El sueño de Diego Simeone no pudo ser. Real Madrid volvió a vencer a Atlético de Madrid en la final de la Champions League y sumó la 11ª Orejona a sus vitrinas. El desenlace de esta historia no tuvo un final romántico. El poderoso de siempre impuso su jerarquía y se quedó con la gloria, mientras los jugadores del Cholo masticaban bronca por duplicado: el sueño de la Champions convertido en pesadilla y la revancha de la final 2014, con los mismos protagonistas, en la nada misma.
El verdugo se repitió. En aquella definición, Sergio Ramos había ahogado el gran grito del Atleti a un minuto del final. Ayer fue el mismo defensor quien abrió las puertas del triunfo. El zaguero aprovechó las dudas del rojiblanco en una pelota parada y puso el 1-0. En el segundo tiempo, el equipo del Cholo revivió y dio vuelta el desarrollo del juego. Pudo empatarlo con un penal que Griezmann estrelló en el travesaño y finalmente lo logró con un gol de Carrasco, tras una buena jugada. De ahí en más, cumpliendo el lema simeonista de que el esfuerzo no se negocia, el conjunto rojiblanco atacó, presionó y pareció que estaba cerca de la victoria, aprovechando el bajón físico que sintió su rival. Pero no pudo liquidarlo en el tiempo reglamentario ni en el alargue. Cuando llegaron los penales, el Real tuvo más puntería: Juanfran falló en el suyo y Cristiano Ronaldo selló el 5-3 y el título.
Zinedine Zidane fue protagonista de las tres últimas Champions ganadas por los Merengues. En 2002, con el 5 en la espalda, clavó un golazo descomunal para vencer a Bayer Leverkusen en la final. En 2014, fue ayudante de campo de Carlo Ancelotti, cuando Sergio Ramos igualó con un cabezazo agónico y Di María, Bale y CR7 desnivelaron en la prórroga. Ayer, en su primera temporada como DT, se dio el lujo de levantar otra Orejona. La leyenda de Zizou en la Casa Blanca se agranda año a año.