“En aquel tiempo yo tenía veinte años /y estaba loco. / Había perdido un país / pero había ganado un sueño./ Y si tenía ese sueño/ lo demás no importaba”. Este es el balance retrospectivo de su vida que hace Roberto Bolaño, francotirador de la literaturas. Y concluye: “Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. / Estoy aquí, dije, con los perros románticos/ y aquí me voy a quedar.”

Esto escribía Bolaño en su tercer libro de poesía, “Los perros románticos”, por el que obtuvo en 1994 el Premio Literario Kutxa Ciudad de Irún.

En ese poema se sintetizan varios de los elementos que hicieron que su vida fuera como fue y que su muerte lo convirtiera en un escritor i mítico.

Bolaño reúne todas las condiciones del escritor latinoamericano de su generación. Su consagración literaria está precedida por una vida de penurias económicas y existenciales, por el exilio y por un desajuste absoluto respecto de la ferocidad del mundo.

bolaño
Foto: BERTRAND PARRES / AFP

Mantener los sueños juveniles fue para él una forma de resistencia. Parafraseando un título de un libro de Bruno Schultz que reúne sus textos y dibujos, “Madurar hacia la infancia”, podría decirse que Bolaño maduró hacia la juventud o hacia la adolescencia.  

Y fue tan consecuente con esta actitud que también murió joven, a los 50 años, de una enfermedad hepática. Comenzó a probar el sabor de la fama recién bien entrada la década del 90. En 1998 ganó el XVI Premio Herralde de novela con una obra de culto, Los detectives salvajes y, en 1999, el XI Premio Rómulo Gallegos por la misma novela.

Su muerte prematura terminó de consolidar su figura de escritor romántico, una palabra tan bastardeada que puede llevar a confusiones. Aquí se toma en el sentido que le dieron los escritores y artistas románticos propiamente dichos, es decir aquellos que en sus creaciones “desataban las riendas del corazón”.

Roberto Bolaño, homenajeado

Bolaño vivió con el corazón en carne viva, que es el precio a pagar  por ser un outsider. Durante toda su corta vida se dedicó a echar leña a la hoguera de su rebeldía.

En 1975, junto a otra veintena de escritores, funda el movimiento Infrarrealista cuyo lema de batalla y objetivo fundamental era “Volarle los sesos a la cultura oficial”.

No es raro que Bolaño, rebelde entre los rebeldes, hay sido quien escribió el primer manifiesto de este movimiento.

En él especificaba quiénes eran sus pares: “Nuestros parientes más cercanos: los francotiradores, los llaneros solitarios que asolan los cafés de chinos de latinoamérica, los destazados en supermarkets, en sus tremendas disyuntivas individuo-colectividad; la impotencia de la acción y la búsqueda (a niveles individuales o bien enfangados en contradicciones estéticas) de la acción poética.”

Paradójicamente, por el sendero de la rebeldía, por “el camino de los perros” Bolaño, logró el más amplio reconocimiento oficial. Es difícil pensar cómo se las hubiera ingeniado, de tener una vida más larga, para defender su rebeldía a capa y espada.

Foto: AFP

Este año, instituciones culturales de todo tipo han comenzado el año homenajeando al escritor de distintas formas. El 10 de mayo se le realizó un homenaje en la Universidad de Buenos Aires organizado por el movimiento “Poesía y Derecho” encabezado por los abogados Guido Croxatto y Julián Axat.

También en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires sele rindió Homenaje a Bolaño en el stand de Chile.

Pero quizá el homenaje más significativo sea el de su familia formada por su esposa, Carolina López, y sus hijos Lautaro y Alexandra, y puede encontrarse en internet. Allí hay fotos, y, sobre todo, libretas y cuadernos que muestran una letra clara, redondita y pareja que parece no reflejar su “salvajismo” intrínseco.

Bolaño era una suerte de grafómano que escribía todo el tiempo  y en toda circunstancia. De hecho, su breve vida le resultó suficiente para escribir novelas, cuentos, poemas y falsas biografías. Tal fue su producción que hay aún obra inédita. De hecho, muchas de ellas  se publicaron luego de su muerte como los libros de cuentos El gaucho insufrible y  El secreto del mal;  el libro de prosa y poesía Universidad desconocida y su monumental  y más ambiciosa novela, “2666”. Es posible que haya más obra inédita por salir a la luz.

A 20 años de su muerte, Bolaño sigue vivo en sus muchísimos lectores, gran parte de los cuales son jóvenes, algo que, sin dudas, hubiera alegrado mucho al escritor que vivió hasta los 50 años siendo un joven rebelde.