Tal como lo anunció Tiempo Argentino ayer, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa se presentó en la Sala Jorge Luis Borges de la Feria del Libro junto al Premio Cervantes Jorge Edwards y el empresario y escritor Guillermo Roemmers. La moderación de la actividad estuvo a cargo de Locutor Martín Wullich. La Sala Jorge Luis Borges con capacidad para unas mil personas no alcanzó a llenarse pese a que había una gran cantidad de gente ansiosa por presenciar el debate La influencia de la literatura en los valores humanos. Vargas Llosa se refirió a la revolución de las comunicaciones:
La revolución de las comunicación -afirmó- en nuestro tiempo es algo extraordinario. Y eso ha cambiado la vida de una manera que las generaciones anteriores no pudieron sospechar ni siquiera. Está mejor el mundo en muchos sentidos gracias a esa revolución de las comunicaciones sin ninguna duda. Pero de todas maneras es interesante preguntarse qué va a ocurrir en este mundo en el que las pantallas llegan a todos con la lectura.
Y a continuación lanzó una pregunta que ya se ha formulado y contestado hasta el cansancio, pero que en boca del Premio Nobel peruano fue escuchada y recibida con un silencio reverencial: ¿Va a seguir existiendo la lectura tradicional, esa lectura de papel o va a pasar a ser la lectura un monopolio de las pantallas? Muchos se preguntaran qué importa, -contestó él mismo porque la pregunta era más bien retórica- lo que importa es la lectura, leer en un papel o leer en la pantalla es exactamente lo mismo. Yo no lo creo. Yo creo que la literatura que se escribe para las pantallas es una literatura distinta a aquella que se escribe para el papel. Y no creo que sea un prejuicio de lector de libros de papel. Creo que no es casual que en los libros exista una participación intelectual del lector, y que esa participación sea a veces un enorme esfuerzo intelectual para poder acceder realmente a la riqueza de un libro.
Y agregó: No creo de ninguna manera que la revolución de las comunicaciones va a acabar con la literatura pero sí creo que la literatura representa hoy en día en la vida de las naciones, mucho menos de lo que representaba en el pasado. A modo de conclusión, agregó: Todos quienes hemos sido deslumbrados por ciertos libros que han marcado profundamente nuestras vidas podemos decir que esas experiencias son insustituibles. En la memoria esas experiencias han seguido acompañándome y han enriquecido extraordinariamente mi experiencia. Por eso es importante que en las nuevas generaciones la lectura siga viva, o el mundo sería un lugar muy pobre. A modo de advertencia expresó: La enorme revolución de la comunicación que trajeron las pantallas debiera estar equilibrada con una educación que no sólo cree espectadores, sino también lectores.
Por su parte, Jorge Edwards aseguró que : «frente a la barbarie, la cultura, la lectura, la educación son valores esenciales que no podemos abandonar por ningún motivo». Además, el escritor chileno aseguró que la reflexión, la lectura, la poesía, nos llevan a terrenos imprevistos, no calculados, y que son los más importantes de todos. Yo soy lector de libros de papel, que es bastante raro. Viajé 14 horas en un avión desde Madrid leyendo un libro mientras a mi lado había un joven que tenía toda clase de máquinas. Yo la pasé, y estoy seguro, mucho mejor que él. No abandono nunca la pasión por la palabra escrita y la palabra impresa.
Y añadió: Los presidentes que conocí en mi juventud eran lectores, invitaban a su mesa a personas como Pablo Neruda, que era comunista, a la gente del pensamiento. Había una conexión evidente entre la política y la vida de la cultura que hoy es muy dudosa y exige un revisión.
Como cierre de la presentación, el presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Alejandro Vaccaro, entregó una plaqueta a Roemmers en reconocimiento de más de un millón y medio de copias vendidas del libro El regreso del Joven Príncipe. Por su parte, Edwards recibió una plaqueta que fue entregada por el Secretario de Cultura de la SADE, Roberto Francisco Alifano, mientras el vicepresidente de la SADE, Ernesto Fernández Núñez, junto a Roemmers hicieron entrega a Vargas Llosa una distinción como socio honorario de la institución