Bajo la dirección de Maricel Cioce y desafiando la crisis que afronta el sector editorial y cada uno de los puntos que conforman su cadena, acaba de abrir sus puertas Infancias Salvajes, la primera librería totalmente virtual especializada en literatura infantil y juvenil. Su foco está puesto, sobre todo, en autores y editoriales de las diferentes provincias que suelen tener menos posibilidades de difusión.

Tiempo Argentino dialogó con su titular quien contó los alcances de este proyecto federal que busca difundir la buena literatura argentina destinada a chicos y jóvenes.

-Infancias Salvajes es una librería totalmente virtual. ¿Cómo surge la idea de abrir una librería con estas características?

-Sí, es una librería totalmente virtual, puertas adentro, que tiene envíos a todo el país. Surgió del deseo de poner el foco en un proyecto federal. Trabajamos, sobre todo, con editoriales independientes y universitarias que llegan poco a Buenos Aires. La idea que le dio origen es visibilizar, acompañar a editores y escritores que editan y escriben en las  provincias. Quienes integramos este proyecto nos dimos cuenta de que hay muchísimo material, libros muy diversos que circulan poco en Buenos Aires y en su feria más conocida. Infancias Salvajes pone en foco la producción de las provincias. Cuando uno recorre librerías aquí no encuentra ese material o, por lo menos, no lo encuentra en un lugar bien visible. Por eso nuestro proyecto se llama Infancias Salvajes. Literatura federal para niños y no tan niños. Abrimos este mes. Por el momento estoy yo al frente, pero en el corto plazo se va a integrar otra persona al proyecto.

-¿Dónde tiene su espacio físico?

-En Buenos Aires. El fondo editorial está distribuido en dos lugares diferentes, en los barrios de Caballito y de Palermo, que  son los dos puntos de retiro de los materiales que luego se envían a todo el país. Las redes sociales comenzaron a funcionar como una ventana para dar a conocer el proyecto. Tenemos diferentes secciones. Hace poco inauguramos Ronda de Lecturas, donde son los pequeños lectores  los que leen un fragmento  seleccionado de un determinado libro y lo recomiendan.

Llama la atención que surja una librería con alcance federal en momentos muy críticos para la industria editorial en su conjunto.

-Sí, surgió contra viento y marea, a contra corriente, por el deseo que teníamos la compañera que se incorporará próximamente y yo de difundir libros. Nos conocimos en una clínica de escritura, ambas escribimos y amamos los libros desde siempre. Si bien la literatura infantil en la Argentina ya tiene  un espacio propio que se generó sobre todo en las últimas décadas, a veces todavía es mal considerada como una literatura menor. Nuestro objetivo es romper con ese sentido común y dar a conocer a sus autores. Muchos de ellos, aunque tengan una trayectoria, son desconocidos más allá del lugar en el que escriben.  

-¿Cómo está integrado el catálogo?

-Está organizado de acuerdo con los tres vientos locales más importantes, Zonda, Sudestada y Pampero con la idea de que son los vientos los que van trayendo los libros desde las distintas provincias. Si se ingresa a nuestra página, se puede ver esta organización del catálogo. Quien ingrese a Pampero, por ejemplo, se va a encontrar con libros escritos y producidos por autores de Córdoba, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y así con cada viento. Nos interesa focalizar en que el proyecto es federal. Nuestra intención es que  chicos y jóvenes sepan que en toda la Argentina hay una gran producción literaria infantil y juvenil y que empiecen a incorporarla.

-¿Aunque la editorial es muy reciente ya pueden evaluar alguna reacción ante su propuesta?

-Sí. Aunque todavía no los hemos publicado, ya comenzaron a llegarnos materiales. Ronda de lectura se lanzó la semana pasada y los pequeños lectores ya empezaron a mandarnos fragmentos  seleccionados. Muy lentamente comienza a generarse una pequeña comunidad y eso nos produce mucha alegría, mucha emoción.  En un momento complicado,  creemos que ya es mucho que esto esté funcionando.

-¿Cómo realizan la distribución de libros que tienen que recorrer muchos kilómetros?

