A su vez (y esto ya ampliando el espectro fuera de los territorios nacionales), Benedetti dentro de las izquierdas se conformó como una especie de faro moral en el que se pudieron encontrar por primera vez los distantes mares de la lucha revolucionaria y la persona cotidiana, el amor y el compromiso, el hombre de ideas y el hombre de acción. Este punto medio, ese centro cálido y acogedor armado de poemas francos, sencillos y fraternos que de forma inédita apelaban a las tribulaciones y emociones del hombre común, ha sido hasta el día de hoy una de las principales razones de la constante expansión del mundo benedettiano, no sólo a una dimensión artística, sino a una forma de ser y pararse en el mundo. También es esta misma noción la que generó sus posteriores detractores, en esa suerte de “parricidio” ocurrido a su regreso, a fines de los ochenta.
(Agustín Acevedo Kanopa es escritor, periodista y crítico de cine.)