A veces, pocos datos sirven para definir a un escritor no solo como tal, sino también como persona. Éste es, precisamente, el caso de Ítalo Calvino, quien durante la Segunda Guerra Mundial desertó del servicio militar para huir junto con su hermano y convertirse en partisano de las brigadas Garibaldi. Defendió con el cuerpo su formación antifascista.
Además, con los pies bien instalados en la realidad, esa palabra cuyo significado cuenta con un consenso enorme aunque quizá sea una de las más equívocas, soñó historias plenas de imaginación levantando, literalmente, esos dos pies tan instalados sobre la realidad para contar una historia en las alturas. Pocas verdades hay tan ciertas como la frase que afirma que no se es de ningún país, sino del país de la infancia.
Su padre y su madre se dedicaron a la botánica y Calvino quien creció entre nombres de plantas en latín escribió uno de los libros más maravillosos relacionado con los árboles: El barón rampante. En él narra la vida del barón Cósimo Piovasco de Rondo, quien cuando apenas estaba saliendo de la infancia, en una reacción de rebeldía contra su familia, un día decidió subir a los árboles y no bajó nunca más. Su vida se desarrolló en las alturas vegetales y desde allí conoció el amor por Violante, la niña a la que miraba hamacarse en su jardín, y experimentó todas emociones que le corresponden a cualquier ser humano.
El barón rampante junto al Vizconde demediado y El caballero inexistente forman la famosa Trilogía de los antepasados que se hizo conocida en todo el mundo.
También fue fundador de ciudades que solo existieron en su imaginación, pero que todo el mundo puede visitar con solo leer Las ciudades invisibles, todas ellas con nombre de mujer. Un maravilloso libro para viajeros fervientes capaces de recorrer ciudades sin salir de su habitaciones. Turistas sacaselfies, abstenerse. No es un libro apto para quienes son partidarios de los recorridos previsibles, los hoteles de muchas estrellas o el all inclusive.
Tal capacidad imaginativa tuvo Calvino que también imaginó una novela que no comienza nunca, Si una noche de invierno un viajero… En ella apela al lector usando, obviamente, la segunda persona, por cierto bastante escasa en la narrativa y, además, lo convierte en protagonista.
Éste es su atrapante comienzo en el que interpela a la lector: “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: “¡No, no quiero ver la televisión!” Alza la voz, si no te oyen: “¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!» Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: “¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!» O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.”
Una vez atrapado el lector en la lectura, sucesivos errores de edición lo llevarán a leer diez novelas distintas. Una novela que no solo habla del placer de leer historias, sino también de la participación que el lector tiene en ellas al pasar el texto por su propia subjetividad, es decir, al convertirse también él en autor de lo que lee.
Si alguna receta tenía Calvino para escribir, era no tener receta alguna. Tenía acostumbrados a sus lectores a sorprenderse con cada nuevo libro.
Además de ser autor de novelas maravillosas como las ya citadas y El sendero de los nidos de araña, La nube de smog, La especualación inmobiliaria, La jornada de un interventor electoral, El castillo de los senderos cruzados y Palomar, ha sido también autor de diversos libros de cuentos, entre ellos, Por último, el cuervo; El camino de San Giovani, Las Cosmicómicas, Tiempo Cero y Los amores difíciles, entre otros.
Ha sido, además, un notable ensayista. Baste citar Por qué leer a los clásicos, Seis propuestas para el próximo milenio y Colección de arena, un libro excepcional sobre exposiciones europeas que se lee con la misma actitud que un texto de ficción, tan maravilloso es lo que es capaz de generar su mirada sobre los objetos. Para quien le interese la clasificación genérica, cabe aclarar que Las ciudades invisibles puede ser considerado también un libro de cuentos con un mismo tema aunque, se lo considere en el género que se lo considere, seguirá siendo un libro deslumbrante.
Homenajes a Ítalo Calvino
Sin duda, Ítalo Calvino fue uno de los autores más importantes y más originales del siglo XX.
Por esta razón, entre los homenajes que se realizaran para celebrar el centenario de su nacimiento, figura el de editorial Siruela, que lanzará una edición conmemorativa de su trilogía “Nuestros Antepasados” y rediseñará la Colección Biblioteca Calvino. “Hemos querido actualizar –señaló la editorial- la estética de sus obras en consonancia al mundo del propio Calvino, entre la fantasía y la historia, y hemos tomado como inspiración un antiguo alfabeto del siglo XVI. Nuevas cubiertas para acercar a las nuevas generaciones al más importante de los autores italianos del siglo XX”.
El municipio de Castiglioni della Pescaia le concederá la ciudadanía honorífica póstuma. Además, habrá encuentros, representaciones teatrales, exposiciones en las que se develarán aspectos aún desconocidos del escritor, según declaró la alcaldesa del lugar. El pinar de Castiglioni fue un espacio inspirador para Calvino por lo que “se realizarán tres reuniones mensuales fijas en la biblioteca dedicada a él para presentar sus novelas y cuentos de hadas italianos a través de representaciones teatrales. Junto a estas citas, cada mes habrá actos en los que también participarán los protagonistas de la programación turística de Castiglione como el festival de jazz Gato gris. los lugares del tiempo y la música del mar”.
El especial Robinson del diario La Repubblica ya ha comenzado a publicar algunas cartas inéditas, enviadas entre 1962 y 1963 a su esposa.
La ciudad de San Remo, de donde era oriundo su padre, fue el lugar en que el escritor cursó el colegio secundario hasta que se trasladó a Turin para ingresar a la Universidad. Más tarde viviría unos años en Roma y luego se instalaría en París durante 13 años y regresaría a Italia. Según el mismo escritor lo declaró, San Remo seguía apareciendo en sus libros de las más diferente formas.
Por esta razón, en su homenaje, esta ciudad propone un itinerario que se realizará con un mapa para buscar el árbol que dio origen a El barón rampante, el sendero de los nidos de araña que dio origen al libro homónimo y otros elementos que aparecen en sus creaciones literarias.
Por su parte, El Palindromo publicará un volumen que incluirá ese mapa de la búsqueda de referencia, la historia literaria de la ciudad y la forma en que ésta aparece en la obra del escritor.
El productor Lorenzo Mieli, además, adquirió los derechos de El barón rampante para la adaptación televisiva de esta novela.
Al cumplirse 80 años del nacimiento del escritor, Oscar Mondadori había publicado un volumen, el Álbum Calvino, que contenía una biografía intelectual fundada esencialmente en los propios escritos de Calvino, en gran parte inéditos, dispersos o poco conocidos, entre ellos cartas, entrevistas, testimonios e imágenes provenientes del archivo privado de la familia. Este año, al Álbum se agregará un texto inédito. Se reeditará, además, el libro de entrevistas Nací en América (1951-1985).
Por su parte, en Cuba, lugar de nacimiento del escritor, se anunció que “La Asociación de Escritores de la UNEAC, la Asociación Recreativa y Cultural Italiana (ARCI), la Revista Unión y el Grupo Fundacional Ítalo Calvino, convocan al Premio de Novela Ítalo Calvino 2023 en homenaje al centenario del insigne escritor italiano, nacido en Santiago de Las Vegas (1923), con el propósito de estimular obras del género con alta calidad estética y contenido humanista.”
Todo un año dedicado a Calvino constituye, en parte, una retribución a un escritor que ofreció a tantos lectores de todo el mundo muchas horas de felicidad y la posibilidad de escapar de la prisión de la realidad a mundos fantásticos creados sólo con palabras.