-Hacemos envíos a todo el país. Ayer, por ejemplo, hicimos un envío a Tierra del Fuego de libros de escritores santafesinos que allí no se consiguen.  La virtualidad acompaña a este proyecto federal porque permite generar vinculaciones entre escritores, editores y lectores de todas las provincias. Nos interesa que Infancias Salvajes sea una librería, pero también un espacio para vincularse. Los envíos los hacemos a través del Correo Argentino y tienen un precio fijo de 350 pesos cualquiera sea el destino. A veces ganamos y otras perdemos, pero tratamos de mantener el equilibro. Quizá el precio sea caro si se compra un solo libro, pero si se compran varios, se amortiza. Si los libros suman más de 3.500 pesos, el envío es gratis.

-¿Los envíos están dirigidos a librerías o a lectores particulares?

-A lectores particulares, no funcionamos como una distribuidora.

Creo que no solo desconocemos a autores que no son los que están en los primeros puestos de los rankings de venta, sino que conocemos más autores europeos que latinoamericanos.

-Sí, y esto, me parece, se da sobre todo en la literatura infantil y juvenil. Conocemos a autores de larga trayectoria como Elsa Bornemann, Laura Devetach, María Elena Walsh. Pero hay otros que también hace muchos años que escriben y no se conocen. Esto responde a la propia lógica del mercado editorial. Nosotros funcionamos de otra forma. Por ejemplo, entre los fragmentos que nos llegaron para Ronda de Lecturas, nos llegó uno de una escritora que nació en Gualeguaichú, Nerea Liebre, que se llama Un día libre. Esta autora publicó una novela juvenil, Ciudad Paraíso, cuya pregunta disparadora es qué pasa después de la muerte y la verdad es que tuvimos muy buena salida con esa novela. Olivia, de 11 años, nos mandó la lectura de un fragmento de este libro y lo recomendó. Esta escritora publica en la editorial Entre Ríos, que es una editorial chica, independiente. A nosotros nos interesa ese tipo de circulación.

-¿Con qué otras editoriales trabajan?

-Con muchas. Trabajamos, por ejemplo, con la editorial Bambalí, de Mendoza, que publicó Un mar para Emilia, de Liliana Bodoc. También publicó al escritor mendocino Javier Sevilla, del que tenemos Mi planta carnívora. Trabajamos con editoriales de Salta. Una editorial de esa provincia publicó a una escritora que también es tallerista, Silvia Katz, y forma parte de un movimiento que se llama Allá Ellas y está integrado por ella y otras tres escritoras salteñas que dan talleres para niñes. De ella tenemos  Rousmeri que es un libro mudo cuya historia está contada a través de las ilustraciones.  Nos interesa la diversidad de libros: novelas gráficas, historietas, libros-álbum, libros en que predomina la imagen y libros con textos más largos. Otra editorial con la que trabajamos es Mágicas Naranjas, de Lanús, que edita mucha poesía para niñes y publica autores que no son tan conocidos en la literatura infantil, como el sanjuanino Jorge Leónidas Escudero. De él tenemos un poema bellísimo que es La transmutación del oro. Me parece importante decir que tenemos  un libro en Braille, El mar y las caracolas, con ilustraciones en relieve. El arte de ese libro pertenece a Hernán Soriano. Trabajamos, además, con una editorial cooperativa, Muchas Nueces,  que tiene muchos libros sobre identidad de género y diversidad. Hay una editorial rosarina que se llama Libros Silvestres y cuyo catálogo está en nuestra librería y que está formado por escritores sobre todo de Rosario. Queremos que el catálogo sea diverso en todo sentido, en cuanto a precios y  tipos de libros y que apunte a lo federal.

-¿Cuál es el rango de precios de los libros con que trabajan?

-Tenemos libros desde 350 pesos a 2000. Hay un amplio abanico de posibilidades para elegir.

-También apuntan a la inclusión. 

-Sí, nuestra idea es incorporar cada vez más libros que apunten a la accesibilidad. Trabajamos mucho y todo lo hacemos a pulmón.

Tienda virtual: www.infanciassaalvajes.com

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