Las tres primeras novelas de la saga Millennium, Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina del Palacio de las corrientes de aire saltaron a la fama y se convirtieron en el gran suceso del policial nórdico luego de la muerte de su autor ocurrida de manera súbita en 2004 debido a un ataque al corazón. Tenía 50 años y ni él ni su mujer pudieron disfrutar de los suculentos dividendos que produjeron. Hoy. definitivamente consagrada, la serie novelística iniciada por él y continuada por dos autores distintos, recorre el mundo. “Las garras del águila”, el séptimo libro de la saga Millennium Llega a la Argentina.
Así lo afirmó ayer por videoconferencia la autora sueca Karin Smirnoff, que sucedió en la escritura a David Lagercrantz, a su vez, sucesor del propio Larsson.
Cuenta Smirnoff respecto del ofrecimiento que le hicieron de continuar la serie: «Dije que sí inmediatamente porque pensé que era una oportunidad que no volvería a tener. Y la verdad es que me gustó mucho leer los primeros libros de Larsson y continuar la historia de Lisbeth, es como si hubiera podido hacerlo con ellos, porque, en definitiva, lo que yo quería saber era qué le había pasado a Lisbeth».
El escenario de Las garras del águila es el norte inhóspito de Suecia y el argumento está basado en la especulación que realizan las multinacionales respecto de los recursos naturales y en la forma en agreden a la naturaleza, la población originaria y las mujeres. Según parece, el país nórdico está lejos de ser el paraíso perfecto que pintan por estas latitudes.
Respecto de la aceptación de continuar escribiendo la saga iniciada por Larsson dijo la autora: «el arte no existe sin otro arte, todo lo que uno hace se basa en el trabajo de alguien más, ya fallecido Larsson muchas personas creyeron que no era correcto continuar su saga, que la gran canción ya estaba escrita, pero finalmente su familia heredó los derechos y decidió que querían hacerlo».
Y agregó: ”Cuando yo muera, mis hijos seguramente heredarán los derechos de mis libros y si quisieran continuar con la trilogía o con cualquier otro de mis libros podrían hacerlo, deberían sentirse en libertad de hacerlo o, si quisieran, de venderle los derechos a alguien más».
Las garras del águila y las respuestas de Smirnoff
Durante la videoconferencia, según lo consigna la agencia Télam, respondió a diversas preguntas referidas sobre su forma de escribir y sobre el plan que tiene previsto para la continuación de los dos libros que completarían la saga.
“Me doy la libertad de hacer lo que quiera hacer con mi escritura», expresó. «Claro que tengo un plan, pero si el primer libro hablaba sobre, no sé, la crisis energética; el segundo podría ser sobre minería y el tercero, a lo mejor, sobre el negocio petrolero. A lo mejor es un tema muy amplio para mí, es una posibilidad, pero finalmente tengo la libertad de elegir cualquier tema. Nadie me dijo que tuviera que darle continuidad a alguna temática: presenté mis ideas y lo que quería era dar cuenta de problemas actuales porque Larsson hizo lo mismo al momento de escribir sus libros, los utilizó para explicar ciertas cosas del mundo más allá de la perspectiva del periodista, y sus preguntas son muy similares a las mìas.”
Respecto de cuáles son los disparadores de su escritura, añade: “»No leo tanto literatura de crímenes sino que más bien me inspira la vida, las relaciones entre las personas, no me importa tanto resolver crímenes, esto es parte de la historia del Millennium, por supuesto, pero no me parece que sea esencial a la trama encontrar soluciones. Cuando escribo, lo hago para complacerme a mí misma. Si complace a alguien más me da mucho gusto pero hay muchas personas a las que a lo mejor no les va a gustar. No puedo pensarlo así, necesito tener libertad, no necesito tener la voz de alguien más en mi cabeza diciéndome que tengo que hacer tal o cual cosa. Estoy tratando de darle a las personas en mi libro ese respeto».
Seguramente, Las garras del águila tendrá el mismo éxito que los libros anteriores. El suceso que inauguró Stieg Larsson y del que no pudo disfrutar parece imparable. Las razones del éxito son difíciles de determinar. Por supuesto que la calidad importa, pero a veces libros de gran calidad literaria no tienen la respuesta merecida a nivel de mercado. En este caso, el revival de la novela negra es posible que sea uno de los factores que influyan en la repercusión masiva. Pero también el hecho de que tanto la actual autora sea periodista del mismo modo que lo fue Larsson, juegue a favor de una escritura ágil y documentada. Por último, es posible que los lectores de latitudes muy lejanas de Suecia se sientan identificados con los problemas que plantea la saga. Después de todo, vivimos en la “aldea global” y el mundo es más chico de lo que era antes, aunque siga teniendo las mismas dimensiones.