Conocido por ser dueño de un sentido del humor lúcido que nunca esquivaba una mirada crítica de la sociedad, pero sobre todo por ser el creador del universo de Mafalda, personaje que lo volviera popular a escala global, el humorista y artista gráfico Quino dejó una obra muy extensa que no solo tiene un enorme valor artístico, sino que constituye un verdadero tesoro histórico y político para nuestro país. Es que esos mundos imaginarios –a los que este artista nacido en 1932 en Mendoza bajo el nombre de Joaquín Lavado les dio una existencia real a través de la tinta y el papel— hoy forman parte de la heterogénea identidad argentina, junto a la voz y sonrisa de Carlos Gardel, las gambetas y contradicciones de Diego Maradona, el espíritu combativo y solidario de Evita o las fantasías metafísicas de Jorge Luis Borges. Una prueba del inagotable caudal creativo que recorre sus trabajos queda expresado en la muestra Las máquinas de Quino, organizada por el Ministerio de Cultura de la Nación a través de la Secretaría de Gestión Cultural, que puede visitarse todos los viernes, sábados, domingos y feriados, de 12 a 20, en el predio ferial de Tecnópolis.

Las máquinas de Quino tiene una enorme virtud: haber sido capaz de descubrir una línea invisible que surca de forma transversal el corpus de la obra del artista, poniendo en evidencia una serie de tesoros que este ocultó a la vista de todos. Esta mirada revela que a lo largo de su carrera el padre de Mafalda y sus amigos se dedicó a imaginar y darle forma a una serie de inventos tan extraños como infalibles, cuyo fin no fue nunca el de destacarse por sí mismos, sino que están puestos al servicio de completar el sentido de algunas de sus más extraordinarias piezas de comedia gráfica. Cada uno de ellos no solo deja en evidencia su capacidad inventiva, sino que confirman que las obras de Quino son en realidad verdaderas obras de ingeniería humorística de alta precisión.

Una mesa de operaciones que es en realidad una tabla gigante para trozar carne. Un reloj de pie que funciona como un surtidor de combustible para relojes más pequeños. Un piano con freno, acelerador y palanca de cambios. Un televisor que convierte en literal la metáfora del chupete electrónico. Un espejo de baño público que, a cambio de unas monedas, ofrece un reflejo mejorado de nosotros mismos. Una Estatua de la Libertad montada sobre las orugas de un tanque de guerra que, como el Caballo de Troya, es capaz de contener al enemigo en su interior. Un semáforo con un botón que abre en el suelo una puerta-trampa que se devora a los autos y libera a la calle del tránsito. Como se ve, cada uno de los objetos imaginados por el dibujante mendocino no solo tienen el inocuo objetivo de causar gracia, si no que utilizan la potencia del humor para expresar con elegancia una mirada paródica de la realidad.

Foto: Ministerio de Cultura / Flicker

La muestra, impulsada por la sobrina del artista, Julieta Colombo, está compuesta por reproducciones de las obras originales en las que estos artefactos aparecieron por primera vez, publicadas en algunos de los medios gráficos más importantes del país. Son estas las que le dan forma a la parte central de la exposición. Pero además incluye una serie de diez reproducciones a escala real de varios de ellos, consiguiendo extraer a estos fabulosos inventos de la superficie plana del papel, para trasladarlos al mundo tangible de los objetos. Completan la exhibición distintos trabajos de algunos de sus colegas más jóvenes, entre los que se destacan los nombres de Rep, Maitena, Tute, Liniers, Gustavo Sala, Sole Otero, Femimutancia, Lucas Nine, Alejandra Lunik y Delius. Siguiendo las huellas del maestro, cada uno de ellos imaginó sus propios inventos cómicos para completar este recorrido único, en el que el humor vuelve a llevar a la imaginación al poder.

Quino para todos en Tecnópolis

La muestra Las máquinas de Quino, organizada por el Ministerio de Cultura de la Nación a través de la Secretaría de Gestión Cultural, se encuentra expuesta en el predio ferial de Tecnópolis, ubicado en San Juan Bautista de La Salle 4365, Villa Martelli, Buenos Aires. La misma, en principio, estará montada en dicho espacio hasta principios del mes de diciembre (aunque eventualmente podría extenderse) y puede ser visitada viernes, sábados, domingos y feriados, desde el mediodía hasta las 20. La entrada es libre y gratuita.