Una de las visitas más notables a la última edición del Festival Internacional de Poesía de Rosario fue María Salgado (Madrid, 1983), poeta, performer, e investigadora estrechamente asociada a la politización vivida por España en los últimos años.
Este proceso político, cuyo emergente más conocido es el partido Podemos, se vio acompañado de una importante militancia social y cultural dentro de la cual Salgado participa a través de diversos proyectos artísticos; un activismo multifacético plasmado en sus libros: ferias (2007), 31 poemas (2010), Ready (2012), Hacía un ruido. Frases para un film político (2016). Esos textos pueden verse como capítulos de un proyecto estético capaz de redefinirse a sí mismo mediante la incorporación de nuevas voces y procedimientos: desde el conceptualismo norteamericano a lo performático, desde la experimentación visual hasta la poesía argentina de los noventa.
Este último dato puede sorprender: ¿cómo llegó Salgado hasta los libros de esos poetas argentinos, tan lejanos al circuito editorial internacional? Vine a Buenos Aires en el 2005 a estudiar Letras con una beca y aquí entré en contacto con una serie de autores que me fascinaron: Daniel Durand, Martín Gambarotta, Alejandro Rubio, Martín Rodríguez, Sergio Raimondi. Casi todo el catálogo de la editorial Vox lo tengo leído. Eran textos con mundos y lenguajes que abrían muchísimo el rango de lo que yo sentía que se podía escribir. Eso tuve un efecto muy liberador para mí, poder experimentar ese nuevo lenguaje. Todo eso se infiltró en mi escritura y luego aparece algo como Ready, que para mí es un libro argentino.
En la carrera de Letras, Salgado conoció al poeta Gabriel Cortiñas (premio Casa de las Américas 2013) con quien armó el blog Contrabando (laliteraturadelpobre.wordpress.com). Al volver a España esa colaboración le permitió mantener el contacto con la escena local, por cierto muy diferente al de la península: En Argentina la poesía es una sub-cultura juvenil; mucha gente se relaciona a través de la poesía. Es como una escena musical. En España hay un mundo editorial chiquito, pero no se equipara a lo de aquí en términos de público joven. En mi país hay más instituciones y menos público. Todo está más avejentado.
Ese interés por la poesía argentina continúa en el seminario madrileño Euraca, un ciclo abierto de reflexiones sobre estética y política contemporánea: La hipótesis de trabajo era relacionar dos crisis neoliberales: la crisis del 2008 en España y la crisis de los 90-2001 en Argentina. Nos interesa prestar atención a las estrategias de escritura y la conexión con el presente que tienen los textos de los noventa.
Tal como dijimos, Salgado tuvo una participación activa en las asambleas y manifestaciones surgidas el 15 de mayo de 2011 como respuesta a las políticas neoliberales llevadas adelante por el Partido Socialista y el Partido Popular. Un compromiso vital que venía de mucho antes y que aún mantiene en el presente. De hecho, ya en su libro 31 poemas (reeditado este año por el sello Danke) se registraban las protestas inmigrantes de París en 2005.
En este sentido, para Salgado sus tres libros comparten una misma preocupación por lo que ella llama el disturbio: siendo tan distintos, para mí ese es el hilo conductor de esos trabajos, ese misterio: quién es esta gente, qué están haciendo, lo que dicen no es tan directo, por qué están quemando esos coches. Me interesaba una reflexión hecha más allá de la lectura clasificatoria inmediata (es la gentuza, etc.). Para mí todo eso estaba de alguna manera asociado con una nueva subjetividad.
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