Licenciada y magister en Historia, Cecilia Guerra Orozco dirige la Casa Histórica Museo Nacional de la Independencia desde 2019, momento en el que ganó el cargo por concurso. Desde entonces viene trabajando junto al equipo de la Dirección Nacional de Museos en su renovación para convertirla en un museo de puertas abiertas accesible para todos y todas.
El último tramo de las reformas exigió el cierre de la Casa durante un mes para poder concretarlas. Las reformas tanto edilicias como tecnológicas supusieron una inversión de más de 62 millones de pesos.
A partir de hoy, los visitantes podrán disfrutar de las renovaciones de la Casa histórica y de la instalación de Lucrecia Lionti titulada Azul de Prusia y naranjas agrias. Bolsas de recolección impulsada por el programa Activar Patrimonio.
– Hoy, 27 de diciembre, se reabre la Casa Histórica Museo Nacional de la Independencia luego de un mes de cierre por reformas. ¿Cuáles han sido las modificaciones llevadas a cabo?
-Efectivamente, hoy reabrimos la casa que estuvo cerrada hace un mes durante el cual estuvimos modificando todo el guión museográfico y museológico de sus salas, es decir, todo lo que tiene que ver con lo que se dice en el guión, pero también con todo el patrimonio que está expuesto.
-¿En qué consisten, concretamente, esos cambios?
– En que hay una mirada puesta en la historia de Tucumán con mucha más importancia que antes. El foco está puesto en la historia de la Casa y hay una mirada del hecho político de la Revolución y de la Independencia desde un aspecto más social y político, pero incorporando también otros actores que antes estuvieron invisibilizados como las comunidades originarias, los afrodescendientes, los sectores populares, las infancias.
-Una de las seis salas está dedicada a actividades pedagógicas y recreativas. ¿Eso ya estaba o fue una nueva incorporación nueva?
-A partir del año pasado teníamos una salita, pero estaba entre medio del recorrido histórico. Ahora hay una sala especial para eso con un espacio donde se pueden hacer diversas actividades y una pizarra magnética. Tenemos, además, un videojuego que se ha desarrollado a partir de nuestro dibujito animado. Somos el único Museo Nacional que tiene un dibujo animado creado por el propio museo. Se llama Lola y Choko. Lola es la hija de la cocinera de la Casa y Choko es su perrito, que la acompaña en sus aventuras.
-¿Y cuáles son las temáticas que aborda este dibujo?
-El primer capítulo es sobre la Independencia; el segundo es sobre la Batalla de Tucumán y el tercero, sobre la vida de María Remedios del Valle.
-También se han hecho incorporaciones referidas al uso del Braille, ¿no es así?
-Sí, desde hace un tiempo ya veníamos trabajando con el Braille, pero ahora hay una incorporación de la sensibilidad con una mirada más global que no es solamente la traducción del texto en Braille, sino que nuestra asesora ciega María Fernanda Juárez nos ayudó a modificar el recorrido de la sala y a hacer que la casa entera fuera accesible y no sólo un texto.
¿De qué modo se logró esto?
-Por ejemplo, se hicieron modificaciones para que las personas en silla de ruedas o con bastón puedan transitar libremente y tener acceso al material expuesto en las distintas mesas de exposición o en las vitrinas. Hay, además, objetos diseñados en 3D para que los puedan tocar y acercarse de este modo a la historia. En este sentido, nuestra asesora nos ayudó mucho en este diseño universal, porque las piezas en 3D son para que todos las toquen y jueguen, no solo quienes puedan tener un problema de discapacidad visual. En esta modificación venimos trabajando desde el mes de marzo y lo que se hizo durante el mes en que la Casa estuvo cerrada fue montar todo esto. Por ejemplo, los equipos de audio, el cambio de toda la luminaria de las salas, el diseño nuevo de todos los objetos y todo el mobiliario. Necesitábamos cerrar porque con público era imposible hacer ese trabajo.
-Entiendo que también hay códigos QR que van a facilitar el acceso guión en lenguaje de señas.
-Sí, para eso necesitábamos que los guiones estuvieran completamente escritos y puestos en sala para que a partir de ahí se haga la interpretación. Estamos trabajando en eso y lo vamos a incorporar en 2023. En realidad estamos trabajando en los cambios integrales de la Casa desde 2019, cuando asumí la dirección. Con la participación del ministro de Cultura Tristán Bauer, en 2020, a pesar de la pandemia, se hicieron algunas obras y eso se profundizó durante el año pasado. Tenemos la construcción de la primera etapa de un nuevo edificio con un nuevo núcleo de baños, se cambiaron todas las cubiertas del área de reserva y servicios, se mejoraron los baños destinados al personal de la Casa, se colocó una rampa de accesibilidad en el zaguán para que la entrada también sea accesible. Todas las modificaciones que se hicieron están aprobadas por la Comisión Nacional de Monumentos y lugares históricos. Hay también una mirada del Ministerio de Cultura sobre la Casa Histórica para que estos cambios se profundicen y la Casa tenga otra prestancia tanto a nivel provincial como nacional.
