Tampoco la prestigiosa institución que otorga el también prestigioso Nobel está libre de escándalos de corrupción, abusos sexuales y filtración de información clasificada. La crisis es tan profunda que obligó al rey de Suecia a intervenir. Por un lado, pidió que los miembros del jurado estén a la altura de las circunstancias al emitir su voto sobre el próximo Premio Nobel de Literatura. Por otro, aseguró que estaría dispuesto a que sea cambiada la cláusula de la carta orgánica de la Academia que dice que sus miembros deben seguir en el cargo hasta la muerte.
Las denuncias produjeron una serie de acusaciones cruzadas entre la Academia y el periodismo y, dado que no pueden renunciar, varios miembros de la institución sencillamente no volvieron a ocupar sus puestos. El rey de Suecia le dijo a DPA: «La hostilidad que ha surgido en la Academia Sueca es profundamente lamentable y puede dañar seriamente su importante deber».
Las piedras del escándalo fueron la académica Katarina Frostenson, miembro del jurado de elección del Nobel de Literatura que fue acusada de corrupción, y su marido, el fotógrafo y dramaturgo francés Jean-Claude Arnault residente en Suecia, de gran influencia en el mundo intelectual, a quien 18 mujeres acusaron en noviembre de acoso sexual en el marco del movimiento #MeToo.
El matrimonio es dueño de un club privado de arte, Forum, que recibió subvenciones de la Academia Sueca. Además, Arnault está acusado de divulgar el nombre de siete ganadores del Nobel entre los que se incluye Bob Dylan, antes de que la información se hubiera comunicado de manera oficial.
Para calmar el escándalo, la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, que también tenía un asiento en la institución renunció, y la discutida Katarina Frostenson se alejó. Lo mismo hicieron otros tres académicos: Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund, pero una vez encendido el fuego parece imposible apagarlo ya que tiene ingredientes dignos de los medios más amarillista.
El prestigioso dramaturgo y fotógrafo, por ejemplo, habría realizado o intentado realizar sus abusos en las dependencias mismas de la Academia. El primer ministro sueco, Stefan Löfven, dijo sentirse sorprendido por el «tono irreconciliable» de las discusiones e instó a la Academia a recuperar la confianza y el respeto por una institución fundamental para Suecia.
Lo concreto es que hasta el momento corre peligro la determinación de quién será el galardonado con el Premio Nobel de Literatura ya que el alejamiento de los académicos deja al resto sin quórum para la votación. De los 18 sillones tradicionales, son muchos menos los que están ocupados.