Hace un tiempo, para hablar de la amplia y reciente difusión que las obras del estadounidense Kurt Vonnegut han tenido en Argentina, en estas páginas elegimos celebrar que algunos esmerados sellos editoriales hubieran abrazado, como si de una misión divina se tratara, esa tarea de revelarle a los lectores locales uno de los mayores escritores del siglo XX. No es que se tratara de un desconocido, se dijo también, sino de un autor cuyo “nombre nunca pasó de ser algo así como un salvoconducto que se traficaba entre unos pocos iniciados”.
Por un lado, la editorial Compañía Naviera Ilimitada hizo suya la tarea de publicar el volumen de ensayos y textos autobiográficos Un hombre sin patria, que Vonnegut había publicado originalmente en 2005, dos años antes de su muerte. Por el otro, La Bestia Equilatera se había ocupado de reeditar de forma laboriosa buena parte de su obra en prosa, incluyendo títulos como Desayuno de campeones, Madre noche, Hocus Pocus y, por supuesto, Matadero Cinco, su obra magna, entre otros.
A finales del año pasado el autor fue objeto de un nuevo y oportuno homenaje, en coincidencia con el centenario de su nacimiento, ocurrido el 11 de noviembre de 1922. La editorial de historietas y libros gráficos Hotel de las Ideas tuvo la iniciativa de publicar en el país una adaptación de Matadero Cinco o la cruzada de los niños al formato de la novela gráfica, realizada por la dupla integrada por el guionista y escritor canadiense Ryan North y el ilustrador Albert Monteys, nacido en Barcelona.
La apuesta no podía haber salido mejor: el trabajo realizado en la adaptación resulta sumamente preciso, captando no solo lo esencial de la historia sino también el particular estilo con el que Vonnegut la concibió. Además el libro resulta notable en tanto objeto, haciendo gala de una edición bellísima, con detalles de calidad tanto en lo formal (encuadernación, papel, impresión) como en lo estético (traducción, diseño de cubiertas e interior).
La gran obra de Vonnegut
Es sabido que Matadero Cinco está basada en la experiencia que el propio autor tuvo como soldado del ejército de su país durante la Segunda Guerra Mundial. En aquel conflicto el escritor estuvo destinado en el frente, donde fue tomado como prisionero de guerra por el ejército alemán, permaneciendo detenido en Dresde. Ciudad que es lamentablemente famosa por haber recibido uno de los mayores y más polémicos bombardeos de la historia, ya que en ella no había bases ni sedes industriales de valor estratégico o militar. Vonnegut estaba preso ahí cuando la ciudad fue destruida hasta los cimientos por bombarderos aliados.
“Ahora Dresde era como la Luna, puros minerales. Las piedras estaban calientes. Las demás personas del lugar estaban muertas”, dice el texto al que ilustran tres viñetas completamente negras, en la parte de Matadero Cinco en la que se narra ese momento. Al dar vuelta la página, un dibujo desplegado de la ciudad en ruinas; en efecto, se trata de un verdadero paisaje lunar con un único texto: “Así es la vida”.
Para quienes no la hayan leído, resulta oportuno advertir que Matadero Cinco está lejos de ser una novela histórica, sino que pertenece al género de la ciencia ficción. Vonnegut intercala entre el relato basado en sus memorias una historia en la que hay extraterrestres, saltos temporales y una compleja línea de tiempo.
A casi 55 años de su publicación, la novela sigue siendo una obra tremendamente moderna. Un espíritu que North y Monteys supieron capturar y poner a su favor en la versión gráfica, utilizando diferentes estéticas tanto en la prosa como en el dibujo para darle una identidad propia a cada una de las diferentes líneas que componen el relato. Todo eso hace de esta adaptación de Matadero Cinco un libro imperdible para los amantes de la novela gráfica.