaja. A mí me sirve desde una anécdota mínima contada por algún amigo hasta un nombre propio. Desde una foto vieja de algún viaje a España hasta el estribillo de alguna canción. No sé, estoy muy atenta a lo que me entusiasma y entonces encuentro disparadores en todas partes. El tema es que una vez que algo “se disparó” hay que encontrar la manera de convertirlo en una buena historia, de que se desarrolle y tome forma y solidez.
-¿Tuviste devoluciones respecto de Todo lo que pasó antes de que llegaras? Me refiero a si estuviste en contacto con chicos, por ejemplo, en el ámbito de una escuela donde a veces los escritores van ya sea a leer sus libros o a conversar sobre ellos si los chicos trabajaron previamente en él. En caso de que haya sido así, ¿cuáles fueron las reacciones de los chicos ante el libro?
-No, no estuve en colegios ni tengo todavía devoluciones de los chicos. El libro es relativamente nuevo.
-En tu doble condición de escritora e ilustradora, ¿qué cosa surge primero, la historia o el dibujo?
La mayor parte de las veces, es la imagen la que llega primero. Me pongo a dibujar porque sí y de pronto encuentro que en ese dibujo hay una posible historia. Pero, justo en este momento estoy ilustrando una historia de una escritora que adoro, así que en este caso, primero tuve en mis manos el texto.
-¿En qué medida está tu propia infancia en lo que narrás y en lo que dibujás?
-No lo sé medir… pero sé que está. En varios de mis libros aparecen cosas mías, pero porque soy yo la que escribe y cuenta, así que obvio que sí, partes de mí que se cuelan en mi trabajo seguro que existen.
-¿Crees que a los chicos hay que enseñarles algo a través de los libros destinados a ellos o solo ofrecerle el placer de narrar?
La respuesta es un rotundo NO. La literatura infantil y juvenil no es un manual para el colegio ni es un libro de autoayuda (aunque ahora hay muchísimo de eso en las librerías, lamentablemente). Es precisamente literatura. ¿Por qué deberían aprender algo? Si a través de la lectura ellos descubren cosas propias o salen a investigar algo que los atrapó y les dejó dudas o ganas de saber más, bienvenido sea. La pretensión de alguna enseñanza en los libros infantiles los convierten en cualquier cosa… y deja de ser literatura.
-¿Tuviste una infancia lectora?
-No mucho. Diría que empecé a leer de grande.
-¿Cómo crees que se incentiva el gusto por la lectura en los más chicos?
Leyendo, jajaja. Si los chicos crecen o se desarrollan en espacios donde la lectura es algo importante y placentero, es lo que maman. Adultos que se entusiasman con libros transmiten eso y no hay algo más lindo que la transmisión de las pasiones. Y por el contrario, creo que adultos que solo imponen la lectura porque “es lo que corresponde” no sirve de nada, un gusto no se puede imponer…
-¿Cómo te formaste como dibujante y escritora infantil?
Soy diseñadora gráfica (eso fue lo que estudié como carrera profesional) y después tomé talleres y cursos de todo tipo y color, ¡jajaja! Me seguí y sigo formándome con autores que admiro mucho.