El jueves 25 se inaugura la 45° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, considerada uno de los eventos culturales más importantes no solo de la Argentina, sino también en el resto de América Latina. Entre las múltiples novedades que trae este año, sin duda figura que, por primera vez, quien preside la entidad organizadora, La Fundación El Libro, es una mujer, María Teresa Carbano.
“En septiembre de 2018 –le cuenta Carbano a Tiempo Argentino, había que renovar autoridades en la Fundación y el Consejo de Administración me eligió como presidenta, la primera presidenta mujer. Lo que fue muy fuerte para mí es que quienes votan son 14 consejeros y me votaron los 14. Por un lado fue un orgullo y, por otro, una gran responsabilidad. La Fundación siempre fue una institución muy inclusiva con las mujeres. De hecho dirigieron la Feria Marta Díaz y luego Gabriela Adamo. Además muchísimas mujeres participan de las comisiones, pero en la presidencia de la institución soy la primera.”
-¿Cuáles son las características distintivas de esta nueva edición?
-La ciudad invitada es Barcelona y reiteramos el espacio Orgullo y Prejuicio. Aunque esto último no es una novedad, porque ya se hizo el año pasado, fue tan exitoso que este año va a tener un espacio mayor. En el se incluyen su propio auditorio y su propia librería. Como algo nuevo agregamos el espacio de Diversidad y Discapacidad, que creo que va ser un espacio distintivo. Por otro lado, Barcelona, convoca no sólo a un público atraído por su literatura, que es una literatura en dos lenguas, sino que tiene una onda especial que atrae de por sí. La noche del sábado 27 disfrutaremos de un recital de Silvia Pérez Cruz, una catalana que canta de maravillas. Luego, el Ministerio de Cultura de la Ciudad va a hacer durante la tarde una actividad a lo largo de la avenida Sarmiento, una maratón de lectura centrada fundamentalmente en María Elena Walsh. Esto es algo nuevo. En ediciones anteriores se venían dedicando días a distintas profesiones. Agregamos ahora a los médicos y va a haber un encuentro internacional de psicoanalistas que va a durar todo el día. Además, habrá también un foro de artes plásticas.
-Los actos culturales convocan tanto como los libros. ¿También habrá muchas propuesta en este sentido?
-Sí, más allá de la venta de libros la Feria tiene aproximadamente 1500 actos culturales. Creo que eso hace que en estos tiempos difíciles sea un lugar para sentirse acogido y tener vivencias positivas. Me gustaría destacar algo que se comenta poco y es que antes de que la Feria se abra al público se realizan las Jornadas Profesionales. Ése es el espacio de la realización de negocios del sector, al que vienen compradores del exterior y nacionales. La Fundación tiene un programa que se llama Librero Amigo a través del cual facilitamos la logística gratuita. El año pasado se despacharon a todo el país 22 toneladas de libros compradas acá durante los tres días de las Jornadas y 7 toneladas al exterior. Los compradores pueden enviar de manera gratuita esos libros a cualquier lugar de la Argentina y del mundo. Es un espacio de capacitación para profesionales jóvenes y también para los ya formados. Entre comparadores, traductores, ilustradores, correctores, diseñadores, etcétera, asisten unas 10.000 personas.
-¿Cuál es la situación de la industria editorial en el país en este momento?
– Muy difícil. La crisis que atraviesa el país nos ha hecho perder desde 2016 hasta ahora la tercera parte del mercado. Es algo tremendo y no es posible recuperar lo perdido en el corto plazo. Este dato lo arroja la Agencia Argentina de ISBN y está en el informe anual del 2018 de la Cámara del Libro. La producción de nuevos ejemplares decayó un 50 por ciento entre 2016 y 2018. Estos números no contienen ninguna subjetividad, es lo que se registra en el ISBN. Este primer trimestre de 2019 respecto del primer trimestre de 2018 está un 12 por ciento más abajo. Esto demuestra que la caída no para y eso nos tiene muy preocupados.
