“¿Quién lo hará? Purgar los errores, recordar a los muertos, fecundar los sueños, festejar las victorias. Si no hacemos esto por nuestra causa, ¿quién lo hará?”, pregunta Soledad Barrett Viedma (representada por la actriz pernambucana Hilda Torres) en una habitación oscura, con un par de sillas alrededor, una muñeca de trapo y papeles tirados en el piso. Soledad se mueve por el espacio, lee los textos en el suelo, los relatos y poesías de aquellos que lo hicieron y va contando su vida.
En Soledad, la tierra es fuego bajo nuestros pies se muestra el sinuoso recorrido de esta militante comunista paraguaya que vivió en Brasil, fue parte de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR) y murió en los setenta traicionada por su propio marido, el “Cabo Anselmo”, un infiltrado de los servicios de inteligencia en los grupos armados, doble espía de la dictadura militar brasileña.
Soledad, nieta del escritor anarquista español Rafael Barrett , se crio rodeada de militancia y vivió el exilio con su familia siendo muy pequeña. Por eso, la obra de teatro de Malú Bazán cuenta la historia desde sus primeros años, cuando estaba en la panza de su madre. Hay una frase que se repite: “Chiquilina, no crezcas más…nena, quédate pequeñita”, canta la mamá, mientras el padre está preso y los hermanos de Soledad, militando. El clima social es álgido. Es importante que la nena no crezca para controlar el tiempo, eso que se ve amenazado cuando el peligro asedia. La obra habla de la maternidad, el terror de la persecución política y la gran tragedia latinoamericana de los setenta.
Soledad, una mezcla de poesía y archivo
Aunque haya sólo dos mujeres en escena (además de Hilda Torres, está Cecilia, una actriz que traduce en lenguaje de señas), es una obra coral porque se nutre de poesías de otros, textos de militantes que acompañaron la vida de Soledad y también material de archivo sobre sus vidas. Desde el comienzo, se advierte: “Todo lo que sucederá aquí puede que nunca haya ocurrido. Alguien que cuenta la historia de alguien… Es siempre una historia contada, recontada, a veces hasta rota. Se trata de posibilidades de una historia, de esas tantas que intentamos contar una más…Videos, informes, testimonios, documentos, entrevistas, visitas, encuentros… Puntos de vista diferentes. Pocos registros, de un único episodio. Y aun así, se trata de posibilidades. Quizás lo que va a ser dicho aquí sea lo que ella nunca diría. Pero es todo lo que puede ser dicho al vernos delante de Sol”.
Para hacer la dramaturgia del monólogo, Hilda Torres y Malú Bazán se valieron de investigación de campo y entrevistas a compañeros y familiares de Soledad (como su hija, Ñasaindy de Araújo Barrett, quien además compuso parte de la banda sonora del espectáculo). Armada así, a partir de retazos, la obra actúa como eco de la historia de muchos otros. La mezcla entre poesía y archivo se convierte en un reflejo amplio y polifónico de una época marcada por la resistencia y la búsqueda de un mundo más justo.
Este espíritu convoca a la compañía Cria do palco de Recife, que luego de realizar temporadas en Brasil, Asunción del Paraguay, Montevideo, Uruguay, La Habana, Cuba, Madrid, Bilbao, Santander y Torrelavega, en España, llegó a Buenos Aires para presentar la obra con debate posterior sobre arte y militancia. En el estreno, Bazán recordó la canción que le dedicó Daniel Viglietti a la militante paraguaya. “Él dice que Soledad le enseñó tres cosas: la primera es que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar; la segunda es que la patria no es un solo lugar; y la tercera es que lo que no logre uno solo ya lo harán dos”.
Dramaturgia: Hilda Torres y Malú Bazán
Dirección: Malú Bazán
Actuación: Hilda Torres
Escenario y vestuario: Malú Bazán
Diseño de luz: Eron Villar
Dirección musical: Lucas Notaro
Producción general: Márcio Santos
Realización: Cria do Palco
Habrá una función gratuita este viernes 24 de noviembre a las 20 horas en el Auditorio UTE (Bartolomé Mitre 1984).
Con inscripción previa en [email protected]