El escritor norteamericano Alvin Toffler, autor de El shock del futuro, falleció el lunes a los 87 años en Los Angeles, Estados Unidos.
La muerte de Toffler, que nació en Nueva York en 1928 y estudió Filosofía y Letras antes de obtener el doctorado en Sociología, se conoció a través de un comunicado de su consultora Toffler Associates, según consignó EFE.Toffler trabajó como periodista, investigador y profesor universitario, en temas relacionados con la tecnología y sus efectos sociales y en 1970 publicó «El shock del futuro», una obra que se transformó en best seller.
Tras «El shock…», donde defendió la idea de que surgiría un nuevo tipo de sociedad, no centrada en la producción industrial sino en el conocimiento, debido a factores como el desarrollo exponencial de la tecnología o los efectos de la globalización, editó «La tercera ola» (1980) y «El cambio en el poder» (1990).
Su pensamiento de carácter profético y futurista previó algunos de los cambios tecnológicos y sociales que sucedieron a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI
Comenzó a estudiar las cadenas de montaje industriales en los años 60 y tras cinco años publicó El Shock del futuro, en 1970. Tuvo ediciones en más de 50 países. Se han vendido más de 15 millones de copias. En las tres cortas décadas entre este momento y el siglo XXI, comenzaba diciendo el libro, millones de personas normales se enfrentarán a una abrupta colisión con el futuro. Muchos ciudadanos de las naciones más ricas y más avanzadas tecnológicamente encontrarán cada vez más difícil seguir el paso de la constante demanda de cambios que caracteriza nuestra época. Para ellos, el futuro habrá llegado demasiado pronto.
No solo vaticinó estos cambios, sino que advertía sobre el riesgo de dejar excluida a la parte de la sociedad que no pudiera adaptarse. Dos décadas después, en una conferencia en Madrid aseguraba: El actual sistema de generación de riqueza está produciendo un grupo de personas que no pueden acceder a los puestos especializados que se crean, con lo cual se presentarán nuevas dificultades en la lucha contra el paro, lo que puede recrudecer las tensiones sociales de las que ha sido un ejemplo lo sucedido en Los Ángeles. Era 1992, poco después de los mayores disturbios raciales de la historia de Estados Unidos, en esa ciudad californiana.