No por casualidad Mafalda tuvo el éxito que tuvo, del que se sorprende su propio creador, Joaquín Lavado, conocido por todos como Quino. Tan potente es el personaje, que se sigue hablando de ella como si fuera alguien de carne y hueso, algo que que a todo creador le gustaría lograr. 

Cuando se especula acerca de cómo sería hoy la niña antisopa, se dice que quizá se encontrara entre la lista de desaparecidos, aunque la historia no admite las conjeturas.

Es innegable, sin embargo, que esta chica curiosa, que no cesaba de preguntarse con ingenua profundidad acerca de los problemas del mundo y sus injusticias, hoy apoyaría el empoderamiento femenino y militaría a favor de la mujer. Así lo creyó sin duda la editora Kuki Miler de Ediciones La Flor y es probable que también lo crea  la legión de fanáticos de Mafalda. Aunque la tira salió entre 1964 y 1973, no ha perdido actualidad. Los problemas que se planteaba Mafalda en ese momento no han perdido vigencia. De hecho, solía compadecerse del destino de su madre que abandonó su carrera en el momento de casarse y que como mujer de clase media que no podía pagar a alguien que la ayudara, dedicaba la casi totalidad de su tiempo en la casa y los hijos.

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Mafalda: femenino y singular, de reciente aparición, reúne las tiras más “feministas” del personaje que, aunque dejó de crecer en 1973, de haber continuado desarrollándose, hoy asistiría a las marchas de las mujeres, usaría el pañuelo verde y adheriría al feminismo. De hecho, su padre, Quino, se manifestó contra a utilización de su personaje en la campaña contra la legalización del aborto.

“¿Mamá, qué te gustaría ser si vivieras?” le pregunta a Mafalda a su madre agobiada por las tareas domésticas. En otra tira y luego de sesudas reflexiones, dice: “Lo malo es que la mujer en vez de jugar un papel, ha jugado un trapo en la historia de la humanidad.”

Agrupadas las tiras temáticamente, se ve con claridad que Mafalda era una feminista en potencia y que de grande hubiera sido capaz de llevar hasta las últimas consecuencias sus convicciones.

Su relación con Susanita demuestra hasta qué punto Mafalda se pone en la vereda de enfrente respecto de los criterios tradicionales acerca de la mujer: un ama de casa aislada del mundo, con ideas estrechas, ningún planteo profundo y bastante indiferencia sobre los desastres que se abaten sobre la humanidad, mientras ella pueda estar resguardada entre las cuatro paredes de su soñada casa de mujer casada.

Una recopilación basada en un eje como el feminismo, permite percibir claramente un perfil de Mafalda que aparecía mezclado con otros rasgos de su rebeldía y de sus cuestionamientos. Esta niña terrible no sólo se opuso a la sopa, sino también a las injusticias de la historia entre las que figura la desigualdad de la mujer respecto del hombre