Si hubiera que definir con un solo epíteto el libro Las dolencias del autor indio Vikram Paralkar, posiblemente podría usarse la palabra «maravilla». Publicado por La bestia equilátera, se trata de un texto singular que copia de manera explícita el formato de otro libro maravilloso, Las ciudades invisibles, de Ítalo Calvino. Pero el diálogo entre Kublai Kan y Marco Polo es remplazado aquí por el de un bibliotecario y un aprendiz de ese oficio, Máximo.
La descripción de extrañas dolencias registradas en las entradas de una gran enciclopedia es el equivalente de las ciudades que Kublai Kan, dada la extensión de su reino, nunca llegará a ver. La primera de ellas es la Amnesia Inversa, una dolencia que hace que quienes nos rodean nos vayan olvidando poco a poco hasta convertirnos en desconocidos. La siguen otras enfermedades tan extrañas como un embarazo reversible, una herida que se profundiza con cada acto de maldad, un mal que se parece peligrosamente a la muerte y que sólo puede ser diagnosticado de manera retrospectiva, luego del funeral, una sordera temporal que, producida la cura, le trae de golpe al paciente todas las palabras y las melodías que no pudo escuchar durante el lapso de su enfermedad
Cada una de las breves narraciones constituye un trabajo de orfebrería lingüística capaz de conducir al lector por un paisaje anímico diferente. En cada una de ellas subyace, además, una reflexión sobre la condición humana que deja un sabor melancólico. El exilio, la memoria, el destino, la moral, la lengua desfilan por cada página de estas dolencias líricas que corrompen a la vez el cuerpo y el espíritu. Paralkar logra crear un mundo maravilloso sin quebrar nunca la verosimilitud.
Quizá no por casualidad este autor nacido en Bombay es médico. Actualmente trabaja como hematólogo e investigador en la Universidad de Pensilvania. Sus escritos fueron publicados en el New England Journal of Medicine y ganó el premio académico de la American Society of Hematology. Las aflicciones es su primer libro. Un texto recomendable para leer especialmente por las noches y en dosis homeopáticas para no perder la trama poética que se esconde en cada una de las entradas de la gran Enciclopedia de las dolencias humanas, donde hay de todo, como en botica.