Hay personas y organizaciones que trascienden el tiempo a través del valor de su trabajo de su compromiso con la vida y los derechos humanos. León Ferrari y el CELS vienen interpelando a la sociedad hace años, sus caminos se cruzaron por primera vez hace tiempo, ya que la organización de Derechos Humanos lleva la causa por la desaparición de uno de sus hijos, Ariel, en una de las causas de la ESMA.

La relación entre el hombre, el artista y la institución continuó, y se enriqueció cuando Ferrari ilustró el Nunca Más o cuando ilustró el testimonio del militar Adolfo Scilingo que tomó Horacio Verbitsky sobre los llamados “vuelos de la muerte” durante la última dictadura. Paloma Zamorano, nieta del artista y miembro de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (Falfaa), cuenta que además le han cedido al CELS los derechos de uso de las imágenes.

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(Foto: Mariano Martino)

El lunes, esa larga relación agregó un eslabón más con la muestra Colores Humanos, que se inauguró en la misma sede del CELS, Piedras 547. La exposición ocupa diferentes espacios del CELS, desde el hall hasta las oficinas, en lo que Paloma denomina una “muestra gigante”, ya que obra e institución se entrelazan creando un nuevo espacio de encuentro e interpelación. El público recorre el CELS, que abre las puertas de sus espacios de trabajo y, al mismo tiempo, está recorriendo la muestra de León Ferrari mayormente compuesta por piezas exhibidas por primera vez.

“Como fundación, para nosotros presentar este tipo de muestras es una manera de generar nuevas formas de hablar de temas como las desigualdades, el hambre, los derechos humanos; todos los temas que toca León en sus obras pero interpelando desde otro lugar”, afirma Paloma Zamorano, quien recuerda que algo similar hicieron con la muestra de diarios en la redacción de Tiempo Argentino, donde aún se pueden ver algunas piezas. “Era para apoyarlos, pero también era hacerlo ahí, no en el Museo de Arte Moderno”.

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(Foto: Mariano Martino)

Paloma habla de la muestra y siente genuina curiosidad por ver qué pasa cuando el público entre al CELS y se enfrente a las obras de su abuelo: “Nosotros, sus nietos, crecimos en el taller, en los museos, entonces a mí me dan ganas de ver qué pasa al realizar este tipo de eventos más experimentales. Qué pasa cuando trasladás la obra a un lugar como el CELS, que está lleno de abogados, donde se hacen las denuncias más espantosas que uno pueda escuchar”.

La exposición incluye una escultura sonora, collages, objetos repartidos por todo el CELS. “Hay obras que León hizo después de la muestra en el Recoleta, una con planetas, llena de colores. Pensamos en conjunto qué obra poner en cada lugar, en oficina de Salud Mental, en la Biblioteca, y así creamos esta muestra en coautoría”, así relata Paloma la cocina de la muestra, que para ella parece tan importante como la muestra en sí misma. Y también habrá obras donadas al organismo de Derechos Humanos de otros artistas como Ernesto Bertani,, Miguel Patricio Harte y Graciela Hasper, y de nuevos artistas «que apoyaron la movida».

Este nuevo abrazo entre el CELS y la obra de Ferrari sigue los pasos de ese interés profundo del artista por el arte más allá de arte, por amplificarlo y desmarcarlo. Sus preocupaciones formales y temáticas se expresan en la diversidad de piezas, algunas que parecen más directas y otras que interrogan personalmente a cada visitante.

¿Influye el contexto de crisis actual en esta presentación?, pregunta Tiempo a  Paloma Zamorano. Ella responde que sí y que no. “Porque en realidad –se pregunta– cuándo no hubo crisis, cuándo no hubo desigualdades, pero no por eso dejamos de crear”. Y estando en el CELS, que hoy sigue denuncias de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura pero también de crímenes actuales, resulta difícil disentir con ella. “La crisis tiene que ver con manera de relacionarnos, de emocionarnos, de trabajar, de crear, poner en cuestión las fronteras. No hacemos esto como algo reactivo, como una forma de reaccionar contra algo, es una manera de juntarse y al hacerlo de crear. Hay una obra que es una mamadera con la declaración de Derechos Humanos adentro: cualquier persona puede verla y significarla, no tiene que ver con qué sabe de arte o de política, sino con qué le pasa vivenciando esa obra en ese lugar. Colores humanos es una gran obra emocional y relacional.”

La muestra espera con puertas abiertas la visita del público, hay paseos guiados el 15 de octubre, el 16 de noviembre y el 5 de diciembre. En octubre, también habrá una función de Cuarto intermedio: guía práctica para juicios de lesa humanidad, se trata de una performance con el escritor Félix Bruzzone, la abogada y actriz francesa Mónica Zwaig y el cineasta Juan Schnitman.