“Hay que proteger la poesía de los poemas y, sobre todo, de los poetas”, dijo, taxativo, Viggo Mortensen, quien afirmó también que “Un poema es el registro de un fracaso; no digo que el poema tiene que ser un fracaso, aunque puede que todos los poemas sean fracasos, como todos los cuadros, las esculturas, las fotos, los recitales, los bailes. Pero el poema parte de un deseo imposible, de querer meter, aunque sea mínimamente, o de forma inconsciente, la experiencia individual, personal, en un contexto universal”.
Quizá nunca la poesía, que tiene fieles seguidores y hasta fanáticos, había reunido tanta gente y concitado tanto interés. Es que esta vez abordaba el género que las grandes editoriales publican a cuentagotas nada menos que un exitoso actor de Hollywood que vivó durante su infancia 11 años en la Argentina y que muestra las huellas que el país dejó en el no sólo a través de un español que habla con indudable acento argentino, sino también a través de su filiación futbolística: igual que Casas es un fanático de San Lorenzo y sigue las alternativas de su equipo por internet cuando se encuentra en los Estados Unidos incluso en medio de un rodaje.
El libro que presentó en el CCK, “Ramas para un nido”, el primero que publica en Argentina, ya había sido presentado la semana anterior en Bahía Blanca, más precisamente en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera de esa ciudad.
El lugar no fue producto de un capricho, sino que allí funciona la editorial Lux, que editó el libro y que está liderada por Gustavo López y Carlos Mux. Fundada en los años 90, entre sus más de 300 títulos figuran libros de poetas como Arturo Carrera, Mario Ortiz (un poeta enorme que vive en Bahía Blanca) y Sergio Raimondi, por citar sólo tres autores de los muchos y muy buenos que conforman su catálogo.
Curiosamente, Mortensen, quien es una indudable estrella de Hollywwod, comparte su estrellato con la publicación de sus poemas en una editorial independiente ubicada en una ciudad que no es Buenos Aires, donde se centralizan con mayor repercusión que en otras latitudes la mayoría de las actividades culturales y de todo tipo. Esto habla a las claras de qué tipo de persona es Mortensen que no olvida su paso por Chaco, Córdoba y Buenos Aires durante su infancia.
Acerca de la poesía
Respecto de las influencias que conforman su propia escritura enumeró la «literatura escandinava, ya que mi papá es danés; la poesía de Inglaterra, de Irlanda”.
Y agregó: “Empecé a leer en público en Los Ángeles; la gente piensa que como Nueva York tiene mucha cultura, Los Ángeles es una mierda, que no tiene cultura, que es una vasta ciudad sin alma. Pero no es verdad, hay resistencia, es un poco como Bahía Blanca. Hay muchos poetas.”
En un momento de la presentación estableció un punto de contacto entre su tarea actoral y su práctica de la poesía: “Cuando leés un poema o lo publicás, ya no es tu poema -afirmó-. Como cuando se hace una película, la gente se apodera, y es su película. No la podés cambiar. No podés explicar. Si tenés que explicar un poema, quiere decir que tenés que volver a casa y trabajar un poco más”.
Refiriéndose específicamente al género poesía señaló que luego de intentar escribir poemas durante medio siglo (nació en 1958) concluyó que “un poema es la flor de la mentira que son las palabras. Nunca alcanzan, no representan fielmente el corazón de lo que pienso o siento. Lo cierto es que con o sin un poema, para intentar recordar lo vivido la memoria siempre me traiciona”.
Y agregó: “He leído buenos poemas de otros y confío en la posibilidad de escribir uno, o sea que existen los buenos poemas, pero tampoco sé si eso es cierto. Puede que sea imposible escribir un poema” realmente bueno, porque nunca va a ser la verdadera representación de la experiencia, del sentimiento o el pensamiento que lo impulsó”.
Afirmó también que un poema es el registro de un fracaso porque parte “de un deseo imposible, de querer meter, aunque sea mínimamente, o de forma inconsciente, la experiencia individual, personal, en un contexto universal”.
Quizá sea este fracaso permanente, que el poeta hizo extensivo a todas las ramas del arte, el que estimula a seguir intentando una y otra vez y el que, en definitiva, determina que exista la producción artística.
El interés de Mortensen por la literatura queda evidenciado no sólo en el hecho de que escribe, una actividad que compatibiliza con su estrellato hollywoodense, sino también que fundó su propia editorial Perceval Press.
Su fervor por la poesía a la que, según uno de los poemas, considera “una bomba casera” es tal que considera que “hay que proteger a la poesía de los poemas y de los poetas, sobre todo.”
Por su parte, Fabián Casas, que fue el compañero ideal para qe Mortensen presentara su libro, ya que se vislumbra entre ambos el entendimiento profundo que producen la afinidad y los momentos compartidos, escribió en el prólogo de “Ramas para un nido”:
“Nunca entendí por qué algunas personas creen que hay cosas imposibles de lograr. Creo que la mayoría de las veces es el sistema el que trabaja para quitarte la potencia de la alegría y la posibilidad de la emancipación. Lo único imposible es la inmortalidad. Mortensen es una persona que vive la mortalidad de una manera constante. Por eso es un hombre que está siempre presente y en estado de disponibilidad. Sin ese estado de disponibilidad. Los poemas pasan por al lado y no los ves, no los podés escribir.”