A una semana de conmemorarse un nuevo aniversario del golpe de estado que el 24 de marzo de 1976 violó por última vez el orden institucional de la Argentina, la Biblioteca el Congreso Nacional anunció la programación del mítico film Los traidores, del director Raymundo Gleyzer, desaparecido durante aquellos años trágicos. La misma se proyectará el martes 21 a las 18:30 en el auditorio de la biblioteca, Adolfo Alsina 1835, con entrada libre y gratuita, en el marco del ciclo El huevo de la serpiente Cine argentino censurado.
Se trata de uno de los hitos del cine político latinoamericano de los años 70, que en el país tuvo representantes muy valiosos como Fernando Solanas, Octavio Gettino y Gerardo Vallejo, o Juana Sapire, Alvaro Melián, Nerio Barberis, Alberto Vales y Jorge Santa Marina, integrantes de la agrupación Cine de la Base, fundada por el propio Gleyzer y cuya obra más importante fue justamente Los traidores. A pesar de que Gleyzer era reconocido sobre todo por su trabajo dentro del género documental, Los traidores es una obra de ficción, aunque sus imágenes casi tienen el poder de un realismo sumamente deudor de su experiencia como documentalista. Se trata de un retrato el universo del sindicalismo atravesado por los fuertes componentes ideológicos que signaban el universo político de la década de 1970. La película fue rodada antes del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina (aunque se estrenó en 1973, el año del retorno), hecho que la convierte en un valiosísimo documento histórico que permite tener una idea sumamente precisa de cómo veían el mundo y la realidad un determinado segmento de la sociedad y, sobre todo, una parte muy importante de los sectores juveniles.
Los Traidores puede verse como una crónica de transformación, en la que un obrero industrial con conciencia social a quien el ascenso dentro de la estructura sindical va convirtiendo en un sindicalista corrupto, mientras en paralelo se narra el origen de un ejército revolucionario de trabajadores. La película examina las luchas obreras en la segunda mitad del siglo XX, yendo desde los bombardeos a Plaza de Mayo en 1955 hasta un presente que tiene lugar en 1972, pasando por el violento Cordobazo (1969).
Raymundo Gleyzer nació en Buenos Aires en 1941, en el seno de una familia de actores de origen judío, y ya desde joven mostró especial interés por la fotografía y la política. Estudió cine en la Escuela de Bellas Artes de La Plata, pero interrumpió sus estudios para viajar al nordeste brasileño a filmar su primer cortometraje, La tierra quema (1964). Entre 1965 y 1966 trabajó como cronista y camarógrafo para el noticiero Telenoche de Canal 13. Dirigió además films etnográficos como Ceramiqueros de Traslasierra (1965) y Pictografías del Cerro Colorado (1965), que vuelven a poner de relieve su permanente preocupación social. Tras varios años de viajes por Europa, llegó a México para filmar su primer largometraje: México, la revolución congelada (1971), un documental que estuvo prohibido en la Argentina hasta 1973.
Ese mismo año dirigió Swift, un comunicado filmado de una acción exitosa del PRT-ERP (partido enrolado en la izquierda revolucionaria) que tomó estado público: el secuestro del cónsul inglés y su canje por comida y mejores condiciones laborales para los trabajadores del frigorífico. En 1972 presentó Ni olvido ni perdón, film urgente sobre un hecho que marcó simbólicamente el comienzo del terrorismo de Estado en la Argentina: la fuga del penal de Rawson y la Masacre de Trelew, el 22 de agosto de 1972. El 27 de mayo de 1976 fue secuestrado durante el comienzo de la dictadura militar y llevado al campo de detención El Vesubio, donde fue torturado. Aún hoy continúa desaparecido. En 2011 el juicio contra El Vesubio culminó con la sentencia a sus responsables tras 35 años de impunidad.
La proyección de Los traidores será presentada por la periodista Cynthia Sabat, autora junto a Juana Sapire (viuda de Gleyzer) del libro Compañero Raymundo, publicado por el INCAA en 2015. La misma se realizará el martes 21 a las 18:30 en el auditorio de la Biblioteca del Congreso de la Nación, Adolfo Alsina 1835, con entrada libre y gratuita.