Mónica Hasenberg lleva la fotografía en el ADN. “Mi padre era fotógrafo, dice. Prácticamente nací en un laboratorio fotográfico. Desde que era muy chica lo ayudaba en el revelado y manejaba los químicos necesarios para ese trabajo. También lo ayudaba a hacer murales. Para mí la fotografía formaba parte de mi vida, era algo cotidiano.”
El 16 de marzo Hasenberg inaugurará una megamuestra retrospectiva organizada por el
Ente Público Espacio para la Memoria en el marco de la conmemoración de los 15 años de recuperación del predio. Tendrá lugar en Edificio de las Cuatro Columnas y estará integrada no sólo por sus fotos, sino también por otros materiales, desde piezas de artistas plásticos que se hicieron como respuesta a una convocatoria suya a una instalación relacionada con Madres y Abuelas.
En esta nota cuenta cómo fue su trayectoria como fotógrafa y reportera gráfica que dejó testimonio, entre otros hechos, de los años de la última dictadura cívico-militar. Parte de ese trabajo aparecerá en Tiempo Argentino en su edición del 24 de marzo.
-¿Cómo continuó tu formación luego de trabajar junto a tu padre desde chica?
-En la adolescencia, cuando tenía 15 años, hice cursos en Agfa que era en ese momento el único lugar en el que se podía estudiar fotografía. Hice varios cursos, entre ellos, uno de laboratorio. Mi viejo me había enseñado muchas cosas. En 1972, cuando yo apenas había terminado la secundaria, mi papá murió. Yo estaba estudiando para rendir el examen de ingreso en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), pero no pude darme el lujo de seguir con eso porque en mi casa hacía falta que yo trabajara. Mis hermanos eran más chicos que yo y mi vieja no trabajaba.
-¿Fue ese el momento en que decidiste dedicarte profesionalmente a la fotografía?
-Sí. Mi viejo tenía clientes grandes. Por ejemplo, la Dirección Nacional de Turismo. Mi viejo viajaba mucho para hacer esos posters famosos de los paisajes de Salta, del mate, de Bariloche. Además había ganado una licitación para hacer un trabajo fotográfico y un amigo de él me ayudó con eso. Mi papá hacía también publicidad, fotos industriales y yo comencé a dedicarme a eso.
-Además, tenés un enorme archivo de trabajos que hiciste entre 1979 y 1989 junto con su esposo, Brenno Quaretti, que también era fotógrafo, ¿no es así?
-Sí, en el 89 nos fuimos del país, pero durante el período anterior hicimos aquí muchos trabajos juntos. Cuando nos conocimos con Brenno comenzamos a hacer trabajos de publicidad. Luego nos convertimos en una pareja y más tarde formamos una familia. En 1976 ocurrió el golpe militar. Nosotros seguíamos trabajando en publicidad y lo hicimos hasta el 79.
-¿Y cómo fue que en plena dictadura, comenzaron a tomar testimonio fotográfico de lo que pasaba?
-Por un hecho fortuito conocimos a una monja que dirigía la revista Familia cristiana, que era una revista muy progresista de las Paulinas, el sector de la Iglesia que se dedica a la comunicación. Estas monjas estaban muy relacionadas con la Teología de la Liberación, con Emilio Mignone, con (Augusto) Conte y conocimos mucha gente. Allí comenzamos a trabajar los dos. Como teníamos hijos chicos yo en ese momento me dedicaba más a trabajar en el laboratorio. Cuando comenzamos a trabajar en Familia Cristiana también salí a vender fotos que sacábamos para las notas.
-¿De qué manera comenzaron a hacer fotos sobre lo que estaba pasando?
-Brenno comenzó a hacer fotos a Conte, a Mignone. Una vez lo mandaron al Episcopado y sacó fotos de la Ronda de las Madres. Yo fui a una de las marchas de la resistencia, no recuerdo si era la primera o la segunda, y me quedé tan impresionada que me puse a llorar prácticamente a los gritos. Tuve una crisis tremenda. Las Madres se preguntaban entre ellas qué me había pasado, quién era yo. Yo no podía ni hablar de lo mal que me había puesto. Para mí fue shock tremendo. A partir de ese momento, comencé a ir todos los jueves. Así comenzó a armarse el archivo que abarca parte de la dictadura y de la democracia.
-¿Cómo era hacer fotografía durante la dictadura?
-Muy difícil. Los jueves en las marchas sacábamos muy pocas fotos porque era muy peligroso no sólo para nosotros sino también para ellas y para las personas que las acompañaban. La revista no constituía una protección para nosotros. Además, no estábamos afiliados a nada, no conocíamos a nadie. No sabíamos, además, a quién teníamos al lado. Entonces los jueves sacábamos la máquina, tomábamos tres fotos y la volvíamos a guardar. Marchábamos un rato más, mirábamos alrededor, sacábamos otra vez la cámara y volvíamos a guardarla.
