A través de las quince nuevas canciones compuestas y grabadas en colaboración con Mariano Díaz (músico argentino residente en España) Cantilo aborda diversas temáticas que ya resultan habituales en su amplia discografía desde que a fines de los sesenta, junto con Jorge Durietz, dieron vida al icónico dúo Pedro y Pablo.
La preocupación por el cambio ambiental es reflejada en «Calentamiento», tema que abre la placa con un vibrante rock en el que las punzantes guitarras eléctricas son dueñas y señoras de la canción La potencia de este tema sorprende al oyente con un tratamiento sonoro más cercano al clima directo de su recordado grupo Punch, que a la mesura de sus obras más emparentadas con el sonido folk de otros trabajos.
Cantilo se maneja con gran fluidez entre el pop de «Poco a poco» o «Cuanto hay» (con obvias referencias a la corrupción que suele encontrarse en la política) y el ágil sonido country de «Domingo de sol».
La atmósfera acústica de «Interpretar información» contrasta con la sensible poesía de «Despedida» («Esta melodía despedida por el alma / como una exhalación / para suspirar adiós») potenciada por el acompañamiento de un cuarteto de cuerdas. «Marzo mayea» traslada al oyente a las calles de Madrid en un cambio de estación, cuando se empieza a poblar de flores, perfumes y el canto de los pájaros.
Poeta y melodista, Cantilo reconoce en The Beatles una inevitable influencia en su modo de tratar tanto la melodía como el andamiaje armónico. Y esta se patentiza en ciertos guiños que se perciben en canciones como «La sonrisa / El mensaje», en los que el entrecruzamiento del piano con las cuerdas y la aparición de la guitarra eléctrica remiten inequívocamente al sonido de los cuatro de Liverpool.
El acorde inicial de «Déjà Vu» (que recuerda al de «A hard days night») abre una canción con atrapante melodía, tal como ocurre con «Hoy acá» («Rememorar es bueno de tanto en tanto / y saber guardar en la memoria lo mejor») con un final con vestigios de música de la India. La esperanza presente en «Maravillosa tierra», con un mensaje que proclama la búsqueda de un mayor respeto a nuestro planeta y el aire campestre de «Amante y amigo» preludian a «Los dueños del mundo», poderoso rock en el que Cantilo define con furia a aquellos que se sienten propietarios de todo, incluyendo la vida y los pensamientos de todos los seres humanos.
Publicado de manera independiente y con una producción que sorprende tanto en lo musical como en lo sonoro (como plus, las pinturas que ilustran la tapa pertenecen al guitarrista Kubero Díaz), Miguel Cantilo consigue en «Día de sol» una acertada síntesis de todo lo que es capaz de ofrecer como privilegiado retratista de nuestro tiempo.