Cuando se habla de políticas culturales, generalmente se piensa de qué modo las instituciones culturales pueden difundir la cultura y ponerla al alcance del ciudadano, lo que, por supuesto, es fundamental. Pero rara vez se piensa en el ciudadano, en el vecino como un sujeto activo capaz de generar proyectos culturales.
Entre las causas de este fenómeno figura, según Juano Villafañe, el proceso de desterritorialización que produce la tecnología. En diálogo con «Tiempo» se refirió a este tema que desarrollará mañana, jueves 26 de octubre, a las 16, en la Asociación Argentina de Actores y Actrices.
-¿Qué sucede con la cultura en los barrios? ¿Los vecinos tienen una actitud participativa?
-El núcleo social de la cultura debería empezar a reconocer la importancia que tienen las políticas culturales vinculadas a la tarea territorial en cada una de las comunas. Hay una Ley de Comunas que habilita un presupuesto participativo y las Juntas Comunales de cada una de las 15 comunas en las que está dividida la ciudad de Buenos Aires tienen capacidad junto con los comuneros de gestionar formas político-culturales territoriales entendiendo que cada comuna es en sí misma una unidad político-cultural. Esto es algo muy importante en relación con el proceso de desterritorialización que se está dando.
-¿Qué es lo que provoca esta desterritorialización?
–Las redes, el sistema digital produce un aislamiento del sujeto que progresivamente deja de asociarse a su propio territorio.
-¿Y de qué modo se soluciona este aislamiento?
–Hay que encontrar una nueva territorialidad cultural, una nueva dimensión del territorio cultural, una nueva cartografía que le permita al sujeto instalarse, asociarse al territorio. Deber haber una nueva forma de integrar las redes al sistema territorial y considerar a las políticas culturales desde cada una de las comunas.
-¿El concepto de “territorialización” tiene que ver con el sentimiento de pertenencia a un determinado lugar?
-Claro, tiene que ver con el sentido de pertenencia a un determinado espacio. Lo que ocurre es que la crisis que ha generado el sistema de comunicación digital ha evitado la relación del sujeto con el barrio y ha transformado todo en un sistema virtual. Por la tanto, la cultura es muy importante para retomar el convivio, el ritual de lo presencial.
-¿Entonces crees que, en este sentido, la tecnología es perjudicial?
-No, lo que digo no va en desmedro del uso de la tecnología. Las nuevas tecnologías deben tener tender a promover la asociación a las políticas culturales y a la forma de atención territorial. Deben promover una vinculación y no una separación.
-¿Cómo se logra esto? ¿Podrías dar un ejemplo concreto?
–Hay que tener políticas de centralización y de descentralización. El Ministerio de Cultura de la Ciudad debe incrementar su calidad institucional porque no tiene Ley del libro, no tiene Ley del Tango, no tiene Ley del Cine. Sí tiene Ley del Teatro. Pero, además de esta institucionalidad centralizada, debe tener una aplicación descentralizada, es decir que cada comuna, cada barrio tenga formas de aplicación de esa institucionalidad. Para que quede más claro: por ejemplo, el Teatro Municipal San Martín o cualquier otra institución cultural, además de la actividad centralizada como la ha tenido siempre, podría tener también una aplicación en cada una de las comunas. Es decir, encontrar formas de aplicación descentralizadas de lo que siempre fueron las políticas públicas asociadas –y esto es muy importante- a toda la producción cultural independiente, cooperativa, autogestiva . Cada comuna tiene sus comuneros, tiene su Consejo vecinal que también debería atender los presupuestos participativos que se ofrecen por la Ley de Comunas y buscar un encuentro de mayor cercanía con el territorio cultural. Esta es una tarea pendiente que no se ha estimulado demasiado desde los gobiernos centrales. La Ley de Comunas es extraordinaria que aún no tiene un nivel de aplicación del nivel que debería tener en la Ciudad de Buenos Aires. Esta desvinculación es realmente notable y se da incluso en los comuneros que son elegidos en las elecciones legislativas. Hay que considerar que Buenos Aires cuenta con alrededor de 900 bibliotecas, 80 museos, 750 librerías, más de 460 editoriales, es la ciudad que tiene más teatros del mundo en relación con la cantidad de ciudadanos y numerosos bares que llevan a cabo también actividades culturales. Todo eso debería estar mucho más integrado.
-¿Vos planteas, entonces, que además de que los gobiernos lleven a los barrios la cultura, el propio vecino se convierta en productor de proyectos culturales?
-Exacto, y que el propio núcleo social de la cultura que vive en la ciudad de Buenos Aires pueda tener un reconocimiento del territorio en el que vive. En general, la actividad cultural, debido a la lógica de centralidad tan arraigada, se concentra en lo que generan las luces del centro y entonces el territorio, la comuna, pierde la identidad. Hay mucha actividad cultural de todo tipo en los barrios de Buenos Aires, pero no tiene identidad desde el punto de vista territorial. Entonces, es importantísimo que el propio vecino asociado al núcleo social de la cultura, a ese cuerpo orgánico colectivo de producción de bienes culturales pueda asociarse a las relaciones barriales, territoriales. El Estado municipal en combinación las comunas y las formas de gestión independiente son capaces de generar una sinergia. Hay teatreros que viven en Balvanera, los músicos que viven en Barracas o los artistas plásticos que viven en La Boca. No estamos inventando nada nuevo, sino que creemos que es necesario descentralizar las políticas públicas.
-Lo territorial tiene que ver lo identitario, por lo que creo que estás hablando de que un barrio promueva y consolide su propia identidad. Pero el gran negocio inmobiliario también hace que los barrios pierdan identidad.
-Exacto. Pierden identidad desde el negocio inmobiliario y de la poca participación, desde esa participación que no se estimula desde el Estado municipal. Pero la Ley de Comunas es muy importante en este sentido porque, justamente, plantea la necesidad de la gestión cultural y de otra serie de iniciativas que tienen que ver con las comunas como unidades de gestión política y administrativa descentralizada con pertenencia territorial, con patrimonio, con personería jurídica propia que puede llevar adelante proyectos sin ningún inconveniente. Pero hay un desconocimiento general de la ciudadanía de estas posibilidades. Este desconocimiento es algo preparado para la comuna se mantenga solo como una suerte de división política medio invisible. Lo que yo estoy planteando es la visibilidad de los barrios, de las comunas, porque tanto por el negocio inmobiliario como por otros temas asociados se van perdiendo bienes valiosos como las bibliotecas populares, museos, bares culturales…Hay todo un patrimonio urbano en la ciudad de Buenos Aires que el ciudadano no considera como propio. Hay un problema de empoderamiento sobre esa relación y esto debe ser estimulado no sólo desde las comunas y de los barrios, sino también desde el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Juano Villafañe dará su charla sobre la situación de la cultura en los barrios el jueves 26 a las 16 en la Asociación Argentina de Actores y Actrices, Alsina 1762, CABA.