-¿Todos estos cambios modifican la fisonomía original de la casa?
-Es que la casa no es original, sino que ha tenido muchas demoliciones y reconstrucciones, pero la fachada no se toca y las salas históricas tampoco. El edificio que mencioné está construido en último patio, que no es histórico que fue reincorporado a partir de la reconstrucción.
-¿Cuándo se llevó a cabo esa reconstrucción?
-En 1943. A la Casa le cambiaron la fachada en 1874, en 1904 se la demolió entera, salvo el salón de la jura que es lo único original.
–Varias generaciones creo que tienen grabada la fachada de la Casa de Tucumán con sus puertas verdes, pero me sorprendió cuando la fui a visitar hace años que en realidad las puertas son azules. ¿Qué nos mostraba el Billiken?
-En realidad las puertas nunca fueron verdes (risas). Como en ese momento la casa no estaba reconstruida, el Billiken toma la pintura hecha por Genaro Pérez que está en el Museo Histórico Nacional. Esta pintura está realizada sobre la imagen más vieja de la casa, que en realidad es un daguerrotipo color sepia hecho por Miguel Ángel Paganelli en 1869. Pérez pinta la casa amarilla con las puertas verdes y Billiken y Anteojito toman esa pintura para comenzar a instalar en las escuelas las efemérides nacionales, sobre todo el 25 de mayo y el 9 de julio. Pero la casa nunca tuvo las puertas verdes. Se ha conseguido el documento original del Archivo Histórico de la Provincia donde consta la orden del gobernador de que, para el Congreso, las puertas y ventanas de la Casa se pintaran de color Azul de Prusia. Mucha gente cree que eran verdes y por eso nos parecía tan importante contar todos los vaivenes arquitectónicos que tuvo e incorporar en este proceso el documento en que el gobernador dice que para que la Casa tenga los colores de la bandera se pinten las puertas y las ventanas y las puertas de color Azul de Prusia, que es como en realidad se llama el color de que están pintadas desde 1997, luego de que se encontró el documento como producto de las investigaciones. Cuando se reconstruyó en el 1943, las puertas y ventanas que se le pusieron eran de madera sin pintar. Entre 1904 y 1940 la casa era otro edificio, un edificio barroco. Como dije, lo único que conserva original es el salón de la jura. Pero eso no se explicaba y mucha gente creía que la casa había sido como la mostraba Billiken. Con la nueva museografía, la sala 1 cuenta exactamente todo lo que ha pasado arquitectónicamente con la casa.
-También se han implementado otro tipo de modificaciones que no son edilicias ni tecnológicas.
-Sí, a partir de enero, los martes por la mañana y los miércoles por la tarde va a haber una hora de visita silenciosa pensada especialmente para personas con trastornos del espectro autista y también para la gente que no desea que haya tanto bullicio ni tantas luces alrededor.
-¿Esto es algo común en los museos?
-No, nosotros vamos a hacer la prueba por primera vez. Además habrá una ampliación del horario. Trabajaremos de 9 a 13 y de 16 a 20, es decir que hemos agregado una hora más a la mañana y otra a la tarde.
-¿Qué te parece importante remarcar de las modificaciones realizadas?
– El trabajo en equipo que logramos hacer con el acompañamiento del equipo de Diseño y con el de Accesibilidad de la Dirección Nacional de Museos. Además, el hecho de que las personas que han trabajado en esto son todas tucumanas, profesionales de esta provincia. Esto genera una identificación con el lugar y con el trabajo realizado. Hemos formado un equipo muy grande e importante y me parece fundamental rescatar esto, porque la cantidad del trabajo es impresionante y ha puesto a la Casa a la vanguardia de todos los museos. También quisiera destacar el acompañamiento del Ministerio de Cultura, porque si no hubiera apostado a este proyecto, nada de esto se hubiera podido hacer. Era un sueño que teníamos hace mucho tiempo y sin el acompañamiento del ministerio, de la Secretaría de Patrimonio y de la Dirección Nacional de Museos no lo hubiéramos podido concretar. Además, quisiera destacar la mirada más social, más integral del Museo. La accesibilidad y la inclusión que se lograron implican que uno no tiene que demostrar nada de lo que es o hace para poder ingresar y ese es nuestro objetivo, que no se noten nuestras diferencias y que todos y cada uno de nosotros se sienta identificado en el Museo y pueda participar de sus propuestas, que éste sea, realmente, la casa de todas y todos los argentinos.