En 2021 aparecía en Buenos Aires, publicada por Seix Barral, la novela de la joven escritora chilena Paulina Flores Isla decepción. Tiempo Argentino la entrevistó entonces de manera virtual desde Barcelona, donde reside. La situación sanitaria aún no permitía que los autores viajaran para presentar sus libros. Fue así que, como sucedió con tantos otros, también éste tuviera que esperar para ser presentado y lo hizo en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que, luego de dos años de virtualidad reabrió sus puertas al público el 28 de abril con una enorme afluencia de público.
La novela encontró gran repercusión en la Argentina en primer lugar por su calidad literaria, pero también porque la madurez de la escritura que parece no coincidir del todo con la edad de su autora.
Isla Dececión narra la historia de tres seres que, cada uno a su maner, son tres náufragos aunque, como se dijo oportunamente en este diario “solo uno de ellos haya corrido el peligro de morir en el mar: Lee, un misterioso pescador coreano que trabajaba en un barco-factoría y que es recogido por un grupo de pescadores. Los otros dos, Miguel y su hija Marcela, son náufragos de tierra arrasados por el oleaje de una vida de silencios y frustraciones. Los tres convergen en Punta Arenas.” La ubicación en Punta Arenas no es gratuita. No se trata de un telón de fondo de la narración, sino que ese árido y desolado paisaje es un personaje más de la novela.
Antes de escribir Isla Decepción, la novela que se convirtió en un suceso editorial, la autora, había ganado con su libro de relatos Qué vergüenza el Premio Roberto Bolaño, entre otros.
Desde aquella entrevista de 2021 no hay transcurrido tanto tiempo, pero sí el suficiente como para que su novela hiciera un recorrido y su autora comenzara a foguearse en las giras promocionales. En su paso por nuestro país, dialogó brevemente con Tiempo Argentino.
“El libro ya lleva unos meses de difusión, por lo que creo que más que una presentación, lo que me interesa hacer es conversar sobre lo que he aprendido en todos estos meses sobre el libro que escribí.”, dice.
Cuándo se le pregunta qué enseñanza le dejó el haber publicado una novela tan exitosa, contesta: “He aprendido a soltarla. Yo quería mucho a este libro y para mí fue difícil entregarlo. Es un libro que leí durante cuatro años casi todos los días. Ahora lo veo distinto, por lo menos sin el capricho que tenía cuando lo entregué, sin las aprehensiones y sin los miedos que tuve. Ya es un libro que existe y que está un poco más separado de mí. Sin embargo, si no la hubiera entregado, la modificaría todo, porque soy una persona a la que le tienen que quitar los libros porque si no, los seguiría escribiendo siempre. De hecho, para la edición española modifiqué cosas. También he recibido diferentes interpretaciones de los lectores y esa, creo, es la parte más linda. La gente te va comentando sus impresiones del libro, sus interpretaciones, lo que cree que pasa, cosas que yo no había advertido. Yo tengo otras interpretaciones que son muchas, pero una de ellas tiene que ver con soñar en pequeño. Siempre lo pensé desde la teoría de lo cuántico, es decir, que las cosas grandes no por ser grandes son importantes. Algo pequeño como, por ejemplo, el plancton, es muy importante dentro de la inmensidad del océano.”
El éxito de un libro, como se sabe, es un arma de doble filo que, al mismo tiempo que estimula, puede operar como un freno produciendo el temor de no volver a producir una novela o cualquier otro tipo de texto que esté a su altura. Esto no parece haberle sucedido a la autora. “Creo que para mí el éxito de la novela ha impactado de manera positiva –afirma-. Soy una persona que no viene de una familia intelectual, ni millonaria, ni nada de eso. Para mí ser ´escritora` ha sido una especie de sorpresa enorme. No sabría definir qué es exactamente el éxito, pero que al libro le vaya bien y que tenga lectores que quieran leerlo a mí me permite seguir siendo escritora en un próximo libro. Soy una persona muy agradecida de la vida y no creo que el “éxito” del libro pueda producirme temor. Lo que hago todos los días es recordarme a mí misma que todo lo que hago, lo hago porque me gusta. No tengo ninguna otra pretensión además de esa. Soy una romántica y no me importa nada más que eso, aunque en Chile la gente que lee es muy poca.”
Una vez que la situación sanitaria lo permitió, la autora presentó su libro en Colombia y también en su propio país, Chile. “En mi país –dice- hicimos dos presentaciones en vivo y fue bonito escuchar incluso los silencios, ese tipo de cosas que una no puede controlar. Además, había gente muy joven entre el público y también gente mayor, de la tercera edad. En Colombia se da algo muy bonito que es que los libreros recomiendan mi novela, de modo que va pasando de boca en boca.”
La joven escritora no se ha detenido su escritura y está embarcada en un nuevo proyecto. “Estoy escribiendo una nueva novela –cuenta- sobre el amor y la muerte. Cuando vuelva a Barcelona, donde vivo, pretendo seguir escribiéndola. Recién la estoy empezando e Isla Decepción aún me quita bastante tiempo en entrevistas y ese tipo de cosas. El año 2021 fue un poco Isla Decepción y trabajar extraliterariamente sobre ella y entonces no tuve tanto tiempo para escribir. Yo soy de Capricornio, por lo tanto soy metódica y escribo todos los días. Al acostarme por la noche siento que lo más lindo que me espera al día siguiente es levantarme para escribir. Con la escritura duermo y con la escritura me levanto. Pero en los viajes puedo escribir muy poco. Puedo hacerlo, pero me resulta difícil. No soy ese tipo de escritor que escribe en el avión. Yo necesito al menos una mesa o un escritorio donde afirmarme. Pero el viaje me ayuda mucho en términos de creatividad. Viajar suspendida en el aire me pone en un estado de perturbación emocional que es buenos para crear algo, para pensar historias.”
Según asegura, no se siente exigida en absoluto por el suceso que significó Isla Decepción. “Es que cuando uno se sienta en el computador, está solo –explica- . Es una sensación bien patética, porque quieres escribir algo y no te sale. No es tan fácil. Entonces, yo al menos, me siento muy patética. No pienso en lo que escribí antes y casi ni en quién soy. Estoy un poco con el lenguaje al desnudo. De hecho tengo que ponerme un traje de escritora para recordarme que eso es lo que hago. Pero es duro y difícil. Al principio escribo con una especie de ataque de pánico porque me duele hasta el corazón. Pongo todo en lo que escribo.”
Según contó en su momento, Isla Decepción surgió de un aviso leído en un diario. La motivación de la novela que tiene en curso parece tener otro origen, más cercano a la pandemia. “Creo que como a todos –dice- me ha impactado mucho la idea de la muerte. El amor es su contrapunto, es la forma de crear filiaciones nuevas que no tienen que ver con las antiguas o al menos son una nueva búsqueda. Creo que este nuevo trabajo está basado en algo más arquetípico o icónico, algo que no he hecho antes.”
Durante la juventud, la muerte es algo muy lejano, algo que siempre les sucede a los otros, sin embargo, en Flores parece estar muy presente, pese a su edad, “He tenido experiencias muy cercanas pero no tan fundamentales como la muerte de una madre o de un padre. Sí he visto morir amigos muy queridos. Desde la pandemia pienso en la muerte como en algo más cercano, aunque esos amigos murieron por otras causas” explica antes de cortar y de sumergirse, seguramente, en la vorágine el día que le espera.