-¿Cómo es estar al frente de la Feria en un momento de crisis como este?
-Cuando presentamos esta edición de la Feria en septiembre del año pasado, tuvimos que hacer un presupuesto. Lo hicimos y luego vino la devaluación. Fue una situación bastante dura y recientemente hubo que cobrar una expensa extraordinaria a los expositores porque si no, los números no daban. De todas maneras, nunca hubo ninguna duda respecto de hacerla o no hacerla. Ninguna duda, en absoluto. Es que la Feria del Libro es un espacio de resistencia total. El tema fue establecer qué podía acotarse, reducirse que no le quitara brillo. En la primera entrevista que di como presidenta de la Fundación me preguntaron, por supuesto, qué iba a pasar con la Feria y yo contesté que probablemente el recorte lo íbamos a hacer en el cóctel de profesionales. El medio tituló que en la Feria no se iba a comer o algo por el estilo. Lo cierto es que el cóctel de profesionales que se hace al terminar la Feria, este año será reemplazado por un pizza party. Hemos hecho otra cantidad de ajustes que el público no va a notar. Nos hicimos muchas preguntas tales como si alfombrábamos el predio o no, porque la alfombra tiene un costo alto. Cuando vimos cómo quedaba de una manera y de la otra, dijimos ¡adelante!, recortaremos en otra cosa. ¿Cómo es organizar la Feria en medio de una crisis? Creo que hay que tener mucha tranquilidad, trabajar codo a codo con los colegas que representan a las instituciones, a la SADE, a los gráficos, a los libreros, a las dos cámaras del libro y ver cuáles son las mejores soluciones. No tengo ninguna duda: la Feria va a tener el brillo de siempre. Además, este es un año electoral y va a haber muchas presentaciones y firmas de libros de políticos y también muchos debates. Por esta razón, este año más que nunca la Feria va a ser una caja de resonancia. Y nos alegramos de que así sea porque eso significa que esa maldita palabra, para mí construida adrede, que es la palabra “grieta” no va tener lugar. Para mí las grietas no existen, se postula su existencia para separar. Puede haber distintas manera de pensar y de opinar, pero no grieta.
–Por tercer año consecutivo la Feria será inaugurada por una mujer. En este caso, se trata de Rita Segato. ¿Cómo se eligen las personalidades de la cultura que dan el discurso inaugural?
-Este año se barajaron muchos nombres. Sin duda ha influido en la elección el protagonismo que tiene en este momento la mujer. Segato tiene un discurso muy interesante porque plantea pluralismos, no la confrontación entre hombres y mujeres. Ella pone el centro en el patriarcado que victimiza tanto a unos como a otros. Rita tiene una convocatoria potente que, al mismo tiempo, plantea un posible lugar de encuentro. La capacidad de la sala ya está saturada. Tuvimos que pedir que quien quisiera participar pidiera invitación porque el espacio no da abasto. De todos modos, vamos a poner pantallas dentro del predio pero fuera de la sala.
-Transmitís una gran tranquilidad, pero también hablaste de la responsabilidad, por lo que supongo que debés tener también mucha ansiedad.
-Sí, yo también debo dar un discurso en el acto inaugural en un momento muy duro para el sector, lo que no podemos obviar. Pero hay una planta profesional en la Fundación muy sólida. Hay un director cultural institucional que es Oche Califa que es el responsable de la programación cultural. Luego hay dos directores, uno comercial y otro administrativo, Luciana Weiss es gerente de Comunicación, Víctor Antoniazzi es gerente de Sistemas y hay todo un plantel de gente muy formada y muy buena. El trabajo de armado de la Feria corre por cuenta de ellos que tienen años y años de experiencia. Una coordina y da ciertas directrices. Respecto de la ansiedad, espero que pase el día del acto inaugural y creo que recién en ese momento me voy a relajar.