Primeras ediciones, traducciones, antologías, investigaciones y copias de sus emblemáticas cartas conforman Rodolfo Walsh. Los oficios de la palabra, una muestra organizada por la Biblioteca Nacional que reúne los múltiples oficios terrestres del escritor, traductor, periodista y militante asesinado el 25 de marzo de 1977 por un grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada en la última dictadura militar.
Realizada por el equipo de investigaciones de la Biblioteca Nacional, la muestra presenta diversos aspectos de Walsh: el traductor, el autor de cuentos policiales, el dramaturgo, el antólogo, el intelectual lúcido, el periodista obsesivo, el investigador que se movía como detective y el militante que se atrevió a denunciar los crímenes de su tiempo.
La muestra se realiza a cuarenta años de la detención y desaparición del autor de Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, a 90 años de su nacimiento y a 60 años de la publicación de Operación Masacre, célebre investigación que junto con ¿Quién mató a Rosendo» y Caso Satanowsky revolucionó el ejercicio del periodismo y dio origen al género no-ficción.
«En el caso de Operación Masacre lo que hicimos fue ir a la génesis del libro: las notas que fue publicando primero en Revolución Nacional y luego en la revista Mayoría; nueve notas que tenemos acá, con sus respectivas tapas. Y tenemos la primera edición del libro, de 1957, publicado por Sigla, una editorial nacionalista de derecha con la que Walsh no comulgaba mucho», señala la coordinadora de la muestra, Jorgelina Nuñez. Y comenta que la segunda edición, de 1964, «la publica junto al Expediente Livraga, el fusilado que vive; la tercera edición, de 1969, publicada por Jorge Álvarez, y la del 72, de Ediciones de La Flor. Lo importante de las ediciones es que Walsh las reescribe: agrega epígrafes, cambia capítulos, son reescrituras que tienen mucho que ver con el contexto de época».
«También presentamos uno de los documentos más importantes que tenemos en la biblioteca: las pruebas de imprenta de la edición de Jorge Álvarez, donde se pueden ver sus propias correcciones: en donde había una cita de Eliot pone una cita del comisario inspector Rodríguez Moreno. Ahí se ve la transformación del escritor. Es valioso contar con las correcciones de alguien que fue corrector de pruebas», sostiene Nuñez. Y explica que usaron el mismo procedimiento para ¿Quién mató a Rosendo?: «presentamos la investigación que se publicó primero en la CGT de los Argentinos, donde Walsh trabajaba junto a Raimundo Ongaro. Se puede ver un esquema hecho por él mismo, un gráfico que demuestra su forma obsesiva de trabajar con el detalle, incluso se lo puede ver en fotos mostrando las investigaciones a sus compañeros».
«Además incluimos una reproducción del basural de José León Suárez. Es una extensión de la muestra que hacemos con la Biblioteca Popular La Cárcova y una serie de organizaciones sociales que a partir de la difusión de la obra de Walsh están desarrollando actividades para darle memoria a ese lugar», cuenta la coordinadora. «Mucha gente no sabe quién fue Walsh y que ahí hubo asesinados. Es un lugar donde siguen pasando cosas. La idea es transformarlo en un espacio más vital».
Por otro lado, en la muestra también se pueden encontrar primeras ediciones de sus textos de ficción y curiosidades, como el único cuento infantil que escribió, La muerte de los pájaros y las revistas donde participaba con sus cuentos policiales. «Después está la segunda etapa. Reniega de sus primeros trabajos policiales y le da lugar a nuevos textos, cambia su manera de escribir, ahí aparecen grandes cuentos como ‘Esa mujer’ o ‘Fotos'», apunta Nuñez.
Además, se pueden encontrar ediciones peculiares como la del cuento «Un oscuro día de justicia», en un volumen publicado por Siglo XXI cuando Walsh ya había pasado a la clandestinidad, así como la primera recopilación de su obra literaria, y la edición definitiva de sus Cuentos completos, con prólogo de Ricardo Piglia.
«Se puede ver un área dedicada a su trabajo inicial, el de traductor, una zona muy curiosa que se conoce poco; poca gente sabe que traducía diversos materiales como libros de ilustración, libros de moda, libros de salud, y algunos de tono más político como el de la historia del FBI, que fue clave para su trabajo de inteligencia en Cuba», explica Nuñez. Y señala que es más que interesante conocer su aspecto como antólogo, ya que Walsh fue el responsable de antologías muy importantes para la literatura: Diez cuentos policiales argentinos, donde se incluye él mismo; o la Antología del cuento extraño. Trabajos inspirados en la Antología de la literatura fantástica realizada por Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo.
«Otra de las joyas de la muestra es una de las copias de la carta que cuenta la muerte de Paco Urondo. Es un texto que le manda a una familia amiga. La carta le llega a sus amigos cuando estaban hospedados en la casa de Juan Gelman», cuenta la coordinadora. Y comenta que, además el guion de Operación Masacre, también se incluyen sus dos obras de teatro, La granada y La batalla, y «las investigaciones periodísticas que lo hicieron conocido, donde se puede ver su manera rigurosa de trabajar con los detalles. Lo que pretendemos con esta muestra es hacer una invitación a la lectura y a la re lectura de su obra, que es de una riqueza absoluta».
«Rodolfo Walsh. Los oficios de la palabra» se puede visitar hasta julio en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502, CABA), de lunes a viernes de 9 a 21; y sábados y domingos de 12 a 19, con entrada gratuita.