El escritor español Javier Marías (1951), cuyas novelas se conocen ampliamente en la Argentina, es el ganador en ese género del Premio de la Crítica de España por su decimoquinta novela Berta Isla (Afaguara), mientras que en la categoría poesía el galardón fue obtenido por el poeta catalán Bagué Quítez por Clima mediterráneo.
Presidido por Ángel Basanta, el jurado que ha fallado el premio ha estado integrado por José Manuel Pozuelo Yvancos, Ángel Luis Prieto de Paula, Araceli Iravedra, José Antonio Ponte, Enrique Turpin y Francisco DÍaz de Castro. José María Pozuelo Yvancos, aseguró que la obra de Marías es una «novela de gran altura en el contexto de la narrativa europea y supone una continuación del arco abierto en Tu rostro mañana, de la que hereda algunos personajes».
El Premio de la Crítica está vigente desde 1956 y distingue a las mejores obras publicadas el año anterior en cualquiera de las lenguas del Estado español: castellano, catalán, gallego y euskera. Tu rostro mañana, obra con la que el jurado comparó a Isla Berta, fue publicada en tres partes, entre 2002 y 2007, y luego editada en un solo volumen de 1328 páginas. Según lo que declaró el autor al Diario El país de España, «así es como debe leerse, porque es una sola novela. Siempre dije que no era una trilogía, sino una misma obra en tres entregas».
Berta Isla fue publicada tres años después de Así empieza lo malo. Está ubicada cronológicamente entre 1969 y 1995. Sus protagonistas son Berta Isla y su marido,Tomás Nevinson, que se convierte en espía. El espionaje tiene el lugar protagónico en la novela mencionada anteriormente en la que un personaje tiene la capacidad de predecir, a través del rostro, posibles actitudes futuras como la traición.
Al escribir Berta Isla le dijo Marías a El País– tuve que repasar Tu rostro mañana, porque en esta última novela rescato personajes de aquel entonces. Son textos de 2002 y de 2007. Y a medida que leía más páginas me iba diciendo: Esto es mejor que esto otro. Por los motivos que fueran iba pensando lo contrario de lo que ahora parece decir el jurado de la Crítica. ¡Yo me veía más bien declinante!
Cuando poco después de la aparición de la novela premiada le preguntaron cuáles eran sus ejes temáticos, contestó: No me toca a mí decirlo. Uno está tuerto respecto a lo que escribe. Supongo que uno de ellos es en el fondo ´la maldición de haber nacido´. (También es una bendición, claro está, o no habría nada.) Como se dice en la novela, en el momento en que está uno en el mundo, es divisable, ya no puede esconderse, y está expuesto a ser utilizado, y a que se le pidan cosas, o se lo obligue a ellas en el peor de los casos. Uno es ya ´un bulto´ que será ´avistado´ por otros, y esos otros se acercarán a ese bulto, probablemente, sobre todo si uno tiene algunas dotes o resulta útil. Y, lamentablemente, nadie es del todo inútil. Hay muchos otros temas, pero sin duda este sobrevuela Berta Isla.
Javier Marías es, además de escritor, un excepcional traductor del inglés. Tenía poco más de 20 años cuando acometió la enorme tarea de traducir el Tristam Shandy de Laurence Sterne. Sin duda, su contacto con la lengua inglesa influyó sobre su prosa, lo que hace que muchos lo consideren el menos español de los escritores españoles. En efecto, su lenguaje literario tiene un acento que no es fácil reconocer como español. Fue también precoz para publicar, ya que tenía 19 años cuando apareció su primera novela.
Marías declara que al momento de sentarse a escribir no hace esquemas ni sabe cuál será el final, sino que se deja llevar a partir de la primera frase y de esa manera va descubriendo la novela. Para él, construir un esquema significaría escribir sin la emoción de lo desconocido. En general sus frases son largas y con una cadencia particular y, a pesar de lo que pueda sugerir el método empleado, la mayor parte de sus novelas son muy extensas, como si a partir de la primera frase, las palabras se derramaran copiosamente. Es de los escritores que prefieren escribir sin red.