-¿Y cuál fue el destino de esas fotos?
-Durante la dictadura aquí no se publicó ninguna. Familia Cristiana mandó algunas a Italia a la revista madre y sé que algunas salieron allí, pero nosotros prácticamente no veíamos las fotos en positivo, sino en negativo. Revelábamos los rollos y guardábamos ese material en sobrecitos. Como en el 83 y el 84 yo salía a vender fotos para algunas revistas y tenía un caos, comencé a ordenar el material. Nos regalaron un mueble de ferretería lleno de cajones y empecé a clasificarlas. Mi primer trabajo que mi papá me pagó consistió en enmarcar diapositivas del viaje a la Luna. Por eso estaba entrenada en ordenar, clasificar. También trabajamos para la revista del MTP, pero cuando fue lo de La Tablada la verdad es que sentimos mucho miedo porque teníamos las fotos de todo el mundo. Ese día yo había llevado a los chicos a la colonia de la UTBA y cuando volví Brenno me dijo que un amigo se había llevado la carpeta de política. Hace poco me enteré de que se la había llevado porque cuando llegó a nuestra casa, Brenno había comenzado a destruir ese material. Fue un momento muy doloroso. Además, estábamos por comprar nuestra primera casa y hubo un golpe económico y todo se fue a la mierda. Perdimos todo lo que teníamos. Yo le dije que nos fuéramos del país porque no quería vivir esa situación. Nos fuimos a Italia. Primero se fue Brenno y yo me fui dos días después de que asumiera Menem. Allí también cubrimos marchas, trabajamos para el Sindicato de Trabajadores de Izquierda. Mientras estábamos allá se produjo la caída del muro de Berlín.
-¿Cuándo volviste a Argentina?
-Cinco años después con Brenno enfermo. Hice varias fotos de industrias para revistas. Pero luego, con la crisis del tequila y la situación del país no me pude reubicar como fotógrafa y comencé a trabajar en investigación de opinión pública y de mercado. Años después volví a la fotografía pero ya desde la militancia. Comencé a documentar las luchas sociales, que es mi gran amor en materia fotográfica, lo que más me gusta retratar.
-¿En este momento están exponiendo?
-Sí, acabo de inaugurar una muestra el sábado pasado que se llama Mujeres son las nuestras en el Centro Municipal de Arte. Los compañeros de la ex ESMA me preguntaron si no quería hacer una retrospectiva. Además, de hacer muestras de fotos políticas también organizo convocatorias. Por ejemplo, para la muestra Santiago Maldonado Donde estés con tu alma, convoqué a varios fotógrafos.Esa muestra también va a estar en la retrospectiva que se inaugurará el sábado próximo y que abarca desde los años 80 hasta ahora. Va a estar expuesta un mes, hasta el 16 de abril.
-¿Y qué más vas a mostrar?
-Diversos materiales. Por ejemplo, va a estar la muestra original de Miradas sobre la escuela pública que es la segunda convocatoria que hice a artistas plásticos. La primera fue Miradas. Los ojos de la memoria que ahora vamos a inaugurar en Florencia Varela. En la ex Esma voy a presentar una versión impresa de lo que es esa muestra. Son obras de distintos artistas plásticos que trabajaron sobre fotos mías. La muestra Miradas sobre la escuela pública da origen a una convocatoria que vamos a hacer: invitamos a todos y todas a llevar una fotocopia de una foto del momento en que iban a la escuela. Con ese material vamos a hacer un mural colectivo que va a quedar en exhibición. También expondré una instalación que presenté en la Legislatura, creo que en 2011. Se llama La ronda y es una mesa que tiene un mapa de la Argentina. Sobre cada provincia hay un taco de madera con una foto de las Madres marchando de un lado, y, del otro, un pañuelo de Madres o de Abuelas. Para ver a las Madres que van marchando el espectador tiene que dar la vuelta a la mesa. También expondré unas fotos que corresponden a la firma por parte del almirante Godoy del traspaso de la ESMA al ente tripartito que está a cargo de la ex Esma, Nación, Ciudad y Derechos Humanos. Son documentos únicos porque a ese acto no entró la prensa. Además se podrá ver Madres nuestras que son fotos en blanco y negro de las Madres marchando, un collage de fotos de Madres línea fundadora en distintos momentos: actos políticos, marchas, etcétera. También habrá fotos de dos marchas específicas: de la marcha Paz, pan y trabajo del año 81, la primera marcha que convoca Ubaldini en dictadura. Esas son fotos de Brenno que pude imprimir y enmarcar con la ayuda económica de FOETRA. La otra es la marcha del 8M del 84, que explotó en estos días. Se exhibirán también siluetas hechas en forma colectiva con collages de fotos que es una actividad que realizo hace varios años para evidenciar que por la lucha realizada quienes los desaparecieron no han podido lograr que desaparezcan de nuestras vidas.